Por razones obvias, Olentzero y los Reyes Magos son los personajes navideños más queridos por los niños. Durante la ronda del día de Nochebuena y la cabalgata del 5 de enero, los pequeños se arremolinan alrededor de ellos con los ojos fuera de sus órbitas. Los voluntarios que hacen de Olentzero, Gaspar, Melchor y Baltasar tienen infinidad de anécdotas. El legazpiarra Primi Murgiondo puede contar más anécdotas que nadie, pues no contento con hacer de Olentzero, también hacía de Baltasar. Lo suyo tenía más mérito que lo del periodista que se convertía en Superman: para el día 24 se tenía que transformar en un carbonero vasco, para la noche del 5 de enero en un rey mago de Oriente, tenía que entregar regalos a todos los niños en dos ocasiones... Como para volverse loco. Eso eran superpoderes y lo demás son pamplinas. Legazpi le agradeció la semana pasada su aportación al pueblo con uno de los Kultura Sariak.
Murgiondo es muy querido en Legazpi, debido a su simpatía y a la labor social que ha desempeñado. Es legazpiarra de pura cepa, pero nació en Zumarraga. Muy poca gente lo sabe. “El aita era de Mutiloa y la ama de Zegama. Mi hermano mayor, mi hermana y yo nacimos en el barrio Eitzaga de Zumarraga. Cuando yo tenía siete años vinimos a Legazpi y el hermano más joven nació aquí”.
Nació en Zumarraga, pero es tan legazpiarra como el que más: estudió en el colegio La Salle, con quince años comenzó a trabajar en el empresa de Patricio Echeverría (como Dios mandaba) y ha colaborado y participado en todo tipo de iniciativas.
En patinete Por ejemplo, en fiestas. En una foto que guarda con especial cariño aparece sobre un patinete, durante las fiestas. “Tenía 22 años y era el primer patinete de este tipo que apareció en Legazpi”. Se hizo en Patricio, por supuesto.
Las navidades también le gustan mucho. Estos días su casa está decorada con un belén. Como también le gustan los niños, no es de extrañar que los organizadores de la ronda de Olentzero y la cabalgata de Reyes contaran con él. “En su día también hice de Bizarzuri, recogiendo las cartas de los niños, y de Herodes”. Solo le falta hacer de Papá Noel...
Como se puede ver, ha disfrutado mucho de las navidades. Y después de tanto años en metiéndose en la piel de personajes navideños, puede contar infinidad de anécdotas. “Cuando empecé a hacer de Baltasar, la cabalgata la hacíamos sobre mulos. Eran muy grandes y tenía que subirme a una tapia para montarme encima del animal. En una ocasión, los de la organización lanzaron cohetes cuando yo estaba a punto de subirme al mulo y este me pegó una coz. Salí volando y caí a unas huertas. Tuve que salir lleno de barro y con la cara ensangrentada”.
Hacer de Olentzero también tenía sus riesgos. En este caso, el peligro no radicaba en llevarse una coz, sino en recibir un porrazo. O acabar en el cuartelillo. “El primer año, llevábamos una ikurriña y apareció la Guardia Civil. Me llevaban a hombros. Pegué un salto y me refugié en un portal. Cuando vi que la cosa se había calmado, fui corriendo a casa”.
Niños Afortunadamente, las alegrías eran muchas más que los sustos. “Los niños me gustan mucho y disfrutaban conmigo. A cuántos niños habré besado... He disfrutado mucho haciendo de Olentzero y de Baltasar. No hay nada más bonito que hacer felices a los niños. Estoy soltero, pero tengo seis sobrinos y jugaba mucho con ellos cuando eran pequeños”.
También participaba en las salidas montañeras que organiza la sociedad Izadi-Zaleak para los más pequeños. “Con los niños hay que tener mucha paciencia y enseñarles a hacer cosas. Me querían mucho. Cuando faltaba a una salida montañera, preguntaban por mí y empezaban a llorar porque no había ido”.
Además de Olentzero, Baltasar, Herodes, Bizarzuri y miembro de la sociedad de montaña Izadi-Zaleak, ha sido un gran hincha del equipo de fútbol local: el Ilintxa. “Mi hermano Ramón fue portero del Ilintxa y después jugó en el Eibar. También fue entrenador del Ilintxa, Eibar, Aurrera de Ondarroa, Urola... En el campo de Latxartegi solía hacer mucho frío y le llevaba pattarra para que entrara en calor”.
Además de al Ilintxa, sigue al Eibar. “Cuando mi hermano jugaba en el Eibar, íbamos a ver sus partidos en un Seat 600. A la vuelta, el pobre coche las pasaba canutas para subir Deskarga”. Si subir Deskarga con un 600 era difícil, ir a los Alpes con un Mini resultó toda una odisea. “Fui al Mont Blanc, con Angel Arrieta. También he estado en el Aneto, en el Teide... Dejé Izadi-Zaleak, pues ya no puedo ir al monte. Tuve un problema de corazón y ahora suelo andar cerca de casa”.
Acude a la ronda de Olentzero y a la cabalgata, por supuesto. “Muchos me dicen que soy el cuarto rey y algunos todavía me piden que vuelva a hacer de Olentzero”. En el bar Gurrutxaga tienen colocada la fotografía de Olentzero que ilustra este reportaje, pero ha sido imposible encontrar una foto suya caracterizado como Baltasar. ¿Se las habrá llevado el carbonero para quedarse con todo el protagonismo?