La obra de la piscina enfrenta a PNV y el Gobierno

El alcalde, Luis Intxauspe, y la edil de Deportes, Esti Aldeiturriaga, le contestaron que ya se había dado respuesta a sus preguntas en las sucesivas comisiones y reuniones con técnicos que se habían llevado a cabo desde el mes de mayo. No obstante, los jeltzales consideraron que no se les había facilitado toda la información requerida.

Algunos de los reparos que expuso el portavoz jeltzale, Andoni Amonarraiz, radicaban en que el número de vigas y de columnas y su grosor no concordaban con las recogidas en el proyecto, pero en cambio se pagó la partida íntegra y que al menos en la obra habían trabajado once subcontratas que no aparecían en la documentación. El alcalde aseguró que todos esos cambios estaban en regla y que se cumplió la ley y se comprometió a entregar a la oposición los informes y comunicaciones que los justificaban.

Otra de las quejas del PNV era que, si en un principio se había señalado que la maquinaria de ozono y otros elementos se debían conservar tras la obra, todo lo que se había puesto era nuevo, pero de menor calidad. Aldeiturriaga se comprometió a estudiar este punto para que “no nos hayan dado gato por liebre”.

Asimismo, la edil señaló que el Ayuntamiento va a adquirir unas láminas aislantes que son obligatorias, pero que no se recogían en el proyecto.

Pero el tema que sigue levantando más polvareda es el de la temperatura del agua de las piscinas y del aire. A los tres partidos en la oposición (PNV, PSE-EE y Orain Hernani) les han llegado quejas de los usuarios de que no se duchan porque hace mucho frío en los vestuarios y de que el agua está a más baja temperatura que antes de hacer las obras. “Se ha conseguido ahorrar energía, pero se ha empeorado el confort de los usuarios”, manifestaron desde la oposición.