Pocas veces la música ha tenido tanto protagonismo en el adiós a un deportista como en la retirada de Iker Izeta tras 18 años defendiendo los colores del Sanlo. No solo ha sido un jugador de referencia en el balonmano de Elgoibar, sino que su figura está unida también a la txaranga Mauxitxa, en la que toca la trompeta. Esto hizo que la txaranga le quisiera acompañar en el día de su despedida de los aficionados de Elgoibar, lo que dio lugar a que Olaizaga pareciera, por momentos, la calle Errosario en el día del Txiki.
A falta de una jornada para el final de la Liga y con el equipo descendido, el Alcorta Forging Group se midió al líder, el CB Romo. A pesar de no tener nada en juego, los elgoibartarras saltaron a la cancha dispuestos despedirse de sus aficionados con un buen partido y lo lograron. Mantuvieron a raya poderoso conjunto vizcaíno, llegando a colocarse por delante en el marcador en varias ocasiones, pero el potencial del CB Romo, un equipo hecho a base de talonario, terminó por imponerse (23-28).
Antes del partido Izeta recibió el homenaje del club y de sus compañeros, que le hicieron entrega de varios detalles. Su padre, Mikel Izeta, le impuso una txapela antes de fundirse ambos en un emocionado abrazo y, a continuación, fue Iker el que le colocó otra txapela a su padre, un hombre muy ligado al balonmano elgoibartarra y alma mater del Sanlo durante muchos años.
Estos prolegómenos dieron paso a un partido muy especial para Izeta. En el tiempo que estuvo sobre la cancha marcó un gol, pero lo que no imaginaba es que el colegiado le mostraría la tarjeta roja por una infracción al cortar un saque del centro del campo del equipo rival estando en el círculo central, con el lógico disgusto de jugador y aficionados.
Pese a todo, le dio la vuelta al enfado y pudo disfrutar del fin de fiesta con Mauxitxa al final del partido. Con Izeta como solista, interpretaron tres piezas clásicas del Txiki. Sus compañeros de equipo también se sumaron a la celebración, saltando al ritmo de la música y manteando a su compañero, con serio riesgo para su integridad y la de trompeta que tan magistralmente tocó en su último partido como jugador en Olaizaga.