DONOSTIA- Pilar Arana, concejala de Movilidad y Transporte, tiene claro que hay que dar pasos en firme para que cada vez menos coches entren en la ciudad. Para ello hay distintas medidas en cartera, que se suman a otras que exceden a su competencia, como la puesta en marcha del metro de Donostialdea.
¿Iniciativas como la Semana de la Movilidad siguen siendo necesarias o útiles?
-Tengo que reconocer que se ha perdido ese entusiasmo inicial de los primeros Días sin Coche. Para nosotros siguen siendo necesarias, son útiles para hacer pedagogía, pero quizá se ha perdido impulso.
¿Qué se ha incluido en esta semana?
-Uno de los actos principales fue el de la mañana del viernes, cuando se celebró la marcha ciclista joven en bicicleta, con distintos centros escolares involucrados. Además, Donostia fue punto de partida de un tour de movilidad eléctrica que llegará a Poitiers. Fuera de la semana, este mismo jueves, se hará en la ciudad una prueba de moto eléctrica.
¿El Ayuntamiento de Donostia apuesta por la movilidad eléctrica?
-Estamos elaborando un documento que recoja nuestra actuación al respecto. Las ciudades apuestan por la retirada de coches contaminantes, los diesel. Nosotros no tenemos fechas, pero esa idea está ahí. Queremos reducir el número de coches que circulan en la ciudad y si, además, conseguimos que circulen cada vez más vehículos eléctricos, mejor.
¿Y qué medidas se van a tomar al respecto?
-Estamos empezando a prepararnos como Ayuntamiento para lograr ese doble objetivo. Hemos realizado un diagnóstico que presentaremos en un documento. Uno de los aspectos en los que se va a trabajar es el de los puntos de recarga de noche de los vehículos eléctricos, para que se ubiquen en los aparcamientos de rotación -llegando a acuerdos con los concesionarios- pero también en los parkings de las comunidades de vecinos.
Una tarea complicada.
-En el caso de los aparcamientos en rotación ya nos han venido a solicitar información, dado que han comenzado a tener demanda y hay que ir incorporando estos puntos de recarga. En lo que se refiere a las comunidades vecinales, tenemos que conseguir que les resulte sencillo colocar estas instalaciones, no les podemos dejar solos.
En el guión de la movilidad de Donostia entra un nuevo personaje, el metro. ¿Cómo va a afectar a la circulación?
-Creo sinceramente que es un elemento esencial para dar un cambio a la ciudad. Se dota de alta capacidad a un medio de transporte en una zona céntrica de la ciudad y a partir de ese momento puedes quitar coches. Si vienes de cualquier punto de la costa te pones en la calle Loiola sin necesidad de vehículo. Al día siguiente de la puesta en marcha del metro yo no tendría ningún problema para decir de aquí no pasas: se quita un carril al tráfico en La Concha y otro en San Martín y se hace un bidegorri en condiciones. Con los franceses, lo mismo, no hay necesidad de coger el coche, lo dejas en Ficoba y listo. Hemos intentado, aunque de momento no lo hemos logrado, que en el puerto de Pasaia se incorpore un aparcamiento para que se dejen los vehículos. Un elemento, sin duda, que permitirá reducir el tráfico es el metro.
¿Y qué afecciones tendría en Dbus?
-El objetivo es que la red de transporte público mejore y para ello habrá que remodelar el servicio de Dbus. No se van a quitar líneas ni se va a echar a ningún conductor, habrá que complementarse, como en otras ciudades, y estoy segura de que Dbus podrá llegar a puntos donde ahora no puede acceder.
Otro tema que causó cierto revuelo fue el de la OTA para motos.
-No hay ningún proyecto sobre la mesa, que quede claro. Estamos analizando distintas opciones. Motos hay muchas y recojo continuamente quejas de falta de aparcamiento, más que de coches y de bicis. Lo que pasa es lo mismo que pasó hace 20 años con los coches, que los motoristas, aunque no sean todos, usan la moto para moverse de Benta Berri a la Parte Vieja y muchos de ellos tienen alternativas, con paradas de transporte público cerca. Si no queremos que los coches se usen para esos viajes cortos, tampoco las motos. Pretendemos que el conductor de moto se responsabilice. Han pedido que se habilite un aparcamiento en el Puerto, eso no puede ser. Hay que aprender a compartir, pero que no se pidan espacios nuevos. No se van a dar.
