donostia - El embalse de Artikutza, que inició en marzo del pasado año una operación de vaciado para devolver la zona a su estado natural, ha cerrado estos días los aliviaderos para no perder más agua y seguir con el ritmo previsto hasta que comiencen las obras que se llevarán a cabo para la destrucción de la presa, de modo controlado. Desde el inicio de la operación, la superficie del agua ha bajado diez metros, un tercio de la altura del dique, que es de 35 metros y terminó de construirse hace 70 años.

La concejala de Medio Ambiente de Donostia, Ane Oyarbide, explicó que, en la actualidad, el agua del embalse de la finca de Goizueta, propiedad del Ayuntamiento de Donostia, está en la cota 337 sobre el nivel del mar y los planes del Consistorio consisten en mantenerla a esa altura (en la cota 339-341). Para ello, deberá subir algo el nivel de agua, lo que no ha sido posible hasta que se han cerrado los aliviaderos.

“Queremos que se mantenga el embalse en estos niveles hasta el momento de empezar la obra prevista”, señaló la corporativa. El Ayuntamiento de Donostia sacará próximamente a concurso los trabajos para perforar el dique de modo controlado, sin que se produzca un derrumbe que podría conllevar un final de desembalse abrupto. Sin embargo, aún no está claro cuál será el método elegido.

Por el momento se han estudiado dos alternativas. La primera consiste en crear un túnel de 30 metros de longitud en la zona baja de la presa con el fin de que salga por ella el agua restante. Sin embargo, esta operación tiene un elevado coste. Por ello, se analiza también la apertura de una grieta en el dique, de arriba a abajo, con la misma finalidad de dejar salir el agua residual.

vegetación Por el momento, los expertos en la materia quieren analizar el comportamiento de las laderas que dan al embalse, tras haber bajado diez metros el nivel del agua, y comprobar el ritmo de revegetación. “La aparición de vegetación va a toda velocidad”, afirman técnicos municipales con satisfacción. La humedad del lugar y su frondosidad han hecho que las plantas nazcan ya en la parte de las laderas que han permanecido 70 años cubiertas de agua y han empezado a sentir de nuevo el sol desde el arranque del vaciado que comenzó hace año y medio.

Un grupo de biólogos de la UPV/EHU ha aprovechado la operación para llevar a cabo un seguimiento de los detalles de la recuperación natural del río Enobieta, ya que esta deconstrucción se considera la de mayor envergadura de las llevadas a cabo hasta el momento en el Estado. La eliminación de pequeñas presas para permitir que el discurrir natural del cauce de los ríos es una actuación que se ha repetido en los últimos tiempos, también en Gipuzkoa.

lluvia Las labores de vaciado de los 1,6 millones de litros de agua que contenía el embalse de la finca de Artikutza tuvieron que enfrentarse a las fuertes lluvias del pasado invierno, que ralentizaron la operación. Las precipitaciones arrojaban grandes cantidades de agua al embalse, que tenía abiertos los sifones para dejar salir el agua, pero entraba más de la que sacaba.

El Ayuntamiento de Donostia tomó la decisión de deshacer la presa de Enobieta, que no se usaba desde 1992, después de comprobar el mal estado en el que se hallaba el muro, con filtraciones y otros problemas, y la fuerte inversión que hubiese sido necesaria, de alrededor de dos millones de euros, para repararlo. Por ello, tuvo que optar entre arreglarlo o deshacer la presa y se inclinó por lo segundo, de modo que el río Enobieta volviese a su estado original. El objetivo del Departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento es que ese momento llegue en 2019, año en el que se cumplirá un siglo desde que Donostia adquirió la finca para abastecerse de agua de calidad.