Bertako gaia
Hace un año (el 15 de julio de 2015) diferentes representantes institucionales de Euskadi y Catalunya presentaron en sociedad el Camino Ignaciano; un nuevo producto turístico que emula al ya consagrado Camino de Santiago pero con la particularidad de que guía al peregrino a través de las huellas que dejó Ignacio de Loiola en el año 1522, cuando partió desde su Azpeitia natal con destino a Roma.
El patrón de Gipuzkoa nunca llegó al destino que se planteó inicialmente como objetivo; sino que finalizó su peregrinar en lo que se conoce como la Cova de San Ignacio; un enclave ubicado cerca del Monasterio de Montserrat en el que vivió como eremita y en el que consolidó su propósito en lo referente a la vida espiritual y el seguimiento de Jesús.
Así las cosas, el Camino Ignaciano propone la realización de los 700 kilómetros que separan Azpeitia de Manresa a lo largo de 27 etapas. Las siete primeras, que suman un total de 143,1 kilómetros, discurren por tres comarcas de Gipuzkoa (Urola Erdia, Debagoiena y Urola Garaia) y otras tres de Araba (Rioja Alavesa, Llanada Alavesa y Montaña Alavesa); mientras que las siete últimas (suman 183,7 kilómetros) discurren por territorio catalán. Las trece etapas restantes del Camino Ignaciano se desarrollan por suelo de La Rioja, Navarra y Aragón.
Desde aquella presentación, cada vez son más las personas que se están animando a realizar el peregrinaje que arranca en Loiola. Sin embargo, el Consistorio azpeitiarra y la Compañía de Jesús han podido constatar que la mayoría de ellas inicia su andadura con destino a Manresa directamente desde las inmediaciones del santuario, sin adentrarse en el entramado urbano de la villa y, en consecuencia, sin que los establecimientos comerciales y hosteleros del pueblo puedan sacar el beneficio esperado de un flujo de visitantes que, según las previsiones, se va a seguir incrementando con el paso del tiempo.
Por ese motivo, el Ayuntamiento ha habilitado una nueva y particular ruta que dirige al caminante hacia trece enclaves o elementos del término municipal estrechamente vinculados a la vida de San Ignacio. Ese recorrido, de 21 kilómetros y circular, nace con la intención de servir de “etapa cero” para los peregrinos del Camino Ignaciano, que ya cuentan con un aliciente más para pasar al menos una noche en Azpeitia antes de iniciar su caminata hasta tierras catalanas.
Y es que, de esa forma, “podrán conocer más a fondo la vida de San Ignacio y disfrutar de los montes y el patrimonio de la villa”.
Y 21 kilómetros “fáciles”
La idea de dedicar a San Ignacio una ruta de senderismo por Azpeitia la puso sobre la mesa el rector de la Universidad de Deusto, José Mari Gibert, que tras completar el Camino Ignaciano “en varias fases” pudo certificar que la gran mayoría de los peregrinos “llegan a Loiola y de ahí parten directamente a completar la primera etapa hasta Zumarraga”.
Constatada esa realidad, Gibert, azpeitiarra y miembro de la Compañía de Jesús, planteó a los responsables municipales la idea de habilitar tres rutas circulares “para que los peregrinos conozcan mejor la historia de San Ignacio y al mismo tiempo se queden unos días en el pueblo”.
El Consistorio recogió el guante y se puso manos a la obra para elaborar esas tres rutas dedicadas a San Ignacio. La primera de ellas ya está lista. Ha sido diseñada por el integrante del club de montaña Lagun Onak Josu Izagirre y plasmada en un mapa que puede obtenerse tanto en la Oficina de Turismo de Loiola como en los distintos recursos para la promoción turística que gestiona la Diputación Foral de Gipuzkoa (el track para GPS del sendero también puede descargarse en la web www.azpeitia.eus).
El mapa, realizado en euskera y castellano, lleva al caminante a los trece focos ignacianos que conforman la ruta. Esta parte (y termina) en el barrio de la Magdalena, donde se ubica el hospital en el que se hospedó San Ignacio “como un pobre más” de abril a junio de 1535, tras regresar de París a Azpeitia, y la ermita en la que el santo predicaba a sus paisanos y enseñaba catecismo.
De ahí, el recorrido lleva hasta la casa-torre de Enparan (datada de 1320, es el edificio más antiguo de Azpeitia, que fue derribado parcialmente por orden de Enrique IV y reconstruido en 1535) y de allí al puente de Amube (del siglo XVI y declarado de interés cultural).
La cuarta parada de la ruta está en el Museo del Medio Ambiente (se ubica en el caserío Egibar, donde se crió Iñigo de Loiola) y las siguientes en la casa-torre de Loiola (donde nació San Ignacio en 1491), en la basílica, en la casa natal del Hermano Garate, el molino de Igara, la ermita de Oñatz (una antigua casa-torre perteneciente a la familia de San Ignacio), la parroquia de Urrestilla, la casa-torre Antxieta de Urrestilla (en ella nació el padre del santo jesuita José de Antxieta, canonizado en 2014) y las ermitas de San Miguel y Elosiaga.
Junto a esa última construcción y “sobre un ciruelo”, San Ignacio predicó en mayo de 1535 un sermón que extendió su fama. Visto lo visto, vecinos y visitantes pueden acercarse a la figura del vasco más universal a través de una ruta que ya se ha incorporado a la nueva imagen de marca promovida por el Ayuntamiento bajo el lema Azpeitia Experience.