Música reggae para ambientar porque Coro González cree además "que va con la historia", es decir, con la historia del surf en general y de Pukas Surf Eskola en particular.
Cuando Pukas abrió sus tiendas de Zarautz y Donostia hace casi 30 años comenzó a impartir clases desde ellas en la donostiarra playa de la Zurriola. Entonces la práctica del surf era toda una novedad, aunque en la bahía de la Concha caló más al principio el windsurf que tuvo como primer practicante a Juan Mari Arzak.
"Tenemos playas de arena, lo que es muy bueno para aprender porque no hay riesgo de rocas y cuando el surfista se cae lo va a hacer siempre sobre la arena. En Canarias hay mucha roca volcánica y en Hawai coral. Aquí tenemos una playa con arena en la misma ciudad y además con olas, las mejores del Estado. Contamos con un polideportivo natural gratuito al igual que en toda la costa cantábrica y en el sur francés".
En la playa de la Zurriola se encuentran tres escuelas de surf oficiales y cada verano resulta "terrible". Hay gente que viene desde Suiza con sus furgonetas o autobús y las tablas, se meten en la playa, dan el cursillo y se van. Y no hay una regulación por parte del Ayuntamiento. "Desde nuestra escuela pensamos que hay que tener un poco de ética para no saturar la playa de la Zurriola más de lo que ya está", señala Coro González.
Pukas lleva grupos reducidos: hasta siete años, hay dos niños por monitor; entre ocho y diez años, cuatro niños por monitor, y a partir de once años, seis surfistas por monitor. "Fue la primera escuela que surgió en Donostia; en 1980 desde tienda de Ramón Mº Lilí y en 1996 en el barrio de Sagüés, donde se ubica ahora el club de surf de la ciudad, el Groseko Indarra".
Una de las primeras cuestiones que se enseña a los niños es a controlar las corrientes, las mareas, los vientos... toda una metodología. Hay que empezar por conocer la playa, cómo hay que entrar al agua y cómo estar en ella respetando a los otros surfistas.
En verano se organizan unos cursos básicos de cinco días, una hora de lunes a viernes. No se pretende que con ello se pueda aprender a hacer surf; es una toma de contacto con este deporte que Coro González califica de "muy independiente". En estos cinco días se cogen los conceptos básicos y luego es cuestión de meter horas cogiendo olas.
Antes en invierno se cerraba la escuela, pero con un mayor número de adeptos y todo lo que ha ido evolucionando el material, el traje de neopreno y otros complementos, es posible practicarlo a lo largo de todo el año. "La apuesta que hemos hecho para el invierno es la de promocionar cursillos durante esa época y dar otra opción a la ciudad con deportes acuáticos. Hemos peleado y hemos hecho propuestas para entrar en colegios con el surf como deporte escolar, pero todavía está complicado; apuestan por el fútbol, el baloncesto ... Hay niños que a partir de los catorce años no quieren seguir con el fútbol y esta opción es muy atractiva para ellos".
En invierno los cursos son los fines de semana, porque los días son muy cortos y duran hora y media cada día. También hay varios grupos de entrenamiento que lo van haciendo todo el año, con el objetivo de mejorar o prepararse para competir. Incluso se forman grupos que celebran alguna despedida de soltero o quienes participan en algún congreso del Kursaal. A partir de cierta edad es más duro. "Hay que estar muy en forma, ser muy habilidoso o haber hecho otros deportes de deslizamiento como el esquí.
Pero han surgido otras versiones como el long board, que se practica con tablas más grandes para coger olas más pequeñitas; o lo último que ha venido de California el sup -stand up paddl- en plan travesía con tablas de más de dos metros y acompañadas de un remo para andar sin olas, una variante que ya se empezó a ver en Donostia el año pasado". Esto lo puede hacer cualquiera; se va de pie y es cuestión de guardar el equilibrio, por lo que resulta un excelente ejercicio de piernas. En Getaria ya se abrió el año pasado la primera escuela de sup Pukas que también ofrece alquiler de este material y cursos de ocean Pilates".