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“Tenemos que estar orgullosos de la banda que tenemos en Bergara; es una formación que mira al futuro”

Tras más de medio siglo en la banda de música de Bergara, 32 años como director, Alfredo Gz. Chirlaque cuelga la batuta. El próximo domingo, en el marco del concierto de las fiestas de Pentekostes, tendrá lugar su despedida en el frontón municipal (12.30)

“Tenemos que estar orgullosos de la banda que tenemos en Bergara; es una formación que mira al futuro”

bergara- La música corre por sus venas. Es su compañera inseparable de viaje. Alfredo González Chirlaque ingresó en la banda de Bergara cuando tenía nueve años y ha vivido pegada a ella 54, los 32 últimos años como director; una función en la que se estrenó en enero de 1987, concretamente en el concierto del Día de Reyes que se celebró sobre el escenario del desaparecido cine Irala. Tomaba, así, las riendas de la agrupación musical que también capitanearon su abuelo, Ignacio González Escala, y su padre, Miguel González Bastida, de quien cogió el testigo. Ahora a sus 63 años se jubila, pero, como bien recalca, no se aparta de la que considera una “gran familia”.

¿Es el momento de jubilarse?

-Es una decisión meditada, pero creo que ahora es el momento idóneo tanto para mí como para la banda, para el relevo musical que puede haber en Bergara. Me jubilo con la satisfacción de que se han cumplido los proyectos que presenté cuando cogí la batuta. La banda que tenemos hoy en día es una formación con vistas a futuro.

¿Cómo está viviendo los días previos a su despedida como director?

-A medida que pasan los días y, sobre todo, los ensayos van aflorando muchos sentimientos: la música, la amistad..., todo lo que involucra a la banda. Da pena pero, al mismo tiempo, es algo que tiene que llegar. En cualquier caso, como ya les he trasladado a los músicos, voy a seguir estando ahí, para cualquier cosa que me necesiten. Me gustaría, además, que el domingo no fuera mi última vez dirigiendo la formación; por ejemplo, me encantaría estrenar mis composiciones con la banda. Es mi vida. Me ha dado una gran riqueza musicalmente hablando, así como la oportunidad de conocer a mucha gente y hacer grandes amigos.

El concierto que ofrecerán el domingo va a ser especial; lleno de emociones.

-Cada obra que va a escucharse tiene un significado muy importante para mí. Campo de rosas es una pieza emblemática de la banda, la compuso mi padre que fue mi maestro, todo lo que he aprendido fue con él. El lago de los cisnes, cuyo autor Tchaikovsky lo hemos interpretado mucho y, además, sus solos de oboe fueron mis inicios en la formación; me trae muchísimos recuerdos. 1832 es la obra que compuse en el 175º aniversario de la banda, y Forrest Gump Suite la he elegido en recuerdo a todas aquellas personas que ya no están con nosotros pero han contribuido a que la banda, porque han sido parte de ella, esté donde está ahora. La siguiente pieza Pomp and Circumstance es la primera que interpreté como director aquel 6 de enero de 1987. Va a ser un concierto especial, seguro que recordaré muchos episodios vividos en estos años. Mi objetivo con este repertorio es que el público se sienta cerca de la banda (como director de la orquesta sinfónica de Bergara, Gz. Chirlaque dirigirá su último recital el 29 de junio).

Se cierra un ciclo de la saga González en la dirección de la banda.

-Llevando la batuta, sí, pero mi hija Patricia es músico de la formación y también de la orquesta sinfónica. Y, además, se va a dedicar a la enseñanza musical y para mí es un gran motivo de satisfacción.

¿Qué destacaría de todos estos años dedicados a la música?

-Desde los nueve años he visto cómo ha ido cambiando la formación, desde un punto de vista musical y social. Pero algo muy especial para mí ha sido el poder conocer a gente que si no hubiera sido por la música nunca hubiera conocido. No concibo mi vida sin ella. En todo este tiempo, asimismo, nos han pasado infinidad de anécdotas, desde olvidarnos algún instrumento en un concierto y tener que pedírselo a la banda del municipio donde íbamos a tocar, hasta seguir con el pasacalle como si nada, y de repente alguien nos avisa de que hemos perdido por el camino al último músico de la fila que se ha tropezado. Las anécdotas son también parte de nuestra historia. Entre los integrantes de la banda, veteranos y jóvenes, hay un magnífico ambiente, nos sentimos como en casa.

La de Bergara es una de las formaciones musicales más veteranas de Euskadi, atesora 187 años a sus espaldas. Pero, ¿de qué salud goza en estos momentos?

-Como ya he comentado, los objetivos que me marqué cuando me puse al frente de la dirección se han cumplido. Es una formación para el futuro, que tiene desarrollo, actual y con un nivel muy bueno (hoy en día la componen 66 miembros). Ha sabido rejuvenecerse, no se ha quedado antigua. Tenemos que estar orgullosos de la banda que tenemos en Bergara. Respecto a mi sucesor, Enrike Txurruka, tenemos plena confianza en él, tanto los músicos como yo; tiene todo nuestro apoyo. Va a realizarse como director. Cuando coja la batuta cederá el puesto de subdirector a Igor Larrañaga, y entre los dos formarán un tándem perfecto para conducir la banda hacia nuevas metas y tiempos.

¿A partir de ahora cuál va a ser su vinculación con la música?

-Seguirá conmigo, por supuesto. Por un lado, dispondré de más tiempo para componer, para dedicar más horas a esta faceta, y por otro, mi relación con la banda será como hasta ahora, muy estrecha, por esas amistades que nos unen. Seguro que por curiosidad voy a estar al día de lo que ocurra en el grupo (sonríe).

Aparte de componer, ¿en que más va a emplear el tiempo?

-En disfrutar de la vida y, sobre todo, de los míos.