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“Me gusta sentirme de Sevilla pero claro que soy de Orio y si me preguntas dónde me quedaría a vivir diría que aquí”

Aunque parezca mentira al ver sus apellidos, Arantxa Ibar es sevillana. Vive en Orio desde hace unos años y ha impulsado la primera feria rociera de la villa costera

“Me gusta sentirme de Sevilla pero claro que soy de Orio y si me preguntas dónde me quedaría a vivir diría que aquí”

Orio - Arantxa Ibar Achega (1990) nació en Sevilla pero su familia es vasca y siempre ha estado muy ligada a Orio. Ha vivido en la localidad sevillana Castilleja de la Cuesta hasta que se instaló en Orio con su madre cuando tenía 20 años. Cogió las riendas del bar Errusta en julio, y aprovechando que los bares empezaron a ser parte de la asociación de Comerciantes y Hosteleros Arkupe, ha impulsado la primera feria rociera.

¿En qué va a consistir la feria?

-Mañana por la tarde habrá un pintxopote andaluz en todos los bares de Arkupe y vendrá el coro Semblante Rociero de Lasarte a animar las calles, y el sábado habrá dos casetas, una en frente de Kutixi y otra frente a Antilla, para que la gente se saque fotos, de manera que participarán en un sorteo de 200 euros. Las casetas van a estar decoradas y el grupo que esté en la calle repartirá rebujito.

¿Cómo nació la iniciativa?

-Cuando cogí el bar Errusta tenía claro que organizaría una feria. Antes organicé una cosa en torno al remo y como salió muy bien, propuse a Arkupe organizar una feria rociera.

¿Qué espera de los oriotarras?

-Algunos están muy reacios porque dicen qué cómo se va a hacer una fiesta andaluza si no se hace fiesta vasca, pero hay otras personas que están con muchas ganas. Espero que venga gente de fuera, pero quiero que la gente de aquí se involucre, de hecho, a mis clientes les estoy diciendo que si no se visten no vengan al bar.

¿Echa de menos la Feria de Abril?

-Los años que llevo aquí he ido un par de veces, pero no lo echo mucho de menos, porque la feria y la Semana Santa no las he vivido. Mi familia es vasca y esa cultura no la hemos llevado. Sí que echo de menos ir un día, ver el ambiente, echar una sevillana... Mi parte sevillana está ahí pero puedo vivir sin la feria. Este año voy a poder bailar y aunque me dé un poco de vergüenza me voy a vestir bien y voy a perder un poco el mono.

¿Le ha costado adaptarse?

-No, para nada. He vivido la cultura vasca durante toda mi vida, y las regatas de la Concha también las veíamos por Internet. Además, durante 20 años he venido todos los veranos, y mis primos, tios y abuelos son de aquí. Excepto mis cuñadas que son sevillanas ya que mis hermanos viven allí y mis sobrinos, no tengo familia sevillana. Una vez que vine aquí, tenía a mi prima y a su kuadrilla, que hoy en día es mi kuadrilla, así que la adaptación fue más fácil. De manera de ser soy muy andaluza, pero también soy muy vasca.

¿Se siente una oriotarra más?

-No, me gusta sentirme de Sevilla, y de hecho, me llaman la Sevi, pero claro que soy de Orio y si me preguntas dónde me quedaría a vivir, sería aquí.

¿Y cómo lleva el euskera?

-Gracias a mi kuadrilla estoy mejorando. Intento hablar en euskera aunque me cuesta conjugar los verbos pero puedo seguir una conversación. Es más, si viene una persona mayor le doy conversación en euskera y no se da cuenta que soy de Sevilla.

¿Cree que ‘Ocho apellidos vascos’ refleja la realidad?

-Yo creo que todo está llevado al extremo. Es verdad que allí la gente es más alegre, pero eso lo hace el tiempo. El clima es la gran diferencia. Por otro lado, allí hay mucho más postureo, la gente aunque no tenga dinero, se compra un polo Lacoste porque hay que aparentar, y eso aquí no es así. En ese aspecto me gusta más la forma de ser de aquí.