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“Nos preocupa la proliferación de hoteles; tenemos que buscar un equilibrio entre el uso terciario y residencial”

Nekane Arzallus (Ergobia, 1965) afronta al frente del departamento de Urbanismo el reto de diseñar la ciudad del futuro en un renovado Plan General y de gestionar nuevas realidades como las derivadas del crecimiento turístico

“Nos preocupa la proliferación de hoteles; tenemos que buscar un equilibrio entre el uso terciario y residencial”

donostia - ¿Cómo están siendo estos primeros meses a cargo del área de Urbanismo Sostenible?

-Está siendo un inicio muy intenso. Tener unos conocimientos previos de urbanismo es verdad que ayuda a conocer un poco la operativa y me he encontrado un equipo de trabajo estupendo, que me ayuda mucho. Estoy agradecida y encantada con ellos.

¿El urbanismo en Donostia es sostenible?

-Cada vez es más sostenible. Intentamos no edificar más en zonas verdes, respetar el equilibrio y apostar por un sistema constructivo con medidas y criterios más acordes con el planeta.

Se ha encontrado problemas urgentes sobre la mesa estos primeros meses, como el Bellas Artes.

-Es uno de los temas importantes encima de la mesa. Necesitamos hacer unos estudios minuciosos, analizar la estructura y otros requisitos para otorgar en todo caso la licencia de derribo parcial, por eso hemos solicitado una prórroga para proceder a esos estudios y nos la han concedido. Tenemos que tener una interlocución directa con los propietarios porque tenemos que dar una respuesta y eso pasa por un acuerdo con ellos.

¿Ve viable la consecución de un acuerdo sobre el futuro del edificio?

-No es fácil y tenemos que ser conscientes de que un acuerdo que satisfaga al 100% a todos no va a ser fácil de obtener. El Bellas Artes se merece intentar llegar a un acuerdo, son muchos años ya. Hay que abordarlo.

¿Se logrará esta legislatura?

-Sería maravilloso.

Otro de los temas que se ha encontrado es el de Belartza Alto, con piedras que siguen depositadas en esta zona, aunque haya caducado el permiso temporal otorgado por el Ayuntamiento que, además, ha sido anulado por los tribunales. ¿Qué sucederá con esas piedras?

-Seguimos poniendo multas coercitivas a los promotores y valorando la ejecución subsidiaria, pero entiendo que habrá un entendimiento. Y habrá que ver el marco medioambiental adecuado en la retirada, porque ellos podrían pedir ahora licencia para ejecutar el proyecto vigente en el planeamiento y sería un despropósito por nuestra parte empezar a sacar las piedras, con los 5.000 camiones necesarios, para luego volver a llevarlas.

¿Habla del proyecto anterior a la modificación que plantearon los promotores para ampliar la superficie comercial?

-Sí, el que está en vigor, un desarrollo industrial con una parte menor de usos comerciales. Eso es lo que podrían desarrollar, lo que permite la legislación en estos momentos.

¿La ampliación de esos usos comerciales está descartada?

-En principio sí está descartada.

Las obras de Anoeta están a punto de finalizar, pero los sindicatos denuncian un sobrecoste importante. ¿Repercutirá ese sobrecoste en el Ayuntamiento?

-Se han ejecutado unas obras conforme a la licencia, al plan especial y al proyecto de remodelación. La buena noticia es que el sábado había casi 35.000 espectadores, que es una cifra récord para Donostia, que pudieron comprobar que la remodelación ha tenido un resultado más que extraordinario. Con respecto a los gastos, hay que recordar que se han tenido que compatibilizar las obras con los partidos, con entrenamientos... No ha sido fácil de ejecutar. Se ha trabajado en un estadio de calidad, que sea bien aceptado, como el que se merece la ciudad. La repercusión para Anoeta Kiroldegia es que tiene una instalación completamente renovada a la altura de muchos estadios de nueva planta y la Real Sociedad es la que está asumiendo la gran mayoría de los gastos.

Por lo tanto, ¿no esperan que Anoeta Kiroldegia tenga que asumir un sobrecoste?

-La Real es la que corre con la mayoría de los gastos de esta remodelación.

¿Tienen constancia de algún proyecto de viviendas en la Sagrada Familia de Amara?

-No tenemos constancia de un proyecto del obispado. Pero trabajamos con ETS en liberar la playa de vías de Easo y es posible que la línea de actuación llegue hasta esta zona.

El auge de los apartamentos turísticos es otra realidad nueva a la que se enfrenta el departamento. ¿Cuántas licencias se han otorgado?

-Tras la aprobación de la ordenanza del año pasado se han registrado 877 comunicaciones previas de pisos turísticos y 81 para alquilar habitaciones. Se han dado de baja 294 viviendas y 24 habitaciones, algunas voluntariamente y a otras se les ha denegado la licencia. Además de esas estarían las legalizadas con el Plan General antes de la entrada en vigor de la ordenanza (unas 350).

¿Se siguen tramitando solicitudes?

-Seguimos trabajando de forma muy rigurosa. Se han denegado bastantes, se hace un trabajo certero y es un tema que nos preocupa, al igual que la proliferación de nuevos hoteles. Se hizo una modificación para la conversión de edificios enteros en hotel: antes directamente se podía plantear el cambio de uso y ahora eso no es posible, hace falta un plan especial. Es un tema que nos preocupa y de esta manera, por lo menos, limitamos la construcción de nuevos hoteles.

¿Hay intención o manera por parte del departamento de limitar los nuevos establecimientos hoteleros?

-Esa es una forma de limitarlos. En actuaciones directas en equipaciones que ya eran terciarias no hay mucho margen tal y como está la normativa, pero con esta modificación puntual ya no es tan sencillo poder cambiar el uso de una edificación de residencial a terciario hotelero, sobre todo.

¿Les preocupa la proliferación de hoteles?

-Sí, tenemos que buscar un equilibrio entre el uso terciario y el residencial en la ciudad, que no se convierta una zona como el centro o la Parte Vieja en una zona con más hoteles que viviendas.

Y ese equilibrio, ¿se da ahora?

-Estamos casi en el límite, pero de momento no llegamos a esa situación.

¿Cómo de avanzado está el plan integral de la Parte Vieja?

-Lo presentaremos el año que viene y en él se abordarán muchas cuestiones de todo tipo, desde el uso de toldos, edificios, seguridad... También las ayudas a gente mayor, proyectos como los apartamentos dotacionales en Elizaran, ayudas en torno a la accesibilidad, ascensores... Es un plan de calado que trata toda la problemática de la Parte Vieja. Es necesario y lo tenemos que abordar sí o sí el año que viene.

También está en marcha la revisión del Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc). La desaparición de edificios antiguos ha sido objeto de polémica en los últimos años.

-Sí ha habido polémica. El Peppuc protegerá lo que hay que proteger. La revisión se está haciendo con el máximo rigor técnico y transparencia, dando cauce a todas las opiniones y afectados, de manera que consensuemos un plan de protección que dé estabilidad y seguridad jurídica para un largo periodo y no tengamos que andar todos los años discutiendo sobre lo mismo. También es un tema de calado y delicado.