Bilbao y Pamplona cuentan con los dos frontones con más aforo, pero el más original está en Legazpi: el único frontón de hierro del mundo se encuentra en el parque de Mirandaola. Desde luego, si en algún lugar había que hacer un frontón así, era en Legazpi. El pueblo de las ferrerías y Patricio Echeverría.

Este frontón se comenzó a gestar durante la crisis de los años 90. El Ayuntamiento y el INEM pusieron en marcha una escuela-taller para los desempleados y los participantes trabajaron en el parque de Mirandaola. Construyeron, por ejemplo, el edificio circular que se utilizó para proyectar un audiovisual.

Por aquel entonces estaba en marcha el proyecto Legazpi, Naturaleza y Artesanía del Hierro (germen de Lenbur Fundazioa) y uno de sus objetivos era abrir un museo sobre el hierro y convertir Mirandaola en un parque relacionado con este material.

Así, se colocaron elementos provenientes de la fábrica de Patricio Echeverría: una cuchara, una prensa... En ese contexto, se propuso también construir un frontón con paredes de hierro. Todos los agentes implicados dieron su visto bueno y el proyecto salió adelante. Como no podía ser de otra forma, el frontón se inauguró con la disputa de un partido de pelota. Todos quedaron satisfechos con el resultado.

Curiosamente, el frontón de Mirandaola no tiene chapas. Es lógico, pues el sonido se confundiría con el de la pared. Así, en lugar de chapas tiene dos listones de madera.

Pero el frontón no es el único lugar de interés de Mirandaola. La joya de la corona es la ferrería. Esta reconstrucción de una ferrería del siglo XVI muestra el sistema que se utilizaba en aquella época para obtener el hierro y da fe del duro trabajo que realizaban los ferrones. Estos, vestidos como en el siglo XVI, ponen en marcha la maquinaria y el agua mueve los gigantescos fuelles y el martillo con el que golpean el hierro al rojo vivo.

Junto a la ferrería se encuentra la capilla de Mirandaola, donde se conmemora el famoso milagro de la Santa Cruz. El 1 de mayo de 1580, tras la misa del mediodía, los ferrones acudieron a trabajar. En lugar de conseguir las 600 libras de hierro previstas, se encontraron con un pequeño trozo de hierro con forma de cruz. Lo tomaron como un aviso del Todopoderoso por atreverse a trabajar un domingo.

Mirandaola acoge también el Museo del Hierro Vasco. Esta ubicado en el pabellón que acogía la fundición San Miguel. En este espacio se muestra el papel que tuvo el hierro en el País Vasco. Los visitantes tienen oportunidad de conocer antiguos oficios como el de los ferrones, los mineros y los carboneros. Además, Mirandaola cuenta con un parque infantil y mesas para los campistas.

Actividades Este fin de semana es ideal para visitar Legazpi, pues la plaza acoge desde ayer la primera edición de la feria de Olentzero. En la feria participan una veintena de comercios de todos los sectores: ropa, complementos, libros, electrónica, lencería, artículos de belleza, flores, artesanía, comestibles...

Además, se han organizado diversos actos. La feria se abrirá a las 11.00 horas. De 11.00 a 14.00 se podrán degustar los talos elaborados por Telleriarteko Talogileak, de 11.30 a 13.30 se podrá pasear en el carro de Olentzero, de 12.00 a 14.00 habrá talleres de manualidades y 12.30 a 13.30 actuarán los trikitilaris y los dulzaineros de la escuela de música.

En cuanto a los actos organizados para la tarde, de 15.30 a 17.30 habrá juegos, de 18.00 a 20.00 se podrá pasear en carro y a las 19.00 los hosteleros de la asociación KTE sortearán una cesta. En el sorteo participarán todos aquellos que consuman en los bares asociados. La feria se cerrará a las 21.00 horas.

Por si todo esto fuera poco, en Legazpi se puede disfrutar también del Rincón del Pan (en el caserío Igaralde), el Ecomuseo del Pastoreo (en el caserío Erraizabal), la escuela de los años 50 (en el casco urbano), el museo Chillida Lantoki (en la antigua papelera)...

Los numerosos visitantes que se acercaron ayer a Legazpi con motivo de la feria de Olentzero y las visitas del carbonero que organiza Lenbur por estas fechas, estaban encantados. A Aitor Larrañaga e Ibai Aunsuain, de Lezo, les abordamos en el bar de Mirandaola. “El año pasado estuvimos viendo al Olentzero de Mungia y este año hemos venido a ver el de Legazpi. Los dos están muy bien. Los niños han estado muy a gusto”.

El parque de Mirandaola les gustó mucho. “Habíamos escuchado hablar de él, pero no lo conocíamos. Nos ha gustado”. A Larrañaga le llamó la atención la ferrería y a Aunsuain el frontón. “Es curioso que sea de hierro. No hemos podido jugar porque el suelo estaba mojado”, comentó. “Aquí tienen hierro de sobra. Hasta el campo de fútbol podrían hacerlo de hierro”, añadió su amigo.

Tenían intención de comer en el bar de Mirandaola. “Hemos venido cinco parejas, con ocho niños. La cuadrilla de la ikastola. Sabemos que en el pueblo han organizado la Olentzero Azoka, pero no hemos decidido aún qué hacer. Dependerá del tiempo”, indicaron.

David Bergara y Virginia Gimeno, por su parte, vinieron de Irun. “La excursión la ha organizado la asociación de padres del colegio Elatzeta. Hemos estado en el caserío donde elaboran quesos (Erraizabal) y ahora vamos a ver la llegada de Olentzero. El queso estaba muy bueno. Después vamos a comer en el bar del frontón de Legazpi”.

Pues eso, que hay vida más allá de los grandes parques infantiles de Navidad y las norias gigantes. En un pequeño pueblo del interior de Gipuzkoa cuentan con un Olentzero que atrae a miles de visitantes, una ferrería del siglo XVI, un parque precioso... y el único frontón de hierro del mundo.