elgoibar - Ejerció como director financiero del IMH desde su puesta en marcha en 1991 hasta el año 2.000 y como director-gerente del instituto desde ese año y hasta 2.016. Por ello, Joxean Egaña conoce mejor que nadie la trayectoria de un centro formativo cuya transformación “no hubiera imaginado ni en mis mejores sueños”. Se jubila a los 60 años. Y lo hace “con la satisfacción del deber cumplido” y con la tranquilidad de dejar la gestión de la entidad “en manos de un equipo directivo perfectamente capacitado para afrontar los retos de futuro”.
¿Cómo se gestó el IMH?
-Todo empezó en 1.986, cuando accedimos a la dirección del instituto Meka un equipo joven. Apenas teníamos alumnos en la rama del metal y nos movilizamos para intentar conseguir más alumnos. Así, elaboramos un proyecto que planteaba apostar por la renovación de la maquinaria convencional pero al contrastarlo con empresas como el Grupo Danobat, Rodisa o Lagun lo rechazaron de plano. Nos pidieron que fuéramos más ambiciosos y ahí empezó a gestarse el proyecto del IMH.
¿Cómo?
-Nos encontramos con una gran implicación por parte de las empresas, que hicieron importantes aportaciones, pero también de las instituciones. Con ese respaldo, en 1.989 se constituyó una Fundación que definió los objetivos, entre los que estaba el de promover el instituto, que abrió sus puertas en 1.991.
Poco a poco el IMH se fue consolidando. ¿Dónde estuvo la clave?
-Una de ellas estuvo en los planes trianuales que la Diputación promovió entre 1.986 y 1.992, con Imanol Murua como diputado. Esos planes incluyeron una inversión muy importante en tecnología para los centros de FP y eso supuso un gran cambio que conseguimos enlazar con cambios metodológicos. Empezamos a diseñar nuevas titulaciones y a hacer aportaciones de valor para las empresas. Hasta entonces el sistema educativo había vivido muy de espaldas al tejido productivo.
Ese acercamiento entre la FP y la empresa les llevó a hacer una reflexión estratégica en los años 90...
-Así es. En aquella reflexión se involucraron los empresarios, expertos y las instituciones y entre todos conseguimos identificar y definir el escenario futuro al que queríamos llegar. Las empresas nos pedían que formáramos ingenieros de terreno, que estuvieran en las plantas de producción, y nos movimos hasta dar con el modelo de formación dual en alternancia que había en Francia. Vimos que era un modelo que nos venía muy bien y lo pusimos en marcha en 1.996.
Fueron pioneros en la formación dual en ingeniería pero también en la formación dual en FP...
-Sí. En el año 2.006 las empresas estaban tirando con mucha fuerza y necesitaban contratar. Nosotros ya teníamos una trayectoria de formación dual con la ingeniería y empezamos a ofrecer la formación dual en FP junto con otros tres centros. Antes de eso ya habíamos incorporado la formación en base a proyectos para dar respuesta a las necesidades y competencias que demandaba la empresa; también incorporamos a nuestra oferta los ciclos multilingües... El carácter innovador del IMH ha sido lo que nos ha permitido llegar hasta nuestros días. De hecho, una de las mayores satisfacciones ha sido ver cómo se han ido generalizando muchos caminos que fueron desbrozados por el IMH.
Hoy en día el IMH es mucho más que un instituto de FP...
-Basta con mirar los datos. Contamos con unos 260 alumnos en FP y con 150 alumnos en Ingeniería pero cada año en el IMH también reciben formación unos 180 desempleados y más de 2.000 trabajadores acuden a los cursos de formación continua. El centro ha evolucionado en torno al concepto de formación integral para dar respuesta a las necesidades de las empresas, que demandan personas preparadas y competentes.
A nivel personal, ¿cómo valora su trayectoria en el Instituto?
-En el IMH he aprendido y he sentido muchísimo. Es cierto que he puesto mucho de mi parte pero he recibido mucho más. Me voy con una gran satisfacción personal y profesional.
¿Y ahora qué?
-Voy a aprovechar mi experiencia para escribir algunas reflexiones sobre lo que ha hecho el IMH y lo que ha aportado a la FP. Además, quiero navegar más y dedicar más tiempo a la familia y los amigos.