¿Hay nuevas peatonalizaciones en el horizonte?
-Estamos trabajando con la asociaciones de comerciantes y vecinos de Altza para actuar en un punto del barrio, tenemos que ver qué opinan los técnicos al respecto.
¿Las obras en el saneamiento de Egia retrasarán la puesta en marcha de la OTA en el barrio?
-No. En el momento en que podamos entrar, cuando se completen todos los trámites, entraremos. Para enero la OTA de Egia estará en marcha. Comenzaremos a pintar en cuanto nos sea posible, aunque iremos valorando cómo lo vamos haciendo en función de las obras. En otoño se pintará, se contactará con los egiatarras y se comprará el equipamiento. Entiendo que la puesta en marcha de la OTA será una liberación para los vecinos del barrio, incluso durante las obras, ya que se evitará que aparquen todo el día quienes vienen de fuera.
Hablando de aparcamientos, ¿cómo está el tema de los estacionamientos disuasorios?
-Es un tema complicado. En unas jornadas recientes hubo expertos que se pronunciaron en contra, por considerar que no tiene lógica que la gente haga la mayoría del trayecto en vehículo privado y los últimos metros en transporte público. Lo suyo sería que se hiciera toda la ruta en transporte público. Pero en este tema, como en otros, parece que para que funcione hay que obligar.
Entonces, ¿se va a renunciar?
-Estamos trabajando para, ayudados de la tecnología, conseguir que en algún momento se impida el acceso al centro de la ciudad a los que no son residentes, algo que podría hacerse mediante cámaras que detecten las matrículas de Donostia u otro sistema similar. El problema es que no podemos cerrar la ciudad en verano todo el día, mataríamos la actividad. Habría que actuar solo cuando haya mucho tráfico.
Hay puntos en Donostia que se atascan con facilidad y parece que ese es el caso del paseo Árbol de Gernika.
-Quiero dejar claro que ha funcionado estupendamente para los autobuses. Si sumamos el número de personas que pasan por ahí en transporte público y las que van en coche, son más las primeras, por lo que se ha beneficiado a la mayoría. No hay más que ver qué fácil llegan los autobuses a la estación. En verano ha sido así, de cara al invierno volveremos a valorarlo, pero funciona bien desde el punto de vista de la movilidad.
¿Y las obras de San Martín?
-Son obras con repercusiones, en especial en los cruces con Easo y Urbieta. Creo que quizá ha fallado la comunicación y de ahí los atascos. Pero hay obras con muchas más afecciones y que durarán mucho más, como las que provoca el cierre del puente de Astiñene, donde ninguna solución puede ser rápida.
¿Qué tal han funcionado los aparcamientos de rotación durante el verano?
-Todavía no tengo la evaluación final, hasta mediados de verano han funcionado sin problemas.
¿Y qué tal ha ido el tráfico?
-La percepción de los ciudadanos será otra, pero los técnicos están contentos de cómo ha ido. Hasta el 19 de julio fue todo maravillosamente, pero ese día hubo una avalancha de franceses y complicó la circulación. A partir de ese día, lo esperado en verano, desde luego no peor que otros años.
Hay un proyecto para crear una central de reparto de mercancías en transporte sostenible en Pío XII, ¿en qué punto está?
-Esta semana se ha sacado a licitación el proyecto e irá rápido. Luego se verá cómo funciona este reparto en txitas o bicicletas.
Si hay un enemigo del conductor es el radar.
-Cuando se circula por un lugar conocido vas más despacio, porque sabes dónde puedes tener peligro, y si vas a un barrio que no conoces circulas más rápido. También pasa eso en los accesos a la ciudad. Pero la gente no sabe de cuántos lugares nos vienen a pedir que se ponga el radar porque se conduce con exceso de velocidad. Hay que ir concienciando pero también sancionando. Una ciudad en la que se circula a menos de 50 kilómetros hora es mucho mejor y lo tenemos que hacer entre todos. No vamos a dar pasos hacia atrás.