Urnieta - Tras doce años en Londres, Gurutze Ruiz se dio cuenta de que necesitaba un cambio de vida. “India siempre había sido un sueño y estuve cuatro meses de voluntaria en Bombay”, recuerda. Después estuvo viajando por India y allí lleva cuatro años, los últimos impartiendo clases de yoga en la escuela Rishikul Yogshala in Spanish.

¿Cuándo comenzó su contacto con el yoga?

-Yo había practicado yoga en Londres, pero el curso de yoga en India lo encontré porque el universo me lo puso en el camino. Cuando llegué a Rishikesh en el verano de 2015 yo quería hacer un curso de meditación, pero las circunstancias no se dieron y acabé haciendo un curso de yoga en inglés y me enamoré del curso y me quedé de voluntaria. El primer curso como profesora lo di en marzo de 2017.

¿Qué significa para usted el yoga?

-Es una filosofía de vida y de unión. El yoga se basa en ser justo contigo mismo y con la gente. Cada uno tiene que buscar la paz consigo mismo, alejando las preocupaciones, evitando los sufrimientos y viviendo tranquilo.

¿Cómo se le ocurrió ofrecer clases en castellano?

-Me di cuenta de que no acudía mucha gente hispanoparlante a la escuela y decidí empezar a impartir clases de yoga en castellano. En el primer curso, solo conseguí cinco personas, en el segundo siete, pero poco a poco ha ido para arriba, y ahora tenemos muchas clases. La mayoría de alumnos vienen de Latinoamérica y España. Han pasado 230 alumnos, y se quedan muy a gusto. Estamos en Rishikesh y en Kerala, en el sur y en el norte de India. En enero y febrero estamos en el sur, porque en el norte hace muchísimo frío y en abril, julio y agosto lo hacemos en el norte. El año que viene en octubre también lo vamos a hacer en Nepal.

Afirma que no le hacen falta casi cosas materiales para ser feliz. ¿Cuándo se dio cuenta de ello?

-Cuando estuve viajando por India. Estuve casi un año yo sola y me di cuenta de que con una mochila de quince kilos se puede vivir más que de sobra, incluso me sobran kilos. No se necesita nada para ser feliz y eso me lo enseñó India.

Ha estado unas semanas en Urnieta de visita. ¿Tiene pensado volver al pueblo?

-De momento no, me quedo en India. Dejé de hacer planes a largo plazo e intento vivir el momento, y quién sabe dónde estaré de aquí a diez años.

¿Cómo es la cultura india?

-La familia tiene gran importancia en India. Todos viven en la misma casa. Cuando los hijos se casan, se quedan en casa de los padres, y la chica es la que se va a vivir a casa del chico. Es una sociedad muy machista. Las mujeres tienen poder dentro de casa, pero aparte de ahí, nada. Yo ayudo en una ONG e intentamos cambiar esa situación. Damos educación a las mujeres, y les enseñamos que ellas también tienen los mismos derechos.

¿Cómo es la vida allí?

-Hay un gran contraste. Hay gente rica y otra muy pobre. Aunque los niños no pasan hambre, no tienen educación y muchos viven en la calle. A pesar de ello, es un país muy seguro. Si te mueves con sentido, no hay ningún problema. Apenas hay robos.

Su txoko guipuzcoano preferido. Adarra. Desde el balcón de mi casa siempre lo he visto, siempre ha sido una montaña que me ha encantado subir y me da paz y tranquilidad.