63.313 Biztanle

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Eskualdeko herri nagusia Arrasate da, 22.082 biztanlerekin, eta ondoren datoz Bergara (15.036), Oñati (11.468), Aretxabaleta (7.080), Eskoriatza (4.103), Antzuola (2.179), Elgeta (1.131) eta Leintz Gatzaga (234).

ás de un año plagado de incertidumbres, de hacer números, de explorar nuevas fórmulas para seguir con los ensayos... De continuas adaptaciones; de espera. Quince meses después de que la pandemia pusiera el mundo patas arriba, la luz comienza a verse al final del túnel. También en Debagoiena. “No ha habido un único escenario, sino muchos y eso ha hecho que el cliente y el hostelero no hayan tenido claro cómo actuar”, explica Antonio Murillo, propietario junto a Jesús Romero del bar Kajoi de Arrasate.

Enclavado en la Herriko plaza, este establecimiento hostelero cumplió el 19 de junio 34 años. Más de tres décadas de andadura en las que “no hemos vivido nada igual”, asegura Murillo. “Más allá de las consecuencias económicas, han sido meses de mucha presión psicológica; abocados al qué va a pasar mañana, a levantarnos pendientes de las cifras de contagios, de si vamos a tener que volver a cerrar...”, relata este veterano hostelero arrasatearra, que coincide con muchos de sus compañeros en criticar que se ha “criminalizado” al sector. “Nos han cogido como cabeza de turco, mientras que la respuesta institucional para ayudar a la hostelería no ha sido ni a tiempo ni proporcional a lo que nos han exigido”, se queja.

La falta de ingresos por el parón forzoso ha desembocado en una pérdida de “entre el 50-60% en la facturación”, calcula este hostelero arrasatearra, que, por el contrario, destaca que las inversiones que los negocios han realizado en la adecuación de las terrazas van “desde los 3.000 hasta los 40.000 euros de algún local”.

En todo este caos, no obstante, ha habido una cara positiva, en palabras de Murillo, que ha sido “la unidad” que en todo este tiempo ha mostrado el colectivo. “En tres días formamos el grupo Arrasateko Ostalariak con más de cien hosteleros. Esta durísima vivencia ha servido para comunicarnos más entre nosotros, para tener más empatía con el de al lado y vernos como aliados”, aprecia este hostelero que mira a los próximos meses con “la esperanza” de que acabe esta pesadilla, aunque con la necesidad de que “a nivel institucional” se haga una lectura sobre “porqué se le ha echado la mierda a la hostelería”.

“Ha sido una crisis más dentro de esa caída que está sufriendo el sector desde 2008”, afirma Jon Apraiz, miembro de la asociación de comerciantes y servicios Ibai-Arte de Arrasate. Aunque resulta muy complicado extraer la radiografía del municipio “porque cada negocio tiene su propia realidad, en estos momentos, y tras un duro comienzo de año con cifras muy malas, se puede decir que se está trabajando bien”, sostiene Apraiz, que también recalca “el apoyo de los vecinos y vecinas al comercio arrasatearra”. Después de lidiar con numerosos obstáculos, sin bodas u otros eventos que alimentan al pequeño comercio, “estamos emprendiendo el camino para poder llegar a una normalidad”, cuenta.

La pandemia ha acelerado el proceso de digitalización y “en ese terreno vamos a movernos”, sin embargo, Apraiz tiene “claro” que la venta online “no es la solución” para el comercio minorista de Arrasate, porque, entre otras cosas, “hay que generar un buen flujo de visitas para conseguir una venta”. “Internet y las redes sociales deben ser el escaparate para crear contenidos y atraer al cliente a la tienda. Nuestro punto fuerte es la venta física, el trato cercano y de confianza. En ello hay que incidir, en la experiencia de compra”, defiende.

En los últimos años desde Ibai-Arte se han volcado en animar las calles con diferentes actividades, y una muestra de este empeño es el III Festival Arrasate Blues que se celebrará del 15 al 18 de este mes. “La gente tiene que sentir que el pueblo está vivo, que pasan cosas. Hay que darle opciones para que se quede en Arrasate los fines de semana; crear alicientes para favorecer que se consuma en el municipio”, apunta Apraiz.

