Tolosa - ¿Cómo surgió la idea de realizar esta exposición?

-La idea surgió a partir de la exposición de Asier Garagarza, fotógrafo y amigo, que expuso hace poco en el Palacio Aranburu. Empecé a mirar las fotos y tenía algunas series, pero cortas, por lo que pensé en hacer una exposición de mis últimos diez años.

¿Y qué tipo de fotografías puede encontrar el visitante?

-La temática es variada; paisaje, retrato, arquitectura, viajes... En total son 62 imágenes en blanco y negro, y a color. Las propias imágenes te piden si tiene que ser en color o en blanco y negro. Las fotos de viajes dicen mucho a color, pero últimamente me tiro más al blanco y negro, porque cuando una foto tiene fuerza, el blanco y negro despista menos al espectador.

Llama la atención cuántos países diferentes están representados en su colección.

-Sí, hay fotos de la India, Brasil, Argentina, México, Turquía, Japón... y muchos países más. Me ha tocado viajar mucho por motivos de trabajo y he aprovechado los viajes para sacar fotos, cuando tenía tiempo. Siempre viajo con dos cámaras de fotos conmigo. Ahora estoy jubilado y sigo viajando, por ocio. Acabo de estar en Cuba y dentro de pocas semanas me voy a Vietnam y Camboya.

Ahora tiene más tiempo, ¿qué lugar ocupa la fotografía en su vida?

-Le dedico bastante tiempo, pero tengo muchos vicios; me gusta cazar, pescar, navegar.... Hasta este año trabajaba al menos doce horas al día y en el último año en activo cogí 150 aviones. Ahora tengo tiempo para mí y estoy subiendo el nivel técnico en el revelado. La verdad es que la fotografía te lleva muchas horas, porque primero hay que hacer el trabajo de campo, es decir, documentarte, ir al monte, viajar... para sacar fotos, y después, ponerte frente al ordenador.

Hay muchas fotos de todo el mundo, pero también de Tolosa, ¿es fotogénica Tolosa?

-Yo creo que sí. Tiene momentos especiales, como los Sanjuanes o el Carnaval, pero creo que paisajísticamente todavía hay mucho por fotografiar. En la exposición tengo una foto del Tinglado, el puente de Navarra y el Casino, tomada desde un lugar del que nadie la ha hecho.

¿Cuándo comenzó a aficionarse por la fotografía?

-Empecé de chaval, con catorce años, porque en aquel entonces tampoco había mucho que hacer... Me compraron una máquina analógica, que aún tengo guardada y funciona muy bien. ¡Es una joya para mí! Llegué a tener mi propio laboratorio analógico para hacer ampliaciones. Después, al formar una familia y tener hijos, me tocó hacer otras cosas y dejé un poco apartada la fotografía. Retomé el “vicio” hace quince años, cuando salieron las cámaras digitales.

Desde tu óptica, ¿qué debe tener una buena foto?

-No me gusta fotografiar la miseria, la pobreza, lo decadente, sino que me gustan las cosas bonitas. Además, creo que con el tiempo la fotografía no debe cansarte. Y, por último, la imagen debe transmitir una historia, algo que tú hayas vivido. Es difícil conseguirlo, a no ser que sea una serie, pero las fotografías siempre cuentan cosas. En mi caso, las fotografías siempre me recuerdan muchas experiencias personales que he vivido.

¿Presenta sus trabajos a concursos?

-Sí, a muchos, a nivel nacional e internacional. El año pasado conseguí unas 50 aceptaciones, así que estoy contento. Poco a poco se aprende a concursar, porque a ti te puede gustar una fotografía y al jurado otra. En los concursos lo que prima es lo distinto, presentar algo que llame la atención. De todas las fotos que se hacen a diario en el mundo, hacer algo distinto es muy difícil.

¿Tiene algún proyecto entre manos?

-Sí, quiero hacer un proyecto sobre la pérdida de la industria en Tolosa. Tengo que recopilar información y fotos antiguas para combinarlas con imágenes actuales. Es un trabajo para el que no tengo ninguna prisa, porque dentro de cuatro o cinco años, por desgracia, también será un trabajo actual, pero me gustaría hacerlo.

Forma parte de la asociación Targazki de aficionados a la fotografía de Tolosa, ¿qué le aporta?

-Es un acicate para el mundo de la fotografía, porque vamos intercambiando informaciones, hacemos salidas en grupo y vamos viendo el trabajo de los compañeros. No nos cortamos en criticarnos, así que nos viene muy bien.