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Las ‘locas’ de los gatos de Lazkao

La asociación Lau Katu de Lazkao captura, esteriliza y suelta o da en adopción a los gatos abandonados que se encuentran en las calles del municipio.

Las ‘locas’ de los gatos de Lazkao

pocas cosas pueden ser más enternecedoras que las imágenes de unos gatitos recién nacidos. Indefensos, frágiles, pero a la vez luchadores y, sin duda, capaces de derretir los corazones más fríos. Aunque amantes de los animales los hay muchos, y cada vez más, también hay quienes todavía no han aprendido a respetarlos.

La asociación Lau Katu de Lazkao cumplió este lunes dos años de vida y durante este recorrido ha tenido que enfrentarse a situaciones realmente difíciles. Así lo cuenta Begoña Franco, una de sus voluntarias: “Una vez me encontré a un grupo de adolescentes que estaban apaleando a un gato. Me acerqué, lo recogí y me di cuenta de que estaba ensangrentado. Enseguida lo llevé al veterinario y después de tratarlo por suerte sobrevivió. Aun así, es una situación que te rompe el alma”. Añade, además, que no es un acto aislado y que frecuentemente se encuentran con gatos heridos que han sido golpeados. “Desde la asociación solo pedimos que respeten a todos los animales. Aunque no les gusten, que no les peguen ni los envenenen”, pide.

controlar la población Lau Katu tiene como objetivo capturar a los gatos que se encuentren por las calles de Lazkao, esterilizarlos y después soltarlos de nuevo o darlos en adopción. “Una vez que los capturamos pasan algunos días en mi casa, que es la de paso, porque después de esterilizarlos suelen estar más débiles y tienen que recibir cuidados. Una vez pasado ese tiempo, los soltamos”, relata Franco. Así, como norma general, los gatos machos suelen pasar una noche en casa de Franco y las hembras, dos noches. “Lo que queremos conseguir es tener la población de gatos de Lazkao controlada, porque si nadie realiza este trabajo el número va a ir aumentando sin control”, advierte.

Durante estos dos años han esterilizado a cerca de 150 gatos. “Muchos nos preguntan si realmente hay tantos gatos en la calle, y no hay más que mirar a los datos. En lo que llevamos de año hemos esterilizado a cerca de 50”, recalca Elena Cardona, miembro de Lau Katu. La captura la realizan dos veces por semana, por las tardes. Previamente se aseguran de que se trate de animales sin hogar y analizan las zonas por las que se mueven. Y, llegado el momento, “utilizamos unas jaulas trampa para poder cogerlos”, detalla Cardona.

Una vez capturados, son examinados por un veterinario, que también los esteriliza. “Normalmente suelen tener virus felinos, enfermedades que no afectan a los humanos. El catarro de ojos, de nariz, las neumonías, pulgas y parásitos internos también son habituales”, precisa Cardona. A los gatos que van a volver a la calle se les hacen unas marcas en las orejas, un corte en la oreja derecha en el caso de las hembras y en la izquierda, en el de los machos, para distinguir los que han sido esterilizados y los que no.

apoyo económico Todas las personas que trabajan en asociación son voluntarias y llevan a cabo las esterilizaciones cuando reúnen el dinero necesario: “Si pudiésemos esterilizaríamos a todos los gatos que están en la calle, pero necesitamos más apoyos”, destacan.

Con este objetivo, se pusieron en contacto con el Ayuntamiento de Lazkao, y su respuesta fue “muy positiva”. Aun así, esperan que para el año que viene el Ayuntamiento se implique económicamente, porque su trabajo contribuye también a que las calles de Lazkao estén limpias. En este sentido, Lau Katu ha colocado catorce comederos por toda la localidad que, además de servir “para que los gatos tengan comida y agua”, también ayudan “a que no se ensucien las calles”.

Franco y Cardona son dos de las voluntarias que forman la asociación, que cuenta con cerca de una docena de participantes entre fundadoras, socias y colaboradoras. La pasión que sienten por los gatos es contagiosa y admirable. “Mi madre no quería gatos en casa, y en cuanto me independicé los tuve. Hoy por hoy tengo dos, aunque pasan muchos por casa”. La situación de Cardona es parecida, y comparte su hogar con tres gatos y dos perros. Ambas cuentan que desde hace muchos años han solido alimentar a los animales de la calle. “Hemos andado años y años a escondidas, como si realmente fuésemos terroristas; esperando a que se hiciera de noche para poder salir sin ser vistas, porque sino enseguida te dicen algo”, cuenta Franco.

responsabilidad Muchos de los gatos que rescatan de la calle son después dados en adopción. Para ello, se valen de Facebook, “una herramienta súper necesaria”. Las voluntarias publican en la red social las fotografías de los gatos que han capturado y quienes están interesados en adoptar a alguno contactan con ellas. “Después les hacemos una entrevista, porque no hay que olvidar que estamos hablando de animales, no son juguetes, y no se pueden dejar en manos de cualquiera”, recalca Franco, quien añade que no dan en adopción a gatos que no hayan cumplido las seis semanas: “Suelen ser muy delicados y hay que cuidarlos como si fuesen bebés. Para ello transformamos las cajas de ropa y dentro ponemos mantitas de lana, agua caliente. También colocamos un despertador con segundero para que se imaginen que es el latido del corazón de su madre”.

Además, hay vecinos que tienen camadas y se ponen en contacto con ellas porque no saben qué hacer con los cachorros. “Es una cuestión de responsabilidad. Si solamente quieres tener un gato en casa es mejor que lo esterilices, porque si no es posible que tenga gatitos y después te tendrás que hacer cargo de ellos”, advierte Cardona.

En este sentido, subraya que el trabajo que realizan ellas lo puede hacer cualquier persona con los gatos que encuentra en la calle, y con la descendencia que puedan tener sus mascotas. “Nosotras estamos para ayudar en lo que sea, para dar todas las facilidades o consejos, pero creemos que es una tarea que tendría que realizar cada persona que se encuentre un gato abandonado”.

Franco y Cardona confiesan que son unas “locas” de los gatos, que son su gran pasión y que el trabajo que realizan es “realmente gratificante”: “Solo queremos darles una vida más digna”, concluyen.