Donostia - El Ayuntamiento de Donostia permitirá finalmente el derribo total de los muros de la iglesia del convento de San Bartolomé aunque con la obligación de reconstruirlos posteriormente. Las paredes del pequeño templo del siglo XIX, con planta de cruz latina, comenzaron a ser demolidas el pasado mes de enero por la empresa encargada de construir el hotel de cuatro estrellas que surgirá en el solar del antiguo convento. Según la licencia inicial, la obra debía conservar los muros del templo, ya que estaban protegidos.
Así, el Consistorio paralizó la obra con el argumento de que la destrucción de la iglesia no estaba autorizada en la licencia. Según manifestó entonces el concejal de Urbanismo, Enrique Ramos, tanto la fachada norte del convento, visible desde numerosos puntos de la ciudad, como la iglesia del viejo convento, se habían estado preservando precisamente porque eran elementos protegidos. En caso contrario, señaló, ya se habrían derribado. Por este motivo además, la iglesia, según el proyecto de hotel, formará parte del hall del establecimiento de cuatro estrellas.
Aunque la causa del derribo fue considerada como un error en un primer momento, este periódico ya informó de que la empresa responsable de las obras interpretó que sí podía llevar a cabo la demolición parcial de las paredes. Para defender su postura, además, recurrió a los tribunales y desde entonces la obra ha estado prácticamente parada.
Ahora, la batalla judicial abierta podría quedar atajada ya que la junta de gobierno del próximo martes prevé aprobar un cambio en el permiso de obras precisamente para autorizar que la demolición iniciada por la empresa constructora termine del todo. No obstante, la reforma del permiso le obligará a reconstruir los muros posteriormente y a cumplir varias condiciones.
Además, la nueva licencia permitirá la construcción de una habitación más (123 en vez de 122) y “alguna modificación para adaptar las ventanas al nuevo uso” de hotel, según dice el dictamen del departamento de Urbanismo, que recalca también que “se deberá respetar el despiece original del conjunto de las ventanas”, así como “las divisiones radiales en el rosetón y la cuadrícula en las ventanas inferiores”. Asimismo, la constructora tendrá que mantener el portón, la verja y la puerta principal de la fachada norte , según recalca el documento.
El cambio de criterio del Ayuntamiento, que en enero obligó a reponer lo derribado y ahora permite terminar de demolerlo para después reconstruirlo, se fundamenta en un informe encargado por el departamento de Urbanismo a la empresa Payer Ipar Consult, una entidad “independiente y especialista en la ingeniería del subsuelo y las cimentaciones especiales”.
“inconvenientes” El estudio, que se ha contrastado con los presentados por la constructora, asegura que “desde un punto de vista estrictamente técnico y constructivo, los muros carecen de interés dado que la mampostería es ordinaria, las técnicas constructivas convencionales y los materiales no presentan características reseñables”. Por ello, el informe considera que la propuesta planteada con anterioridad por el Ayuntamiento, que consistía en llevar a cabo un recalce de los muros, “presenta inconvenientes técnicos y requeriría de modificaciones importantes para adecuarse a la realidad de la obra”. El dictamen señala que “los muros cuentan con una cimentación de canto irregular y escaso en varios puntos”, además de un mortero poco fuerte que obligaría a una intervención muy compleja y agresiva. Por ello, señala el estudio, “si el valor de los muros los permite” lo aconsejable es “su demolición y posterior reconstrucción”.
Se da la circunstancia de que la iglesia de San Bartolomé, finalizada en 1887, así como la Casa de Baños (cuya fachada se repondrá en Arroka) y el muro de la calle Easo fueron los tres elementos construidos que llevaron al Tribunal Supremo a anular en 2004 los primitivos planes municipales para derribar el muro de San Bartolomé y crear un nuevo barrio en la ladera.