El hombre acusado de agredir sexualmente a su hija de 14 años en los momentos que pasaba en su domicilio durante el régimen de visitas decretado tras el divorcio de la madre de la niña ha reconocido este miércoles los hechos, tras lo que la fiscal ha rebajado su petición de condena hasta los nueve años de prisión.

Inicialmente, tanto el Ministerio Público como la acusación particular que ejerce la víctima reclamaban doce años de cárcel para este hombre como autor de un delito continuado de agresión sexual sobre una menor de edad con prevalimiento de una relación de parentesco, aunque han accedido a aplicarle una atenuante de reconocimiento de los hechos para disminuir en tres años ambas solicitudes de condena.

Durante el juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, las acusaciones han pedido asimismo que el hombre permanezca cinco años en libertad vigilada, que sea privado durante ocho años del ejercicio de la patria potestad y que sea inhabilitado 22 años para cualquier profesión o actividad que conlleve "contacto regular y directo" con menores de edad.

Finalmente, han pedido que compense a su hija con 40.000 euros por los daños morales sufridos. Los hechos enjuiciados tuvieron lugar a lo largo del año 2013, durante los fines de semana alternos en los que la adolescente pernoctaba en el domicilio de su progenitor, las visitas intersemanales o las vacaciones estivales.

Un contexto en el que, según recoge el escrito de acusación provisional de la Fiscalía, al que ha tenido acceso EFE, la chica fue víctima de distintos tocamientos y prácticas de índole sexual por parte de su padre, quien durante la vista tan sólo ha respondido a las preguntas de su abogada para reconocer los hechos que se le imputan.

Seguidamente, han tenido lugar las declaraciones a puerta cerrada de la víctima y de una testigo, tras lo que una psicóloga que atendió a la perjudicada ha asegurado que los hechos que ésta relata "son creíbles". Tras las conclusiones y los informes de las partes ante el tribunal, el acusado ha rechazado ejercer su derecho a la última palabra, con lo que el juicio ha quedado visto para sentencia.