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El pajarito de Madonna era de Zumarraga

Hace seis años la canción ‘Aldapeko sagarraren’ dio la vuelta al mundo de la mano de Madonna y Kalakan. Se cree que la compuso el zumarragarra Juan Ignacio Busca Sagastizabal.

El pajarito de Madonna era de Zumarraga

La canción Aldapeko sagarraren es una de las más populares del cancionero vasco y hace seis años estuvo en boca de todo el mundo porque Kalakan la interpretó con Mado-nna. La autoría de esta canción no está del todo clara, pero son muchos los que defienden que la compuso el zumarragarra Juan Ignacio Busca Sagastizabal.

En la familia Busca siempre han oído que fue así. Según cuentan Lauran y Usoa Busca (hijos del gastrónomo José María Busca Isusi y sobrinos-nietos del compositor), el músico estaba subiendo la cuesta que lleva a la ermita de La Antigua, cuando escuchó el bello canto de un pájaro. Le emocionó de tal manera, que le dedicó una canción. El manzano al que hace referencia la canción se encontraba a la altura del caserío Gurrutxaga Goikoa.

Hijo de un italiano Ya sabemos de dónde era el pajarito de la canción que bailó Madonna, pero... ¿quién era el hombre que le dedicó una canción? Busca Sagastizabal era hijo de un italiano y una vecina de Ezkio: Juan Bautista Busca Peretto y Josefa Antonia Sagastizabal Zabalo.

Juan Bautista y su hermano Pedro vinieron a Euskadi junto con otros muchos italianos, a trabajar en la construcción de la línea de ferrocarril Madrid-Irun. Se instalaron en Zumarraga. El primero se casó con Sagastizabal y el segundo volvió a Italia.

El músico era el segundo hijo del italiano y la ezkiotarra. Nació en 1868 y falleció en 1950. Según la información recopilada en la web sobre la familia Busca (alvarobusca.webcindario.com) y en la web del Ayuntamiento de Zumarraga, el primer maestro de Busca Sagastizabal fue su vecino Juan Lino de Leturia. Después, estudió en los Escolapios de Tolosa. Su maestro de música (el navarro Felipe de Gorriti) le envió una carta a su padre, diciéndole que Juan Ignacio era de memoria privilegiada para la música, “pero como toda persona inteligente, poco amigo de trabajar demasiado”.

Inició la carrera eclesiástica en la Universidad Pontificia de Salamanca, pero acabó estudiando música en Madrid. Un buen día, después de pasar unas vacaciones en familia, cogió el tren rumbo a Salamanca. En Venta de Baños se le olvidó bajar del tren para coger el que iba a Salamanca y acabó en Madrid. De allí escribió a sus padres diciendo que la música era su verdadera vocación y que a ella iba a dedicar su vida.

Estreno en presencia del rey En Madrid, se casó con su amor de la infancia (Casimira Gabilondo) y tocó el órgano en varias parroquias y en el Teatro Real. Además, compuso el himno de la Virgen de Covadonga, varios villancicos... Su himno eucarístico Cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor, se estrenó en presencia del rey Alfonso XIII, se tradujo a varios idiomas y se canta en todo el mundo.

Otras dos composiciones religiosas suyas, Stabat Mater y Misa Pastorela, son también muy apreciadas. Entre las composiciones populares destacan, además de Aldapeko sagarraren, Bi euzko abesti y el himno a Miguel López de Legazpi, compuesto con motivo de la inauguración de la estatua del colonizador de las Islas Filipinas que preside la plaza de Zumarraga.

En su 25º aniversario, el Orfeón Donostiarra cantó en Zumarraga (el director era el zumarragarra Secundino Esnaola) y Busca Sagastizabal vino desde Madrid para presenciar el concierto. El Orfeón interpretó catorce composiciones y entre ellas estaba Bi euzko abesti.

En el llamado Concierto de las Mil Voces, celebrado en Donostia en 1949, también se interpretaron canciones de Busca Sagastizabal. Al final del concierto, tuvo que subir al escenario a petición del público y fue aclamado.

Él y su esposa tuvieron un hijo y tres hijas y pasaban las vacaciones en Euskal Herria: en Pitillas (su mujer era de Urretxu, pero residió desde niña en este pueblo), en Zarautz y en Zumarraga.

La gran popularidad que alcanzó en Madrid no provocó que olvidara su pueblo natal. Celebraba todos los años el día de Santa Isabel y cuando abrieron una suscripción popular para colocar la cruz de hierro del monte Beloki, envió 25 pesetas. En 1893, consagrado ya como profesor de armonía y composición, decidió ser el director artístico de la banda municipal.

El Ayuntamiento de Zumarraga tuvo ocasión de agradecerle su apoyo al pueblo en el centenario de su nacimiento: le dio su nombre a un grupo de viviendas construido en el barrio Eitzaga y colocó un busto en su memoria. Tampoco estaría de más plantar un manzano, para que los pajaros se posaran en él.