Zumarraga – Los jubilados y pensionistas de Zumarraga y alrededores están de enhorabuena: la peluquera zumarragarra Marijo García ha dejado la peluquería MJ de Donostia y ha cogido la del hogar del jubilado Gure-Txoko de Zumarraga.

García aprendió el oficio en Bergara. Después, hizo prácticas en varias peluquerías de Donostia. “Un verano hice prácticas en la peluquería de Jose, en la calle Elkano, y me quedé allí a trabajar. Cuando Jose dejó la peluquería, la cogió su empleada Maite. Cuando Maite se retiró, hace 12 años, la cogí yo. Le cambié el nombre: le puse MJ porque mi nombre es Marijo. Además, son las iniciales de Maite y de Jose. He trabajado durante 36 años en esa peluquería”.

Estaba muy a gusto en Donostia, pero ha decidido volver al pueblo. “Cuando supe que buscaban peluquera para el hogar del jubilado, pensé que quizá era el momento de volver a casa, pues hace 36 años estuve a punto de trabajar aquí. Entonces también buscaban peluquera y mi madre me inscribió. Me cogieron, pero no me quedé. Para entonces trabajaba en Donostia y una chica de 20 años prefiere trabajar en Donostia”.

Al final, se cumplirá el deseo de su madre. “Cuando vi el anuncio, me acordé de mi madre. ¡Quiere que vuelva a casa!, pensé. Y aquí estoy. En Donostia estaba muy a gusto, pero he ganado en calidad de vida. Llevaba muchos años yendo a Donostia a diario y estaba cansada”.

Se le ha hecho duro despedirse de sus clientas de la capital. “Me ha dado mucha pena, claro, pues tenía clientas maravillosas. Pero aquí también estoy muy contenta. No esperaba que el hogar del jubilado fuese un sitio tan alegre. La gente es muy dinámica. Tienen talleres de yoga, inglés, euskera, memoria, danza...”.

Considera que no hay mucha diferencia entre las clientas de Donostia y las de Zumarraga. “A la peluquería de Donostia también iban, sobre todo, mujeres mayores. En el centro de Donostia vive mucha gente mayor y, además, las mujeres de más de 60 años son las que van todas las semanas a la peluquería”.

Se puede pensar que las donostiarras son más modernas que las zumarragarras, pero no es así. “Creo que en Donostia son más clásicas. Como ya he dicho, las mujeres que vienen al hogar del jubilado de Zumarraga son muy activas. Tienen las cosas claras, pero se dejan aconsejar. Les digo que les voy a quitar cinco años y me piden que les quite diez. Tenemos muy buen ambiente”.