donostia - Más de 1.200 personas viven en lo que se denomina una situación de hacinamiento grave en Donostia, es decir, en una vivienda con menos de 10 metros cuadrados por persona. 520 se alojan en viviendas en edificios en mal estado, hasta 439 viven en alojamientos para personas sin hogar y 89 viven en la calle. Son los datos más crudos que muestra el diagnóstico encargado por el Consistorio donostiarra sobre la inclusión y exclusión social en la ciudad, con el objetivo de ahondar en las causas y actuar para mejorar la cohesión social.
El diagnóstico pone cifras, asimismo, a conceptos como la pobreza laboral: aunque el empleo se considera un factor de inclusión, hay 824 hogares en los que entra un sueldo y, aún así, deben recurrir a la Renta de Garantía de Ingresos y el 6,2% de la población ocupada se encuentra en situación de pobreza relativa (ingresos inferiores a 852 euros). Esa pobreza relativa afecta en total a 19.900 personas, es decir, más del 10% de la población donostiarra, y la situación se agrava en el caso de 8.400 ciudadanos que ingresan menos de 568 euros y se encuentran en situación de pobreza severa. Otro concepto recurrente en los últimos años, la pobreza energética, afecta a alrededor del 11,5% de la población.
“Exclusión social no es solo pobreza”, apuntó ayer Kepa Korta, director de la oficina de Estrategia de Donostia, que destacó otros datos relacionados con el envejecimiento de la población y la soledad: tres de cada cuatro mayores de 85 años viven solos. O, mejor dicho, solas, ya que tres de cada cuatro personas que superan esa edad son mujeres. Precisamente, el diagnóstico revela que ellas sufren más la escasez de recursos y citó el caso de viudas con pensiones muy bajas o el de familias monoparentales que necesitan ayudas como la RGI. También la población extranjera se encuentra en una situación más vulnerable frente a la pobreza, con una tasa de pobreza severa 6,2 veces mayor que la general. Aunque la renta de garantía de ingresos ayuda, Korta advirtió del riesgo de cronificación, ya que casi la mitad de los 1.918 hogares que la reciben lo hacen desde hace tres años o más.
más formada El diagnóstico revela, por lo demás, que la sociedad donostiarra está más formada que la media y que su calidad de vida es mejor, a juzgar por los datos de paro, abandono escolar o renta familiar, mejores que los de otras capitales y territorios vascos. Sin embargo, el diagnóstico constata diferencias importantes dependiendo de la zona y confirma la percepción general de los donostiarras: la realidad es más dura en los barrios del este de la ciudad que en la zona suroeste.
El alcalde, Eneko Goia, presentó ayer los resultados de este diagnóstico junto a Korta e incidió, asimismo, en el estancamiento poblacional que refleja el diagnóstico, con una población que no crece y que, además, se envejece. En ese sentido, destacó que la juventud donostiarra está muy bien formada, con más de un 60% de jóvenes con estudios superiores (20 puntos por encima del objetivo que se marca Europa), pero también apuntó que esa juventud es escasa. “La pérdida de población joven provocará problemas en el futuro a los que hay que adelantarse”, añadió Korta.
Goia recordó que fue el Consejo Social el que la pasada legislatura decidió abordar la cuestión y crear una mesa de trabajo en torno a la inclusión social con distintos agentes. Una vez elaborado el diagnóstico de la situación actual, Korta adelantó que a partir de ahora contrastarán los datos con distintos agentes con intención de detectar las causas de la desigualdad y actuar sobre ellas con políticas concretas.