El zumaiarra y eibartarra Haritz Ayarza (1996) es investigador marino en la Universidad de Vigo y pescador submarino desde los 16 años. Aunque se aficionó a esta actividad en Zumaia, su pasión lo acompaña allá donde va. El pasado martes, al finalizar su jornada laboral, se fue de pesca para “desconectar” y vivió un momento “único” en sus 13 años de experiencia bajo el agua: capturó un lenguado de 1,320 kilos, una pieza extraordinaria que le dejó sin aliento. En la entrevista a este periódico cuenta cómo fue el hallazgo, reflexiona sobre la pesca submarina y reivindica una práctica tan sostenible como marginada.
Momento de la captura
¿Cómo fue el instante en el que vio el lenguado?
El martes, después de trabajar, hacia las 17.00 horas cogí el equipo de pesca, para desconectar del ordenador. Me metí en el agua, que en teoría iba a ir un par de horas. Cogí un sargo y dos pintos. A la novia le había dicho que estaría en el agua hasta las 20.00 horas, como mucho y ya eran las 20.20 horas. Para no preocupar a nadie decidí dejar de pescar y de repente, cuando estaba saliendo, vi algo rarísimo: en las piedras había un lenguado gigante. Yo pensaba que era una sepia “mutante”. Era monstruosa. El agua estaba verdosa (hay crecimiento de micro-algas en esta época del año). Me acerqué y vi que era un lenguado gigante. Sabia que sólo tenía una oportunidad. Si fallaba, tenía que volver arriba a respirar y no lo iba a volver a encontrar.
Y no falló.
Tenía el fusil cargado al tope, al máximo de potencia, para disparar lejos. La cámara también la tenía apagada. En teoría había acabado de pescar y quedaba poca batería, pero eso había que grabarlo. Ahí me quedé debajo del agua en apnea preparando todo. Si disparaba al máximo de potencia iba a destrozar la varilla porque el lenguado estaba pegado a la piedra e iba a rebotar. Había que actuar, me estaba quedando sin aire. Disparé y la clavé. La varilla se me enrocó y se quedó atascada. El lenguado estaba ahí enganchado dando vueltas, pero ahí estaba (ríe). La punta de la varilla estaba torcidísima, parecía un gancho. Me hizo muchísima ilusión coger esa pieza.
¿Era la primera vez que veía algo así?
Sí, sí. Llevo haciendo pesca submarina desde los 16 años y nunca había visto algo así. La gente de aquí (Vigo) me dijo que era algo muy inusual. Los pescadores ya me han comentado que en la lonja han solido ver de kilo y medio y este pesaba casi 1,4 kilos. Cuando coges uno de 700-800 gramos ya decimos que es una buena pieza.
La cena
¿Y qué hizo con el lenguado?
Nos lo comimos en casa. Lo cocinamos entero, en la plancha. Medía unos 44 centímetros, no lo llegué a medir exactamente, pero la plancha mide eso y entró justo (ríe). Tuvimos que sacrificar la ensalada, porque iba a reventar de tanta comida.
Además de lo excepcional de la pieza, ¿qué valor le da a la pesca submarina?
Muchísimo. Me permite comer pescados que no podría permitirme comprar, y también me sirve para desconectar, para aprender y para observar el mar desde dentro. Es una actividad sostenible, muy selectiva. No hay descartes. Coges lo que puedes, uno a uno, con tus pulmones, sin redes, sin motores. La FAO lo clasifica como el método de pesca más sostenible que existe.
Situación de la pesca submarina en Galicia
Sin embargo, comenta que en Galicia hay muchas restricciones. ¿Por qué?
Porque está muy criminalizada. No nos dejan pescar entre semana durante 7 meses, desde el 1 de octubre al 30 de abril. Las cofradías y ciertos sectores del mundo pesquero presionan para que se limite nuestra actividad. Hemos creado la asociación AGPESUR para defender nuestros derechos, porque las normativas estatales y gallegas marginan la pesca submarina, a pesar de ser la más sostenible. No pedimos privilegios, solo que se nos respete como a cualquier otra modalidad y poder pescar de una forma responsable y sostenible.
Pieza inigualable y canal de Youtube
¿Es la pieza más rara que ha pescado en tu vida?
Una de las más raras, sí. La más grande fue una lubina de casi nueve kilos. Pero este lenguado fue muy especial por cómo apareció, por el momento y porque nunca había vivido algo así.
Viendo los vídeos que sube a las redes sociales y a su canal de Youtube, parece que está jugando a un videojuego.
Sí, pero es mucho más que eso. Es ir al mar, desconectar del trabajo, disfrutar y aprender sobre los animales que hay en el mar, que me viene genial para el trabajo. Uso muchas cosas que aprendo en la pesca para mis investigaciones. Yo cojo cuatro pescaditos y luego me los como. Pero como he dicho antes, no podría ir al supermercado y comprarlos porque no me los puedo permitir.