El máximo sueño de todo deportista, quizá exceptuando algunas disciplinas superprofesionalizadas como el fútbol, es ser olímpico. En Hondarribia, la joven judoka Lidia Yarza, de solo 21 años de edad, ha iniciado el camino para intentar estar en Tokio 2020.
Se trata de un recorrido “largo y duro, ante muchos rivales de altura. Pero Lidia tiene cualidades para intentar estar ahí, en el ranking de los 18 mejores del mundo en su categoría a la altura de mayo del año 2020”, asegura su entrenador, Ronaldo Veitia.
De 47 años e hijo de una leyenda del judo cubano, Veitia conoció a Lidia Yarza cuando ésta tenía “12 o 13 años” y él trabajaba en el Centro de Tecnificación de Valencia.
“Ya entonces se le veían cualidades de gran judoka. Era una niña muy ágil y sobre todo, tenía una grandísima técnica”, recuerda el preparador, que recaló en el club Ama Guadalupekoa de Hondarribia en 2012 y recientemente ha puesto en marcha el nuevo Judo Club Bokken, junto a su esposa, Mariela López. Ambos alaban “la gran formación técnica” que recibieron “tanto Lidia como toda su generación en Ama Guadalupekoa, de la mano de Daniel Palavecino”.
transformación En 2016, Lidia Yarza concluyó su andadura en la categoría junior como primera en el ránking español y octava en el mundial. Para pasar a senior, de acuerdo con su entrenador, Lidia Yarza inició una transformación deportiva, física y personal, de gran sacrificio.
“Lidia tiene un judo tremendo, pero en la categoría de más de 78 kilos, le tocaba competir con chicas que le sacaban mucha altura y hasta 30 o más kilos de peso. Por eso, ha adelgazado 30 kilos en el último año, para entrar en la categoría de menos de 78 kilos, donde puede explotar mejor sus cualidades técnicas ante rivales de peso y altura similares”, explica Ronaldo Veitia.
Ese cambio y adaptación física y técnica ya está en marcha, pero el otro gran escollo para al menos intentar estar en Tokio 2020, es el económico. “A los Juegos Olímpicos irán los 18 primeros del ranking mundial a la altura de mayo de 2020, pero el periodo de puntuación para esa clasificación arranca en mayo de este 2018, dos años antes. En ese tiempo, hay 14 pruebas puntuables cada año y hay que intentar estar en cuantas más mejor”, explica Mariela López.
De entrada, el objetivo de este año es “poder ir al menos a siete pruebas puntuables, con un presupuesto de unos 6.000 euros, y que Lidia lo haga de forma autónoma, viajando sola o dentro de la disciplina de la selección española, que en ese caso corre con los gastos, porque acompañarla comprando un billete más implica una prueba menos a la que poder desplazarse”, señala Ronaldo Veitia.
ayuda de klink En este camino duro pero ilusionante, Lidia Yarza se ha encontrado con la ayuda de la sociedad Klink de Hondarribia, que este próximo sábado, día 27, dedicará la primera de sus comidas solidarias de este año, junto a un sorteo de regalos, a recaudar fondos que la ayuden a sufragarse estos gastos.
“Conocemos a Lidia Yarza de hace tiempo. Es una chica humilde y muy trabajadora que ha hecho un gran esfuerzo por estar donde está ahora. Queremos ayudarle a que el dinero no sea un impedimento para intentar cumplir su sueño, el de ser deportista olímpica. Haremos esta comida y esperamos hacer más cosas en los dos próximos años”, señala José Manuel Nogueras, responsable de la acción social de la reconocida entidad con sede en el Casco Histórico de Hondarribia.
Siempre reservada y tímida, Lidia Yarza se muestra “muy agradecida” por todo el apoyo que está recibiendo en las últimas semanas, desde que esta iniciativa se puso en marcha. Ese apoyo supone para ella “una motivación extra para trabajar más duro aún” en busca de su sueño, el de estar en Tokio 2020.