La iglesia de San Francisco ha echado la persiana al culto. El 31 de diciembre venció el contrato que hace tres años suscribieron a tres bandas la comunidad franciscana, que es la propietaria del templo, la Diócesis de Gipuzkoa y la parroquia de San Juan de Arrasate para que esta última asumiera la gestión del uso y mantenimiento del citado centro religioso. Y así lo ha venido haciendo desde 2016 hasta finales de 2018. La última misa se celebró el día 29 del pasado mes y desde ayer todos los oficios se concentran en San Juan Bautista.
La falta de medios humanos para hacer frente a las diez iglesias, que repartidas por el centro urbano y los barrios dependen de San Juan, ha dificultado la posible prórroga del acuerdo y conllevado el cierre de San Francisco, ubicada a pocos metros de la parroquia.
A esta escasez de sacerdotes se le suma también la merma en el número de potenciales feligreses, una evidente realidad que obliga a reorganizar los servicios de los diferentes centros de culto para, de algún modo, optimizar los recursos. El párroco Horacio Argarate explica que la idea es que “poco a poco” las diez iglesias que gestiona la parroquia arrasatearra “vayan agrupándose”.
Fuera de esta red se encontraba el templo del convento de los franciscanos, así que cuando el convenio firmado en la recta final de 2015 estaba a las puertas de caducarse, y tras realizar las oportunas consultas en el seno del consejo pastoral parroquial, se acordó no seguir al cargo de la iglesia de San Francisco. “Antes o después había que dar el salto”, recalca Argarate, al tiempo que adelanta que “en años sucesivos” la hora de cerrar les llegará a otros centros de culto que permanecen en manos de la parroquia de San Juan.
misa de los sábados en San juan Los tres últimos franciscanos que residían en el convento de San Francisco se mudaron en otoño de 2009 a los municipios de Oñati y Tolosa. Uno de ellos, José Luis Arrizabalaga, continuó hasta finales de 2015 como copárroco o párroco in sólidum de San Juan. A su marcha, la parroquia se puso al frente de la iglesia de San Francisco, que en los últimos años ha acogido las misas de los sábados por la tarde (19.00 horas) y festivos, además de los funerales que coincidían en estos días. A partir de ahora estos oficios se llevarán a San Juan Bautista.
Las órdenes religiosas se han visto abocadas a regular su personal como consecuencia de la crisis de vocaciones y la creciente media de edad de los religiosos. En este marco se inscribió la partida de los últimos frailes franciscanos de Arrasate hace alrededor de una década.
Con el templo franciscano cerrado a la práctica religiosa, el futuro de este inmueble es toda una incógnita que, al parecer, tardará tiempo en despejarse. Entre sus cuatro paredes han sonado los instrumentos y voces de un buen número de grupos musicales, que seguirán teniendo las puertas abiertas para sus conciertos. “Por nuestra parte no habrá ningún problema para que continúen llevándose a cabo este tipo de actos”, manifiestan desde la comunidad franciscana del santuario de Arantzazu.
usos civiles La incertidumbre pesa sobre la posibilidad de reconvertir esta iglesia en un recinto de usos civiles, una opción que se dejó caer hace unos años con la vista puesta en el vencimiento del mencionado convenio. Pero para que esto suceda tendrían que coincidir varias circunstancias: que el templo de San Francisco se desacralizara, siendo necesario el preceptivo edicto por parte del Obispo, y que existiera la voluntad de vender la propiedad por parte de sus dueños y apareciera un comprador. A día de hoy, sin embargo, “no hay nada sobre la mesa”, apunta el párroco de San Juan Bautista, que presume que pasará “un periodo largo” antes de que se tome cualquier decisión. “La cosa está parada”, reitera.
Que edificios religiosos dejen de ser un lugar sagrado para transformarse en espacios, por ejemplo, culturales es una práctica bastante extendida. Asimismo, la petición, apoyada en una recogida de firmas que lideró EH Bildu, para habilitar un lugar “digno” donde oficiar los funerales civiles, vio en San Francisco una oportunidad para hacer realidad este proyecto.
No obstante, la alternativa de la desacralización para dotar a esta iglesia de nuevos usos despierta opiniones contrapuestas entre los que la ven con buenos ojos y quienes la miran con cierto recelo, fieles en su mayoría.
Para Argarate parece “lógico” que en un futuro la iglesia de San Francisco “quede integrada” en la casa municipal de cultura -Kulturate-, de manera que todo el edificio del antiguo convento recaiga en manos de un mismo dueño. En cuanto a los funerales civiles, al párroco arrasatearra “no le parece mal” que se celebraran en San Francisco. Por su parte, fuentes municipales señalan que los franciscanos “nunca” se han puesto en contacto con el Consistorio y que desconocen “sus intenciones”. Mientras tanto, desde la comunidad franciscana de Arantzazu aseguran que “no tienen nada decidido” sobre el futuro de la iglesia.
Lo que está claro es que el templo de San Francisco cerró el pasado 29 de diciembre un ciclo de su historia. La primera misa tuvo lugar hace más de tres siglos: el 6 de julio de 1682.