OÑATI- El dispositivo de control de acceso en el cruce de Txaketua mediante la lectura de matrículas comenzará a funcionar en pocas semanas. El nuevo sistema permitirá reconocer de forma automática los vehículos autorizados, a la vez que sancionará a aquellos que, a pesar de no cumplir este requisito, se aventuran a transitar por este céntrico enlace en los días y horas que permanece cerrado a la circulación rodada: los viernes, a partir de las 16.00 horas, los sábados desde las 12.00 del mediodía, y los domingos y festivos.
Pacificar el tráfico del Casco Histórico oñatiarra y dar mayor protagonismo a los peatones es uno de los ejes estratégicos del Plan de Movilidad Urbana Sostenible. Este objetivo, sin embargo, se atascó en el cruce de Txaketua, después de que la prueba piloto llevada a cabo en los primeros meses del pasado año descartara la peatonalización completa de esta neurálgica arteria, limitándola a los fines de semana.
De este modo, las vallas que durante meses han alertado del cierre del concurrido trayecto entre la Avenida de la Universidad y Maiatzaren 1 plaza serán sustituidas por una cámara con lector de matrículas que vigilará el tráfico en ambos sentidos. Este nuevo sistema se pondrá en marcha "en torno a Semana Santa", según explicaron ayer fuentes del Gobierno municipal. La fecha todavía no está concretada, pero sí avanzaron que "para primeros de abril" estará operativo.
La medida busca, por un lado, implantar un dispositivo de control más eficaz que las vallas actuales que han resultado "poco operativas", al haber aparecido en ocasiones rotas como consecuencia de actos de gamberrismo. Y, por otro, acabar con la indisciplina de algunos conductores, que se saltan a la torera la restricción y atraviesan Txaketua en su horario de cierre, incluso superando la velocidad permitida para pasar cuanto antes y evitar ser cazados.
200 EUROS DE MULTA El método del lector de matrículas en zonas peatonales está instaurado en otras localidades como Beasain, Ordizia, Hondarribia y Elorrio. En pocos días llegará a Oñati para regular el tramo de la Avenida de la Universidad, desde la confluencia con Aita Madina hasta la plaza Primero de Mayo (si se permite entrar a este último punto para aparcar). Así, cuando la cámara detecte un vehículo extraerá la información de su matrícula y la remitirá directamente a la Policía Municipal, con cuya sede estará conectada. Los automóviles acreditados estarán registrados en una base de datos (Herribusa, proveedores o vecinos con un permiso especial), mientras que con los no autorizados se cursará una denuncia acompañada de la correspondiente multa que ascenderá a 200 euros. La infracción se regirá por el incumplimiento de la señalética que se colocará en Txaketua avisando de la prohibición de circular en horario peatonal, tal y como detallaron desde el Ayuntamiento.
Antes de interponer la sanción, el Consistorio iniciará una campaña para informar a la ciudadanía. "La idea es dar un margen de tiempo a los conductores para que se vayan acostumbrando antes de que la cámara empiece a multar", indicó la edil Irati Etxeberria. Una vez de que eche a andar el nuevo sistema, la intención es que el horario de los domingos para reabrir Txaketua se retrase de las 21.30 (actualmente) hasta "las 23.00 o 24.00 horas", avanzó la concejala de Urbanismo. De momento, el Gobierno municipal ha decidido probar este dispositivo de control de accesos en el cruce de Txaketua, pero sin perder la mirada a su posible y futura ampliación a todo el Casco Histórico. Por ejemplo, se está estudiando la opción de poner una de estas cámaras en el cantón de Gerriko para dar acceso a los propietarios de los garajes de la zona.
RADAR MÓVIL Otra de las alternativas en materia de movilidad que también está analizando el Gobierno municipal tiene que ver con la instalación de un radar móvil en distintos puntos del municipio en los que se detecten excesos de velocidad. La propuesta que los responsables municipales barajan consiste en alquilar el radar, que no supondría coste alguno para las arcas locales, a una empresa que se encargaría de tramitar las multas, de las que se llevaría una comisión.
Esta es la oferta que tiene encima de la mesa el Ayuntamiento y sobre la que tomará una decisión. El sistema funcionaría con campañas periódicas con el fin de concienciar a los ciudadanos de la necesidad de adecuar la velocidad a las condiciones de la vía en cada momento.