donostia - Los donostiarras otorgan una nota de 8,75 sobre 10 a la calidad de vida en su ciudad. Así lo señala el último informe elaborado por la empresa Datakey para la Oficina del Plan Estratégico de Donostia. El nuevo trabajo, realizado mediante 620 encuestas telefónicas el pasado mes de junio, pretende conocer la percepción de los residentes sobre su localidad y evidencia que la satisfacción generalizada ha mejorado en cinco puntos respecto a la última encuesta municipal llevada a cabo en 2008.
Los datos obtenidos en el trabajo de Datakey también han sido comparados con los de la encuesta europea Urban Audit de 2015, que lleva a cabo las mismas preguntas, cada tres años, en un total de 88 ciudades europeas y compara así distintos indicadores en todas ellas. En este caso, Donostia, con una nota del 6,6, ocupa el puesto 38 entre las 88 que participan en la encuesta y obtiene la segunda mejor posición entre las cuatro urbes del Estado analizadas. El primer puesto lo ocupa Oviedo con una nota de 6,8. Tras la capital guipuzcoana está Málaga (6,2), Barcelona (5,9) y Madrid (5,5).
Según la última encuesta del Plan Estratégico, la percepción de los donostiarras es mejor a la anotada en la media europea con algunas excepciones. Mientras en la media de las 88 ciudades europeas la frase “la presencia de extranjeros es buena para mi ciudad” obtiene una nota de 6,58, en el caso donostiarra baja a 6,27, una “sensación no todo lo positiva que debería ser”, según recalcó el director de la Oficina de Estrategia, Kepa Korta, que presentó la investigación junto con el alcalde, Eneko Goia, y el representante de Datakey, José Ángel Sierra. El regidor donostiarra, por su parte, destacó el aspecto positivo señalado en el estudio, que dice que una gran mayoría de los donostiarras cree que en general se puede confiar en la gente de su barrio y de su ciudad.
En la encuesta tampoco sale bien parado el “precio razonable” de la vivienda, que ha empeorado a juicio de los donostiarras en los últimos dos años. Mientras el último estudio ha dado una nota de 0,86 sobre 10, hace dos años era mejor: de 3,9.
Otro dato que llamó la atención de quienes presentaron la última encuesta es que ha bajado la calificación otorgada a los espacios culturales donostiarras, ya que mientras ahora han obtenido un 6,9, en el estudio de Urban Audit de 2015 llegó a ser del 7,1.
La reducción del comercio de proximidad también ha salido a relucir en el nuevo trabajo, ya que la calificación de 7,4 lograda hace dos años se ha reducido a 6,3, algo problemático, según destacó Korta, ya que las tiendas de los barrios son imprescindibles para que las personas mayores puedan seguir viviendo en sus casas.
A pesar de algunos resultados inesperados, que se salen algo de la línea prevista, lo que está claro es que el donostiarra medio está más que satisfecho de vivir en su ciudad y tiene en alta estima los distintos servicios e infraestructuras. De hecho, un 79% de los encuestados, casi cuatro de cada cinco, dicen estar siempre satisfechos con la calidad de vida de la capital guipuzcoana y solo cuatro de cada 100 lo están rara vez o nunca. Las personas mayores residentes en la zona oeste de la ciudad están más satisfechas que las que viven en el centro. El peor resultado procede de quienes tienen entre 30 y 44 años, quienes se encuentran en desempleo y quienes tienen dificultades para llegar a fin de mes.
La encuesta también señala que dos de cada tres entrevistados (66%) se sienten muy satisfechos de vivir en Donostia. Esta percepción es todavía mejor para los estudiantes y para quienes no tienen problemas económicos. Por contra, es peor para los residentes en el centro, quienes no han nacido en la ciudad y quienes encuentran dificultades económicas.
Aunque más de la mitad de los entrevistados (57,5%) está completamente satisfecho de residir en su barrio y solo un 4% dice estar parcialmente insatisfecho, los vecinos de Gros, El Antiguo, Ondarreta, Benta Berri y Lorea son los que mayor felicidad encuentran en sus zonas de residencia. También muestran sus sensaciones positivas quienes llevan más de una década viviendo en sus respectivos barrios.