Actualmente el número de personas beneficiarias se sitúa en 75.000, 20.000 más que en 2016. La producción agrícola ha duplicado en los últimos años sus ingresos, pasando de 4.000.000 a 8.000.000 millones de euros. Y, además, se han creado 3.000 puestos de trabajo con un salario mínimo de 750 euros. Estos son algunos de los datos que arroja el programa de desarrollo socioeconómico que la Fundación Mundukide capitanea en Mozambique. La evolución es evidente para un plan de trabajo que pone el foco en las personas con el propósito de lograr su autonomía y autosuficiencia.

Los avances cosechados en el país africano son solo un ejemplo de la labor que ejerce Mundukide, cuyo radio de acción se extiende también al continente americano. La organización no gubernamental, surgida al calor del movimiento cooperativo, cierra 2019 con la satisfacción de haber cumplido dos décadas de recorrido, pero con la mirada puesta en nuevos retos.

Corría el año 1999 cuando un grupo de personas que trabajaban en las cooperativas y, a su vez, participaban en diferentes ONG de Arrasate y su entorno, se embarcaron en un nuevo proyecto que recabó el apoyo del Grupo Mondragon. Nacía así Mundukide Fundazioa con la misión de cooperar con los pueblos del Sur. "Desde el principio se trató de un proyecto de personas. Personas de aquí y de allá trabajando en equipo. Por un lado, al objeto de conseguir un desarrollo socioeconómico más justo para quienes viven en situación de vulnerabilidad y, por otro, para revigorizar los principios cooperativos: transformación social, intercooperación y universalidad", destaca el director de Mundukide, Josu Urrutia.

En estos 20 años de andadura, la entidad ha estado presente en una docena de países gracias a una red de 250 personas voluntarias y trabajadoras. Ha colaborado, al mismo tiempo, con más de 300 asociaciones y recibido el respaldo de en torno a 70 cooperativas vascas.

mozambique y brasil Erradicar la pobreza y el hambre, fomentar la formación permanente, empoderar a las mujeres, y promover distintas fórmulas de consumo y producción sostenible son las metas que guían las dos líneas de trabajo que marcan la seña de identidad de Mundukide: el desarrollo socieconómico comunitario, a través de la mejora de las capacidades de la población, y el fortalecimiento de la labor empresarial, organizativa y cooperativa bajo principios de liderazgo local y con vocación de transformación social.

"Es imprescindible conocer bien el país y cómo funciona, y ese es uno de los rasgos que caracterizan a Mundukide", apunta la responsable de comunicación de la entidad, Urri Urizar.

Mozambique y Brasil son los dos buques insignias de los programas de cooperación que están en marcha. El primero de ellos, el más veterano, ha permitido en sus 17 años de trayectoria ampliar sus intervenciones a seis distritos de la zona norte mozambiqueña: Marrupa, Montepuez, Majune, Balama, Namuno y Mandimba.

Así, con cuatro cooperantes al frene, entre ellos el errenteriarra Beñat Arzadun, las actuaciones llevadas a cabo en Mozambique, que se encuentra entre los diez países a la cola en desarrollo humano, han permitido progresar en materia agrícola. De este modo, y con el objetivo de fomentar la agricultura familiar para mejorar tanto la dieta como las rentas, se han consolidado diversos cultivos que mantienen la actividad de enero a diciembre. "En los últimos años se han introducido nuevas técnicas agrícolas, en el caso del sésamo, anacardo, productos hortícolas y frutales, además de impulsar sistemas de regadío, mediante motobombas, temporales y otros permanentes, que han permitido alcanzar más de 1.700 hectáreas irrigadas", detallan desde Mundukide Fundazioa.

Otras dos de las columnas vertebrales del proyecto se apoyan en "la asistencia técnica, mediante la cual los campesinos y campesinas con experiencia se desplazan a otras comunidades para enseñar la metodología en el cultivo, y en el acompañamiento durante el proceso de comercialización", explica Urizar.

Y en todo este tiempo de rodaje en el país africano se han recogido otros muchos frutos, como son los 150 kilómetros de carreteras que se han construido y que favorecen los desplazamientos de 30.000 personas, los ocho millones de euros que se han invertido en infraestructuras viarias, agricultura y gestión, o los 22 millones de euros de beneficios que equivalen a un año de salario de 34.500 personas por la cosecha recogida.

Por su parte, en Brasil, Mundukide desembarcó en 2007 con la intención de impulsar el desarrollo socioeconómico de las familias asentadas y acampadas del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra. Cantuquiriguaçu (Paraná), Alto Sertao (Sergipe), Rio Grande do Sul, Santa Catarina, Sao Paulo y Ceará son los estados en los que se está trabajando. 25 cooperativas y 7.177 personas asistidas, de entre ellas 1.938 son mujeres, 26 iniciativas de intercooperación, 150 cursos y dos máster en gestión cooperativa, la consolidación de la Escola de Mulheres como un espacio de empoderamiento, y cuatro nuevas aperturas de almacenes y comercios de producción ecológica son algunos de los resultados que emanan de la labor emprendida en el país sudamericano.

nuevas experiencias El trabajo, entendido como "un valor en sí mismo", es la clave de los programas que lidera Mundukide Fundazioa. Entre los retos que se recogen en el plan estratégico 2018-2021, tal y como precisa Urizar, se incluye el ampliar la colaboración "de dos a cinco países". En esta línea, se están dando pasos para la implantación en Ecuador y en otras comunidades de África como Etiopía y Malawi. Asimismo, el arrasatearra Asier Elorza dirige en el departamento colombiano de Nariño el proyecto de acompañamiento a la actividad de la cooperativa Coemprender, dedicada al acopio y recuperación de residuos sólidos aprovechables urbanos.

Cooperar con los pueblos empobrecidos del Sur, compartiendo experiencias, medios y el saber hacer cooperativo es el leitmotiv de Mundukide. En estos momentos, la entidad cuenta con más de 300 socias y socios, que unidos a profesionales, cooperantes, cooperativas, donaciones particulares y voluntarios reman en la misma dirección para alcanzar objetivos. 20 años por el mundo -Mozambique, Brasil, Cuba, Nicaragua y Perú son algunos ejemplos- , y un futuro con muchos objetivos a la vista.