Algunas esculturas trascienden más allá de su valor artístico o decorativo y alcanzan la categoría de símbolos. Es el caso del Peine del Viento, en Donostia: en una ciudad con decenas de obras, es la escultura por excelencia. En Urretxu y Zumarraga también hay una que supera en notoriedad a todas las demás. Se trata de Goruntz, de José Ramón Anda. Los ayuntamientos invitaron a varios escultores a presentar sus proyectos y después pidieron su opinión a los vecinos y al experto en arte Edorta Kortadi. La obra elegida fue Goruntz. Su peculiar forma llamó la atención de los urretxuarras y zumarragarras, que enseguida la rebautizaron como El Pirulo. También se le podría denominar El Supositorio del Viento.
Tal y como bien recoge la página web de Urola Garaia, Goruntz es una obra realizada en bronce fundido y tiene una altura de diez metros. Su diámetro es de medio metro en su parte más estrecha y un metro y diez centímetros en su parte más ancha. Aunque es totalmente estable (lleva 20 años penetrando el viento y no se ha movido un ápice), crea sensación de fragilidad y parece que tarde o temprano tiene que caer.
Goruntz se colocó hace 20 años, tras el cubrimiento del río. El Urola se desbordaba con asiduidad en esa zona del casco urbano y los dos ayuntamientos decidieron acometer una gran obra para acabar con el problema. Retiraron el antiguo puente, que hacía de tapón, y ensancharon y cubrieron el cauce del río. Fue una de las intervenciones más importantes que se ha llevado a cabo en estas dos localidades y sirvió para construir una plaza que une a los dos pueblos. Pensaron que a una obra de semejante envergadura y valor simbólico había que ponerle un broche de oro e invitaron a varios artistas vascos a presentar sus proyectos.
José Julián Irizar conoce muy bien esta historia, pues era alcalde de Zumarraga en aquella época. Es uno de los padres de la escultura. “En aquella época, cada vez que se hacía una obra pública, se podía destinar el 1% del presupuesto a una obra de arte. Este dinero lo ponía la Diputación. Presentamos la solicitud y nosotros elegimos la obra y ellos pusieron el dinero”, recuerda.
Los dos ayuntamientos decidieron invitar a varios artistas vascos a tomar parte en el concurso. “Nos pusimos en contacto con Nestor Basterretxea, Rikardo Ugarte, Xabier Laka, Vicente Larrea y José Ramón Anda. Los escultores tuvieron varios meses para presentar sus proyectos y después se expusieron las maquetas y los vecinos tuvieron ocasión de dar su voto. Además, se contó con el asesoramiento del experto Edorta Kortadi”, comenta el que fuera alcalde de Zumarraga durante ocho años.
Finalmente, se eligió la obra Goruntz. “Se tuvieron en cuenta la opinión de los vecinos y la del experto. La obra de Néstor era muy bonita, pero grande. Ocupaba mucho espacio y presentaba dificultades técnicas”, recuerda Irizar. Los ayuntamientos pagaron 250.000 pesetas a cada uno de los artistas cuya obra no fue elegida.
Al exalcalde le gusta la escultura de Anda. “Tomó como referencia la chimenea del bidegorri y las antenas de los montes. La escultura da a entender que, con su unión, los dos pueblos iniciarán una trayectoria ascendente”.
Poco reconocimiento Cree que Anda y su obra no han recibido el reconocimiento que merecen por parte de los zumarragarras y urretxuarras. “Muy poca gente conoce la historia de esta escultura. Además, Anda es un artista de prestigio y con caché. Cuando oigo a alguien llamar El Pirulo a la escultura, le recuerdo que su nombre es Goruntz”, añade el exalcalde de Zumarraga.
Es de entender que a Irizar no le haga gracia que hayan rebautizado la escultura de Anda, pero le llaman El Pirulo con todo el cariño del mundo. De hecho, la escultura dio nombre a la plaza que surgió del cubrimiento del río. Oficialmente, la plaza se denomina Areizaga-Kalebarren. Los vecinos, en cambio, la conocen como la plaza del Pirulo. Si la obra de Chillida dio nombre al paseo al final del cual se ubica, la de Anda ha acabado dando nombre a la plaza donde se encuentra.
La opinión de una artista Tal y como comenta la artista zumarragarra Itziar Albisua, los vecinos han acabado “haciendo suya” la escultura. “Fue un tema bastante polémico, pues la escultura tenía detractores y defensores. Pero se eligió tras una votación y eso es algo que tiene a su favor. Con el tiempo, los vecinos la hemos hecho nuestra. Se ha convertido en una referencia. Todos nos dirigimos a la plaza como la plaza del Pirulo. Lo que nos parecía sorprendente o raro, lo hemos asimilado”.
A Albisua no le disgusta la escultura de Anda. “Es muy vasca. Vertical. Mira hacia arriba. Pero hay que reconocer que está equilibrada. Si llega a colocarse en el centro de la plaza, como el homenaje al tren, me hubiera disgustado. En el sitio en el que se encuentra, en cambio, está muy bien:entre casas. No me parece la obra más bonita del mundo, pero no es fea y queda bien”.
Con el tiempo, se ha ganado el aprecio de la artista local. Dice que suele ser algo habitual. “Suele pasar con muchas obras de arte: cuando salen del horno no nos gustan, pero con el tiempo las hacemos nuestras. Con esta nos ha pasado eso”, concluye la pintora y escultora de Zumarraga.