Desde este martes el tráfico en el viaducto en la GI-20 a su paso por Donostia y en el punto kilométrico 444 de la N-I en Andoain está limitado como consecuencia del inicio de los trabajos de rehabilitación de ambas infraestructuras. La colocación del bypass y la circulación en un único carril ha llevado a retenciones momentáneas que han llegado hasta los dos kilómetros en la N-I en sentido Irun. A pesar de que en ambas infraestructuras el paso de tráfico pesado mayor de 3,5 toneladas ha quedado prohibido, el paso de camiones durante la jornada ha sido una constante.

El primer día de rehabilitación en varios puntos de la variante y de la N-I ha estado marcado por la colocación de las diferentes casetas de obra y la señalización de los bypass. Según ha explicado el Departamento de Infraestructuras Viarias de la Diputación, los trabajos se han centrado en el acondicionamiento de la zona y en el inicio del relleno de tierra para conformar las península en la que se colocarán los futuros pilares de acero.

En el barrio donostiarra de Loiola estos trabajos se han iniciado en la ladera del túnel de la GI-20. Asimismo, se ha procedido a cambiar de zona el embarcadero de Ur kirolak, hasta ahora situado bajo la carretera, y se ha cortado el paso en el bidegorri y en el paso peatonal que discurre junto al río Urumea. En el viaducto de la N-I, por su parte, el bypass se ha colocado entre los puntos kilométricos 443 y 446 que unen Andoain y Villabona para poder proceder al levantamiento del asfalto y a la rehabilitación del tablero y de sus apoyos. 

Estos dos trabajos se llevarán a cabo sin que sea necesario interrumpir la circulación de los vehículos ligeros. Los pesados –mayores de 3,5 toneladas o más de 4 metros de ancho–, no obstante, sí que tienen prohibido el acceso, algo que, sin embargo, no se ha cumplido durante la primera de las jornadas, en la que ha sido habitual ver camiones y tráileres circular por ambas carreteras.

Esta situación ha llevado a que se dieran retenciones momentáneas durante buena parte del día que han llegado a alcanzar los dos kilómetros en Andoain en sentido Irun –un kilómetro en dirección a Madrid–.

Debido a “cuestiones de la propia seguridad de la obra”, tal y como explicaron fuentes del departamento de Infraestructuras Viarias, el paso de vehículos de mayor tamaño está prohibido en la GI-20 y únicamente está abierto entre las 22.00 y las 8.00 horas en la N-I. En la variante, de hecho, varias líneas de Lurraldebus se han visto en la obligación de cambiar su recorrido para llegar al Antiguo, Riberas, Amara y Hospitales.

La red viaria a revisión

Estas dos rehabilitaciones suponen el inicio de la restitución de las carreteras del territorio más deterioradas. Muchas de ellas, como las de la variante y la N-I, se construyeron en los años 70, por lo que han estado sometidas a un progresivo deterioro a causa del gran volumen de tráfico.

El tramo de la GI-20 sobre el río Urumea requiere de una restauración integral, ya que el paso de los vehículos y la erosión del agua han provocado importantes afecciones. Para apuntalar los 111 metros del tramo se construirán dos estructuras de apeo mediante postes metálicos en tierra y otras dos en el agua, que se conformarán a través de penínsulas de tierra.

En total, las obras en este punto se prolongarán durante seis meses y tendrán un presupuesto de 4,8 millones de euros.

En Andoain, a su vez, la rehabilitación se lleva a cabo sobre un puente construido en 1976 que se ha convertido en uno de los puntos con mayor tráfico pesado y especial de Gipuzkoa. Por este motivo, es necesario sanear toda la estructura a lo largo de los próximos cuatro meses con un coste de 1,6 millones de euros.