Tolosa - ¿Cómo se animó a presentarse a un concurso de televisión como ‘MasterChef’?
-Primero se apuntaron mis dos hijos y cuando llegamos a Madrid me enteré de que mi nuera me había apuntado también a mí. Pensé que estaría cuatro días haciendo pruebas y que me volvería a casa, y mira... La verdad es que ha ido todo muy bien, y fíjate que dejé de fumar unos días antes de entrar y yo, con lo nerviosa que soy, pensaba que iba a arder la casa, pero no ha sido así. He estado muy tranquila, porque hemos hecho lo que me gusta, guisar.
¿Desde siempre le ha gustado la cocina?
-De toda la vida. Y ha sido mi vocación frustrada, me hubiese gustado montar algún restaurante o algo... Eso sí, he aprendido por mi cuenta. Libros de recetas tengo un montón en casa, pero empiezo a leerlos y digo “a tomar por saco, yo a lo mío”.
¿Qué tal ha sido la experiencia?
-Hemos conocido restaurantes y cocineros de primer nivel, y la experiencia ha sido muy buena. La convivencia es dura, porque cada uno es de una leche, como digo yo... Vamos de casa al plató y del plató a casa, recibimos clases, hay que estudiar y el aislamiento es total, solo nos dejaban llamar a casa una vez a la semana. Lo que peor he llevado ha sido estar separada de mi marido tanto tiempo.
¿Los compañeros siguen manteniendo la relación?
-Hicimos un grupo de Whatsapp y seguimos en comunicación, pero siempre hay más afinidad con unos que con otros. Para mí Silene, la brasileña, es como una hija, y todo lo que hace un hijo hay que perdonárselo. Es una persona extraordinaria, con muy buenos principios. Con los chicos me he llevado alguna sorpresa, pero ya se verá...
Como buena embajadora, habla mucho de Tolosa en el programa...
-¡Por supuesto! Les he enseñado a cocinar las babarrunas de Tolosa y en el programa también las cocino, también se verá... Yo lo tenía claro: si entraba a MasterChef era para hacer propaganda de mi pueblo y del pequeño comercio. Los dineros hay que dejarlos aquí, en el pueblo, donde está el mejor comercio. Y los productos hay que comprarlos en el mercado y en la plaza, donde está la mejor materia prima.
Lo suyo es la cocina tradicional, ¿cómo lleva eso de cocinar con nitrógeno líquido o hacer esferificaciones?
-No me disgusta, pero no es una cocina para todos los días. A mí me gusta probar de todo, he estado en Madrid y me han llevado a restaurantes asiáticos, de fusión... Hay que probar de todo, pero me quedo con la cocina clásica, y yo creo que otra vez se está volviendo a ella.
Su plato de alcachofas con almejas conquistó al jurado...
-Con unos chipirones pasé a la semifinal. El jurado me dijo que eran los mejores chipirones que habían probado jamás. Me dio un subidón de aquí te espero marinero... El último plato que presenté fue el de almejas con alcachofas. Son platos sencillos, que los preparo habitualmente. Me manejo muy bien con las verduras, los guisos de carne y los asados. En mi cocina no pueden faltar un buen aceite de oliva, puerro, cebolla y ajo.
Habrá algo que se le dé mal...
-Mi asignatura pendiente son los postres, porque en casa no son muy golosos. Sé hacer lo básico; flan, arroz con leche, bizcochos... pero más no me pidas. En MasterChef he aprendido muchas cosas de repostería, que me han venido muy bien.
¿En las distancias cortas cómo son los miembros del jurado?
-Samantha es muy maja persona, muy cercana; Pepe me ha encantado; y Jordi es el que más caña da, pero es un papel, en realidad es muy majo. La presentadora, Eva, es maravillosa. No tengo ninguna pega.
Usted se ha mostrado auténtica...
-Sí, lo que se ve es lo que hay; yo al pan pan y al vino vino. Alguna cosa me he callado, pero todo no se puede callar una...
¿Cómo lleva eso de que le reconozcan en Tolosa?
-Muy bien, es una maravilla cómo está respondiendo la gente en la calle. Y no se me está haciendo raro verme en televisión, hay días que le digo al marido: Me voy a la cama, que esto ya lo tengo yo visto.