Desde el 12 de noviembre, Manuel de Echave Krutwig solo desea que la página de Facebook que ha creado sobre su tío, el académico de Euskaltzaindia Federico Krutwig, consiga muchos likes para que le nombren una calle en Bilbao. “Lo he hecho mediante Facebook, porque una calle se puede proponer yendo al ayuntamiento, pero si se hace con un respaldo popular, la petición tiene mucha más fuerza”, explica De Echave. Asimismo, le gustaría que la calle fuese de las más transitadas de la ciudad, que recordase su figura y su labor por la cultura vasca “tanto a quienes vivimos aquí como aquellos que la visitan”. Añade que eligió Bilbao “por ser el lugar que eligió mi tío para vivir más tiempo en su regreso a España”.
Según apunta De Echave, esta propuesta surgió de sus allegados de Euskaltzaindia y Jakintza Baitha en los actos que se realizaron tras su fallecimiento. Sin embargo, nadie volvió a retomar la idea hasta que Facebook apareció en su vida: “Cuando empecé a coger soltura en su manejo, no lo dudé”, afirma el doctor.
De Echave quiere, mediante este proyecto, visibilizar la labor a favor de la cultura vasca que impulsó su tío: “Krutwig tuvo una etapa en su vida joven que tanteó la política, y una vida completa dedicada a la cultura; a la recuperación de la lengua vasca, a la del griego clásico, incluso a la cibernética en los primeros años de los 80, cuando prácticamente nadie sabía nada al respecto”, cuenta de manera detallada. No obstante, lamenta que se le recuerda más por su “corto periodo político” que por su larga trayectoria cultural, “que como él mismo dijo, fue una etapa de su vida de la que pasó página”. De Echave no cree que “la sombra de haber elaborado informes para la V Asamblea de ETA”, vaya a frenar la votación de la propuesta: “Creo que nadie puede manchar su imagen con la organización terrorista”.
Recorrido fructífero Según cuenta su sobrino, Krutwig tenía una capacidad “fuera de serie” para el aprendizaje de idiomas: “Cuando yo era pequeño me decían que hablaba 18 lenguas y tenía una capacidad de aprendizaje que le permitió obtener la carrera universitaria en un solo año”, recuerda. Añade que fue él quien reordenó Euskaltzaindia y reactivó el euskera. “Le dio otro enfoque menos purista y más urbano y empezó con la tarea de unificación del euskera escrito. Él era más partidario de utilizar el labortano clásico, por su mayor tradición literaria, pero respetó y siguió la línea del batua”, explica.
Al empezar a pedir votantes, se dio cuenta de que eran pocos los jóvenes que habían oído hablar de su etapa cultural, así que decidió publicar archivos que plasmasen el trabajo de su tío. No cree que se haya invisibilizado su trabajo, pero piensa que “al no hacerse en el momento de su fallecimiento, se ha roto la cadena generacional en la transmisión de su figura”, afirma. “Trato de hacer ver que tras Vasconia, que para desgracia de mi tío es lo único que mucha gente conoce, vinieron publicaciones que se deberían conocer porque no solo publicó libros, también muchos artículos en prensa”, aclara.
Entre los libros escritos por Krutwig, su sobrino destaca La nueva Vasconia (1979), Ekhaitza (1980) y Computer shock Vasconia, año 2001 (1984), “su obra cumbre”. - U.R.