El interés y empeño de los miembros de Arrasate Zien-tzia Elkartea (AZE), José Ángel Barrutiabengoa y Javier Bengoa, por arrojar más luz sobre la actividad metalúrgica que nacía de las entrañas del monte Udalatx, el primer eslabón de un proceso en el que los mineros o venaqueros extraían el mineral de hierro, ha recogido sus frutos. La labor emprendida por estos dos estudiosos de la historia local ha desembocado esta semana en el hallazgo de una haizeola o ferrería de monte, una arcaica instalación que produjo hierro en el País Vasco hasta el siglo XIV con técnicas directamente heredadas de la Edad de Hierro. Sin embargo, al contrario de sus hermanas las ferrerías hidráulicas, guardan todavía secretos que los arqueólogos tratan de escudriñar.
Estos talleres al aire libre disponían de uno o más hornos de reducción en cuyos procesos productivos intervenía directamente la fuerza humana.
El descubrimiento arrasatearra tiene como escenario la zona de Zaraa en el monte Iturritxipi, cerro situado al norte del municipio, próximo a Anporreta. Con él se ha abierto la puerta a la posibilidad de desvelar nuevos datos sobre uno de los capítulos más gloriosos de la historia de Mondragón, que en el siglo XVI, con su acero, sus armas y sus empresarios fue mundialmente afamado.
Así que con el firme propósito de rastrear el pasado, Barrutiabengoa y Bengoa se sumergieron hace años en la aventura de explorar la zona de Iturritxipi, apoyándose en los escritos del historiador local José María Uranga, que hablaban sobre indicios de la existencia en el lugar de escoriales (zepadiak) de estas ferrerías de monte. Para llevar a buen puerto sus intenciones requirieron la ayuda del equipo de Arqueología del Museo de la Minería del País Vasco. Sus integrantes Iosu Etxezarraga y Xabier Alberdi aceptaron la invitación. Ambos atesoran una dilatada experiencia al frente de prospecciones y excavaciones de este tipo, que han dado como resultado importante hallazgos, en su mayoría en Bizkaia, que han ampliado el conocimiento científico sobre la metalurgia antigua en Euskadi. En Gipuzkoa, los restos de esta clase de hornos metalúrgicos datan del siglo XIV en Oiar-tzun, o del XI-XII en Legazpi.
conocer su antigüedad Si en el verano de 2015 detectaron la existencia de posibles hornos primitivos, este pasado martes Barrutiabengoa, Bengoa, Etxezarraga y Alberdi remataban la faena con el hallazgo de una haizeola, que aportará más información sobre cómo eran la tecnología e instalaciones empleadas en aquellas épocas. Valiéndose de un magnetómetro iniciaron la cata arqueológica desenterrando un metro cuadrado de superficie. “Al bajar unos 10-15 centímetros más de profundidad, comenzó a apreciarse una formación de piedras circular. Seguimos excavando y en el centro de la instalación había un agujero en señal de haberse calcinado algo en él; en definitiva, signos que evidenciaban que se trata de los restos de un horno”, explicaba un entusiasmado Barrutiabengoa.
Ahora una muestra del carbón de la cubeta se someterá al proceso de datación por Carbono 14 para conocer la antigüedad de este yacimiento arqueológico. Un trabajo que se espera que esté listo “en un par de semanas”. Los expertos apuntaron que el hallazgo de Iturritxipi comparte semejanza con los relevantes restos de hornos metalúrgicos encontrados en la zona de Bizkaia. Estos últimos tienen profundidad de entre 80-90 centímetros, pero el de Arrasate parece de un tamaño inferior.
“De confirmarse que la haizeola de Iturritxipi es más antigua, se arrojaría más luz sobre nuestra historia local en lo que al capítulo metalúrgico se refiere”, exponía Barrutiabengoa. El primer documento que deja constancia de esta actividad en la villa mondragonesa está fechado en 1262, dos años después de la concesión de la Carta Puebla por el rey castellano Alfonso X El Sabio.
En la zona de Iturritxipi los fragmentos de escoria son abundantes. Si la datación de la haizeola es de mucha antigüedad podría dejar la veda abierta a nuevas prospecciones arqueológicas. “Es posible que aparezcan más hornos”, sentencian desde AZE.