Donostia - El parque de tirolinas proyectado en Igeldo, que no empezó a funcionar en marzo como preveía su impulsor, ha recibido ya la declaración de interés público por parte de la Diputación, un paso adelante más para que esta instalación lúdica pueda convertirse en realidad algún día. El ente foral debía emitir esta declaración ya que la parcela en la que está proyectada la instalación se encuentra en suelo rústico y no se pueden añadir casetas ni otros elementos sin una justificación.
El proyecto se barajó hace más de diez años pero fue presentado en firme hace tres y medio. El pasado año fue el departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco quien dio su visto bueno al proyecto y ahora solo queda que el Ayuntamiento de Donostia, que ya aprobó el Plan Especial necesario para autorizar el conjunto deslizante, le de el visto bueno definitivo y otorgue la licencia para un nuevo divertimento, situado en una pequeña loma detrás del restaurante Alaia y junto al parque de atracciones.
El impulsor de la iniciativa, Adolfo Muriel, prefiere no comentar la demora en las tramitaciones oficiales y, actualmente, se limita a esperar, con un equipo de cinco jóvenes ya preparados en cursillos específicos para atender la tirolina, para empezar a trabajar de modo inmediato si finalmente el proyecto recibe la deseada licencia.
Aunque las instituciones han ido sugiriendo algunos cambios en el proyecto inicial para adecuarse a las normativas en vigor, no han puesto grandes obstáculos medioambientales, ya que la colocación de las sujeciones y cables en los pinos de la loma no producirá “efectos adversos significativos sobre el medio ambiente”, según señaló la resolución del Gobierno Vasco. El proyecto sí contempla la tala de 21 pinos para poder instalar correctamente las tirolinas, aunque esta actuación no ha sido consideraba un obstáculo por parte de la las autoridades.
El primer Pleno de la nueva legislatura municipal se celebró el pasado miércoles, 24 de julio, pero el Plan Especial para el parque de tirolinas no fue incluido en el orden del día para su aprobación, por lo que será imposible que la atracción tenga todos los parabienes administrativos este mismo verano. La nueva atracción de Igeldo deberá esperar, pues, a la segunda mitad del año.
La instalación, bautizada ya como Canopy Donostia Aventura, ha sido diseñada por el equipo del experto en escalada Miguel Ángel Vidal, alpinista en expediciones al Himalaya, que ha trabajado en el programa Al filo de lo imposible.
El conjunto de cables proyectado en el pinar permite desplazarse entre los árboles, con hermosas vistas, y se ha diseñado tanto para niños como para mayores. Se asentará en un espacio de 2.500 metros cuadrados y contará con unos catorce cables entre pino y pino, de distintas longitudes, la más larga de todas, de 80 metros. La altura de las tirolinas estará entre los 2,8 y los 3,5 metros y cada recorrido tendrán su línea de vida, que garantiza que el usuario no caerá al suelo en caso de accidente.
El parque de atracciones, situado en terrenos de la sociedad privada Monte Igueldo, funciona desde el año 1912 y en 2014 fue declarado Bien Cultural con la categoría de Conjunto Monumental. El conjunto centenario fue destacado por su “interés histórico-arquitectónico y cultural” y quedó protegido. Tanto el funicular, que nació a la vez que el parque de ocio, como las atracciones más antiguas -el Río Misterioso, la Montaña Suiza y el Lago de las Barcas- están protegidos. También se consideran de especial protección las estaciones inferior y superior del funicular, el edificio del torreón y los elementos antiguos del parque, como las barandillas de fundición, la fuente y los anuncios antiguos que aún perviven.