¿Qué hace un fraile de Zaldibia en un cuadro del museo de Chicago?
En 1806, fray Pedro de Zaldibia detuvo al bandolero ‘El Maragato’, por aquel entonces enemigo público número uno. Eso le convirtió en un héroe y Goya pintó seis cuadros sobre el suceso. Estas obras están en el museo de Chicago.
Los vascos que han visitado el museo de Chicago sin conocer la historia de fray Pedro de Zaldibia, se habrán quedado de piedra al ver la serie de cuadros dedicados a El Maragato y a dicho fraile. ¿Qué hace un fraile de Zaldibia en un museo de Chicago? ¿Qué le hizo merecedor de aparecer en nada más y nada menos que seis cuadros de Goya? Ni la famosa maja mereció semejante honor... Pero claro, la maja estaba muy bien tanto con ropa como sin ella, pero fray Pedro de Zaldibia protagonizó un acto heroico: redujo a El Maragato, el bandido más buscado de aquella época.
La fundación Iztueta de Zaldibia publicó en 1994 un trabajo sobre el fraile y El Maragato. Según la información recopilada, fray Pedro de Zaldibia se llamaba Pedro Argaia Mendizabal. Nació en el caserío Urtesabel, en 1777. Con 24 años ingresó en el convento de los franciscanos de Ávila. En cuanto al hombre que se cruzó en su camino y le hizo pasar a la posteridad, Pedro Piñero El Maragato, era de Andinuela (León). Fue carbonero antes de comenzar a asaltar caminos con unos amigos.
En noviembre de 1800, él y sus compañeros fueron encarcelados en Cartagena. Tras varios años en la cárcel, El Maragato logró escapar y se dedicó a sembrar el terror entre los viajantes y los posaderos.
En la mañana del 10 de junio de 1806, asaltó una venta de las montañas de Soria (El Verdugal) y tomó como rehenes a los allí presentes. En esas, llegó fray Pedro de Zaldibia y se encontró con el salteador de caminos. Este le ordenó que le entregara las posesiones que llevaba encima y el fraile de Zaldibia le respondió que era pobre y que solo podía darle el calzado de cuero que llevaba puesto. Le dijo que no podía agacharse a causa del cansancio acumulado y que le quitase él mismo los zapatos. Cuando el delincuente se agachó, aprovechó para quitarle su arma, dispararle entre los muslos y atarlo. Después, lo entregó a la justicia e hizo dos peticiones al rey Carlos IV: que tuviera piedad de El Maragato y que ayudase a su padre inválido y a sus tres hermanos.
El rey le concedió un sueldo vitalicio de 8.000 reales al año y le regaló un rosario de plata de quince misterios. El fraile envió el dinero a sus familiares y el rosario a la parroquia de Zaldibia.
El rey no atendió la otra demanda del héroe goierritarra y el 18 de junio ahorcaron a El Maragato en Madrid. Argaia quedó muy apenado. Murió el 25 de julio de 1835, en Ávila, tras una larga enfermedad. Fue enterrado en el convento San Andrés del Monte de Arenas de San Pedro. Sus restos siguen allí.
En Ávila hay un recordatorio dedicado al fraile, pero si ha pasado a la posteridad es gracias a los cuadros que Francisco de Goya y Lucientes, uno de los pintores más universales, dedicó a la detención de El Maragato por parte de fray Pedro de Zaldibia.
La valiente actuación del fraile le convirtió en un héroe y en julio de aquel mismo año se publicó en Madrid un folleto donde se relataba la detención de forma algo novelada y fantaseada. El suceso despertó el interés de Goya y pintó seis pequeñas tablas sobre la detención.
Cada una de ellas tiene 29,2 centímetros de alto y 38,5 de ancho. En la primera, el bandido amenaza al fraile con su escopeta y le obliga a introducirse en la habitación del fondo; en la segunda el de Zaldibia desvía el arma; en la tercera forcejea con el salteador; en la cuarta le golpea; en la quinta le dispara; y en la sexta le ata.
Goya y Goierri La versión oficial dice que fue la repercusión que alcanzó el suceso lo que empujó a Goya a pintar estos cuadros, pero bien pudo ser también que el origen del fraile tuviera algo que ver. No en vano, los antepasados de Goya procedían de Zerain: su bisabuelo, Domingo de Goya, nació en el caserío Mantxola en 1578. Era cantero y emigró a Aragón para construir la parroquia de Fuentes de Jiloca. En Zerain hay un monumento que recuerda el origen zeraindarra del prestigioso pintor.
Y una última pregunta... ¿cómo unos cuadros pintados por un artista con antepasados goierritarras y con un goierritarra como protagonista acabaron en The Art Institute of Chicago? Goya guardó estos seis cuadros en propiedad, tal y como se refleja en el inventario de los bienes de Goya a la muerte de su esposa Josefa Bayeu, en 1812. Fueron adjudicados a su hijo Javier Goya.
El día 7 de marzo de 1861 fue puesta en venta la colección Laffite de Madrid, a la que pertenecían los cuadros, en el Hotel Drouot de París, pero quedaron sin vender hasta 1911. Las compró Julius Böhler, de Múnich. Después pasaron a la colección de Martin A. Ryerson, de Chicago, quien las donó a The Art Institute of Chicago en 1933.
Van Gogh y Fray Pedro El Instituto de Arte de Chicago es uno de los grandes museos estadounidenses. En los primeros tiempos, tenía su sede en un modesto edificio. Allí se enseñaba arte y se mostraban las incipientes colecciones del museo. Una serie de donaciones hicieron que el museo alcanzase el prestigio que tiene hoy en día. En su colección hay cuadros de El Greco, Monet, Cézanne, Gauguin, Van Gogh, Toulouse-Lautrec, Rubens, Rembrandt, Picasso, Dalí, Kandinsky... Y los visitantes pueden ver el autorretrato de Van Gogh y a un fraile de Zaldibia disparando a un delincuente.