A cuatro kilómetros de la villa cerrajera, en plena Herriko plaza se encuentra Almila Shop, el proyecto en forma de tienda que la arrasatearra Josune Murgoitio y su pareja Selcuk Senyurt emprendieron el 30 de noviembre de 2020, a las puertas de la Navidad. “Abrir un negocio en la situación que hemos vivido y vivimos aún, en cierta manera sí que implica lanzarse a la piscina, pero nosotros lo vimos como una oportunidad de asentarnos en nuestro propio espacio. Teníamos en mente la idea y no vimos otra opción ya que participábamos en ferias que no se reanudaban”, expone Murgoitio sobre la aventura en la que se embarcaron hace más de siete meses.

“Entendimos desde el principio nuestra tienda Almila Shop como la sede de todas nuestras actividades. Un espacio con un horario regular en un sitio determinado es una ventaja para poder digitalizarnos por completo, abrirnos más aún al público y ser escaparate de otras tiendas a las que distribuimos”, narra esta periodista y escritora que dice que están “encantados” con la decisión que tomaron y “con la acogida de la gente”.

Murgoitio es “muy positiva” de cara a los próximos meses. “No tengo miedo de grandes plataformas online ni de centros comerciales”, asevera para, a continuación, avanzar que seguirán “trabajando en ampliar el catálogo a un buen precio, contactar con más tiendas, ofrecer un servicio muy personal a nuestros clientes y llegar a personas de todo el mundo a través de nuestras redes sociales y la web www.almilashop.com”.

Ensayos online con los consiguientes problemas tecnológicos, salas de mayores dimensiones, mascarillas, distancias... “Todo lo que en un principio fue una dificultad, después se convirtió en un aliado para mejorar técnicamente”, recuerda Aitor Biain, que lleva la batuta de Ganbara abesbatza, la madre de la gran familia coral oñatiarra. “Nos han cancelado bastantes conciertos en Euskadi y fuera, y concursos como el internacional de Varna (Bulgaria). Así que nos hemos dedicado más a realizar conciertos de autoproducción, que han supuesto menos ingresos y más inversión para Ganbara Faktoria”, precisa Biain, a la vez que incide en que a pesar de las dificultades “las ganas de trabajar y la ilusión que tenemos por el canto no han mermado”.

En el escenario actual en el “se está recobrando poco a poco la normalidad”, el director oñatiarra opina que a partir de septiembre volverán “a coger marcha en cuestión de actuaciones”. “Tenemos apalabrados varios conciertos y parece que los concursos presenciales también se organizarán. Como Ganbara Faktoria -bajo este caparazón se agrupan corales de distintas edades- produciremos varios espectáculos: Amalur, Zineamusikatzen y Emakumeak idatzia”, adelanta.

Biain se muestra convencido de que “ante una adversidad hay que unirse y pelear por el objetivo”. “Esta situación nos ha llevado a inventarnos nuevas formas de cantar, de representar y hacer equipo. Desde la Federación de coros de Euskal Herria nos han hecho unirnos a toda la comunidad coral para luchar de cara al futuro. Miramos con esperanza y optimismo hacia los próximos años”, concluye.

Desde el ámbito deportivo, el presidente del Bergara Kirol Elkartea (BKE), Iosu Elorza, señala que la temporada “probablemente ha sido una de las más complicadas de la historia, con mucha incertidumbre, ganas de actividad y respeto a la situación”. Recuerda que han tenido que tomar decisiones “en cada momento” y agradece “la colaboración, comprensión y enorme trabajo” de los entrenadores y jugadores.

Después de la tormenta, los últimos meses “los calificaría de cierta normalidad, con limitaciones pero compitiendo”, subraya Elorza sobre la actividad de la sección de fútbol del BKE, que el pasado junio pudo organizar el Neska Futbolarien Eguna y el campus de verano. A mediados de agosto retomarán los entrenamientos. “Tenemos mucha ilusión de arrancar una temporada con competiciones normalizadas y nuestro público”, sentencia el directivo del BKE.