En Legazpi, mejor que en Florida
En los apartamentos tutelados del edificio Meazti Etxea de Legazpi viven 22 mayores de la localidad. La experiencia ha resultado tan exitosa que el Ayuntamiento ha decidido ofrecer un servicio de atención diurna allí mismo.
Todos hemos visto en alguna película a los ancianos de Estados Unidos disfrutando del sol, la playa y las actividades programadas para ellos en las residencias de Florida. En Legazpi no tienen tantas horas de sol como en Florida (tampoco tienen huracanes), pero disponen de una casa que es un verdadero paraíso: Meazti Etxea. En este edificio conviven 22 mayores del pueblo, distribuidos en catorce viviendas y con toda la atención necesaria.
Desde fuera, Meazti Etxea no es un edificio muy atractivo (fue el cuartel de la Guardia Civil), pero el interior es un canto a la vida. Se abrió en los años 90, después de que el instituto armado abandonara la localidad. Se realizaron algunas reformas, pero se respetó el patio interior, que ayuda a que los vecinos se relacionen.
En la actualidad, los residentes abonan 590 euros al mes y hay ayudas para los que lo necesitan. Diez profesionales se encargan del cuidado de los mayores, de 9.00 a 21.30 horas.
Entre los servicios que se prestan a los mayores están el de comedor, higiene personal, limpieza, medicación, acompañamiento a la consulta del médico, actividades de ocio... Además, todas las viviendas cuentan con conexión a Internet. Un verdadero lujo. "La verdad es que en muy pocos pueblos hay casas como esta", comenta el oñatiarra Luis Jauregialtzo, responsable de Meazti Etxea. "Viene gente autónoma o con un grado bajo de dependencia. Si su situación empeora, les derivamos al centro de día o la residencia. Al que viene aquí, le suele costar dejar Meazti Etxea. Muchos viven solos y aquí, con los cuidados que reciben, suelen notar una mejora física".
Y psicológica. Meazti Etxea es un fabuloso antídoto contra la soledad. "La relación entre los residentes es buena. Son todos de edades similares y eso hace que empaticen. Cuando alguien se pone enfermo, los demás le ayudan. Además, participan en el día a día. Les pedimos su opinión a la hora de diseñar los menús y tomar decisiones relacionadas con la casa". Begoña Marquínez lleva 15 años trabajando en Meazti Etxea y también está encantada con lo que ve. "Esto es una maravilla. Es lo que quiero para mí para el día de mañana".
La legazpiarra que más años lleva en esta comunidad tan entrañable es Carmen Andola. Tiene 82 años y llegó con 65. "Me quedé viuda, no tengo hijos, estaba de alquiler y decidí venir aquí. Estuve tres años en lista de espera. Si no llego a venir aquí, ya estaría en el otro barrio. Hace seis años tuve un cáncer de mama y Lourdes, de Bienestar Social, fue mi ángel de la guarda. Le quiero más que a una hija. Al principio yo era de las más jóvenes y ayudé a mucha gente. Lourdes me dice que cómo no me van a ayudar, con lo que yo he ayudado".
Angel Aztiria tiene 66 años y llegó en diciembre del año pasado. "Tengo problemas con los bronquios, tuve una escapada y decidí venir aquí. Estoy muy a gusto: me arreglo bien con mi compañero de piso, entro y salgo cuando quiero...".
Meazti Etxea tiene una única cosa mala: que se ha quedado pequeña. Hay lista de espera y el Ayuntamiento ha decidido poner en marcha un servicio de atención diurna para los que quieran disfrutar de esta casa.
Habrá ocho plazas y se ha contratado a una monitora de tiempo libre y una auxiliar. El nuevo servicio está dirigido a las personas mayores de 65 años en riesgo de dependencia o situación de dependencia de grado 1. El objetivo es favorecer la permanencia de los mayores en su entorno social, fomentar su autonomía e integración social y apoyar a las personas que se ocupan de su cuidado.
Los usuarios comerán en Meazti Etxea y disfrutarán de actividades estimulativas: gimnasia, lectura fácil, manualidades, juegos de mesa, baile y música, nuevas tecnologías... El precio será de 350 euros al mes y desde el Ayuntamiento invitan a todos los posibles beneficiarios a acudir al departamento de Bienestar Social.