La pandemia ha derribado el estigma a la hora de pedir ayuda psicológica y la universidad se ha convertido en un fiel reflejo de lo que ocurre a pie de calle. Un total de 157 estudiantes del campus de Gipuzkoa de la UPV/EHU fueron atendidos por el servicio psicológico el curso pasado. La preocupación entre el alumnado no cesa. El número de consultas se ha incrementado un 25% durante este curso desde el regreso a las aulas tras el verano.

Así lo ha confirmado a este periódico este lunes Patricia Insúa, directora del Servicio de Atención Psicológica de la Universidad del País Vasco. A falta de cerrar el primer cuatrimestre, todo parece indicar que el número de estudiantes atendidos con sintomatología compatible con un trastorno mental seguirá creciendo en los tres campus de la universidad, como viene ocurriendo en el conjunto de la sociedad.

Las secuelas del confinamiento siguen aflorando. El aislamiento y la suspensión de las relaciones sociales con iguales limitó la maduración de la personalidad de muchos de los estudiantes que están piden ahora ayuda. También llegó la incertidumbre sobre el futuro, y la angustia por el covid.

Todo ello está detrás de los cuadros más comunes que presentan: ansiedad, estrés y problemas de adaptación, así como trastornos de alimentación. Por estas fechas, el año pasado eran 89 estudiantes llamando a las puertas del servicio. Por el momento son ya 112 alumnos este comienzo de curso, a la espera de la fotografía final que ofrezca el cierre del primer cuatrimestre. "Este aumento de las consultas se corresponde con el que también se está viendo en otras universidades, en los recursos de salud pública y en las consultas privadas", asegura la responsable del Servicio de Psicología Aplicada (SPA).

Lanza un claro mensaje."La salud mental no puede ser para quien se la pueda pagar, es un derecho de todos y todas". Desde la comunidad universitaria piden aumentar el número de plazas de Psicólogo Interno Residente (PIR). También un cambio legislativo para que "los y las psicólogos generales sanitarios -graduados con Máster en Psicología General Sanitaria, profesionales con seis años de educación específica- puedan trabajar en la Atención Primaria de salud.

SUELDOS "MISERABLES"

El servicio de la universidad atendió el curso pasado a 453 estudiantes en la CAV, el 34% de ellos en Gipuzkoa. El 84% de los demandantes son alumnos de Grado, con una edad media de 22 años. Los últimos datos indican que se ha duplicado el número de atenciones entre el alumnado de post-grado. "Los problemas estaban ahí latentes pero con la crisis sanitaria se ha desestigmatizado el pedir ayuda, y eso es bueno", indica la responsable del Servicio de Atención Psicológica de la UPV.

Sostiene la profesora de la Facultad de Psicología que sin pandemia era más fácil mirar hacia otro lado, pero los motivos para el malestar del alumnado han seguido ahí. Siguen siendo los mismos a la era previa a la crisis sanitaria: falta de expectativas de futuro, "sueldos miserables", imposibilidad de emancipación o no contar con garantías de empleo a pesar de los estudios universitarios. "Sabemos que a los tres años, los universitarios tienen más empleo encajado que los no universitarios, pero esta generación vive en la inmediatez. Por tanto, que en lo inmediato aparezcan dificultades les hace sentir que estas dificultades siempre van a estar ahí. Les muestra sus deficitarios recursos internos para gestionar la incertidumbre y la frustración", apunta la profesora de la Facultad de Psicología.

El 40% de las personas atendidas presenta una sintomatología compatible con trastorno mental. Tres de cada diez (28,3%) presentan reacciones a estrés grave y trastornos de adaptación, el 21,7% ansiedad y casi el 20% episodios depresivos.

La responsable del servicio pone el acento en la importancia de actuar cuanto antes. De hecho, el 60% de las consultas son de estudiantes que presentan problemas que influyen en su estado de salud pero sin haber desarrollado una patología propiamente dicha. "Vale la pena el esfuerzo porque con unas seis sesiones son jóvenes que salen adelante", apunta Insúa.

SERVICIO ABIERTO

El servicio está abierto al alumnado universitario que lo solicite. La asistencia psicológica consiste en un máximo de ocho a diez sesiones que incluyen una valoración y primera impresión diagnóstica, información sobre la misma, orientación, apoyo, consejo y derivación en su caso.

Se ofrecen dos talleres de prevención. Uno de ellos aborda cuestiones sobre "deseo, erotismo y buenos tratos". El curso pasado se admitió a 120 estudiantes pero solo completó las seis sesiones la mitad de los inscritos. Otro tanto ocurrió con el de "gestión del estrés", que solo acabaron 90 de las 210 personas atendidas.

Datos que revelan "la falta de compromiso y adherencia del alumnado" a los propios programas que demanda, según observan desde la universidad. "Hay cuestiones educativas de base que no están funcionando y que no tienen que ver con la pandemia", advierte la directora del programa. Entre ellas, apunta a la asunción de responsabilidades, la solidaridad, la proactividad o participación.

Desde la UPV lanzan una reflexión. Por una parte, hay una demanda permanente de actividades, "pero cuando se concretan" no cuentan con el seguimiento del alumnado, "aunque saben que han ocupado el lugar de otra persona que quizás lo necesitaba más".

Con todo, el servicio de atención cree que es fundamental "ayudarles en el desarrollo de estrategias de afrontamiento adaptativas frente a la incertidumbre y la gestión de la frustración. Apoyarles y ayudarles en el tránsito universitario es invertir en nuestra ciudadanía. Siempre digo que formamos ciudadanos y ciudadanas, a las futuras profesionales de este país. Nunca es gasto la salud mental. Siempre es inversión. Y la UPV/EHU apuesta por esta atención a su alumnado desde hace años".