ustavo es el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo y Blanqui es la cajera más dicharachera de Zumarraga. Los reporteros son necesarios, pero si algo está quedando claro en esta crisis es que la labor de las cajeras es indispensable. Sirva este reportaje como homenaje a todas ellas.

La zumarragarra Blanqui Heras lleva 21 años trabajando en el supermercado Eroski de su pueblo. 21 años atendiendo a los clientes, siempre con una sonrisa en la boca, algún comentario agradable y toda la paciencia del mundo. "Lo que más me gusta de mi trabajo es que me mantiene activa y, lo que menos, tener que trabajar los sábados por la tarde".

Pero nada como tener que enfrentarse a un confinamiento provocado por un coronavirus. "Aunque ha pasado el boom de los primeros días, siguen formándose colas. Hay gente que viene todos los días a hacer la compra. Necesitan salir y no están lo suficientemente concienciados de que hay que salir de casa lo menos posible", comenta esta cajera de Zumarraga.

Añade que los primeros días del confinamiento fueron una locura. "La gente llevaba cosas sin sentido: papel higiénico, huevos, patatas... Lo que más me sorprendió fue lo del papel. Las compras que se están realizando estos últimos días son más normales".

Las trabajadoras del supermercado, además de soportar una gran carga de trabajo, tienen que hacer frente al riesgo de contagiar y ser contagiadas. "Ahora estamos más tranquilas, pues tenemos mascarillas y guantes. Además, los clientes tienen que lavarse las manos antes de entrar y ponerse guantes. Y desinfectamos continuamente las zonas donde hay contacto: las cajas, las básculas... De todos modos, una situación así crea una gran ansiedad. De momento, afortunadamente, todas estamos bien", indica.

Entre los clientes también se nota cierta tensión. "Algunos están asustados y saltan a la mínima. Llevamos ya tres semanas de confinamiento y está haciendo mella. Nos está tocando animar a algunos clientes. Otros nos animan a nosotras y nos dan las gracias por seguir trabajando. También nos animamos las unas a las otras. En una situación así, si no se hace piña, adiós".

Blanqui sueña con el día en el que volverá a Anoeta a ver a su querida Real. "Cómo echo en falta el ambiente de Anoeta... Yo no tengo costumbre de salir de poteo: lo que me gusta es ir a ver a la Real. Con la ilusión que me hacía a mí ir a la final de Sevilla con mis hermanos... Espero que algún día se juegue la final. Cueste lo que cueste, iré".

La zumarragarra Blanqui Heras sueña con el día en el que pueda volver a Anoeta a disfrutar de un partido de la Real Sociedad