Mucha suerte para los arrantzales
La hondarribiarra Andrea Berrotaran Iridoy giró ayer 134 veces con la Kutxa en la gran fiesta de la Cofradía de arrantzales de Hondarribia pocas horas después de haber sido elegida como cantinera del Alarde.
Hondarribia celebró ayer uno de los ritos más arraigados tradicionalmente a la cultura pesquera local: el de la Kutxa Entrega. Se trata de un acto que simboliza el antiguo traspaso de poderes entre los dirigentes de la Cofradía de Mareantes de San Pedro y en el que una joven traslada la Kutxa que contiene las reliquias y los libros de cuentas de la entidad hasta la parroquia de la Asunción y del Manzano para devolverla a la Hermandad de Pescadores una vez realizada la lectura de las cuentas por parte del secretario de la Cofradía en la sacristía del templo.
El honor de portar la Kutxa, que esta reservado para hijas de arrantzales, lo tuvo ayer Andrea Berrotaran Iridoy. La joven portadora, vestida de rojo, salió ayer puntual, a las 18.00 horas, del local de la Hermandad al son del Okendori interpretado por la Banda de Música Ciudad de Hondarribia. Detrás de la banda doce jóvenes arrantzales con remos escoltaban a Berrotaran en el trayecto hacia la parroquia y, a continuación, el Abad Mayor de la Cofradía, Norberto Emazabel, el alcalde de la ciudad, Txomin Sagarzazu, la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, y los cofrades de la entidad cerraban la comitiva.
En apenas quince minutos, Berrotaran pudo cubrir la distancia entre la parroquia y la Hermandad, a pesar de los aproximadamente 17 kilos de peso que llevaba sobre la cabeza. Una vez en el templo, el secretario de la Cofradía, Andrés Olaskoaga, abrió la Kutxa, saco de ella los libros de cuentas y las actas del año y procedió a su lectura. Asimismo, dio cuenta de la reelección de Norberto Emazabel como Abad Mayor de la entidad, renovando así su compromiso con la Cofradía.
La vuelta fue, si cabe, más rápida que la ida. Con paso firme y decidido, Berrotaran descendió del Casco Histórico al entorno de la Marina y se detuvo frente al arco de la Hermandad, donde dio comienzo el momento más especial del rito. Como marca la tradición, la joven portadora de la Kutxa debe girar sobre si misma tantas veces como pueda y de su actuación dependerá la calidad y la cantidad de las capturas de la próxima temporada de pesca.
Berrotaran no quiso quedarse corta y giró hasta 134 veces antes detenerse y entrar al arco de la Hermandad, bajo el que dio unas cuantas vueltas más, de propina. Al finalizar el acto, la joven afirmó estar “alucinando”, pues solo unas pocas horas antes había recibido la noticia de que había sido elegida cantinera de la compañía Gora Arrantzal Gazteak del Alarde de Hondarribia.
“No tenía ninguna expectativa de salir elegida, era el quinto año en el que me presentaba y hoy quería centrarme en disfrutar de llevar la Kutxa, pero cuando me han dicho que voy a ser cantinera he flipado”, aseguraba Berrotaran, que, entre risas, expresaba estar teniendo “demasiada suerte”: “todo ha ido rodado. Solamente he tenido un desliz en el que casi me resbalo, bajando hacia la parroquia en la calle Mayor”, explicó la portadora, que, por suerte, pudo recuperar el equilibrio antes de caer.
La madre de la protagonista, Cristina Iridoy, declaró estar “muy, muy contenta”, a pesar de que las horas previas al acto las pasó “histérica perdida”. “Estaba muy nerviosa; quería que todo saliera bien”, continuaba Iridoy, que no solo vio sus anhelos cumplidos, sino que se llevó la sorpresa de la elección de su hija como cantinera. “Además, para la familia la Kutxa Entrega es muy especial: Andrea es hija de arran- tzale y su abuela llevó la Kutxa dos veces”, finalizó la madre.
El primer edil, Txomin Sagarzazu, afirmó que “sin lugar a dudas, el poder participar en actos como el de la Kutxa Entrega es uno de los principales honores que puede tener un alcalde”. Asimismo, Sagarzazu incidió en que “los actos de este tipo no son meramente lúdicos o festivos, sino que tienen un gran significado para la ciudad, un sentido muy especial, porque reflejan una parte importante de la identidad de Hondarribia”.