La Navidad llegó ayer a Donostia más pronto que nunca. En el primer día de diciembre, el cielo donostiarra se iluminó con fuegos artificiales, como si fuera agosto, para anunciar la cuenta atrás de la Navidad. El anuncio de la celebración religiosa, transformada en nuestros días en ceremonia de las compras, contó con un pequeño espectáculo en torno a la playa de La Concha.
Cerca de un centenar de personas conformaron una estrella en la arena, que numerosas personas pudieron contemplar desde la barandilla. Cuando el sol se ocultó por el horizonte, llegó el momento de los brillos artificiales y del encendido de las luces. Un estrado situado junto a la estatua de Don Quijote acogió a las autoridades, encabezadas por el alcalde, Eneko Goia, y su primer teniente de alcalde, Ernesto Gasco, a quienes acompañaron la Bella Easo de la Tamborrada Infantil, Ane Martínez, sus damas, Carlota Rancel y Nora Barea, y la campeona europea de bádminton Miren Azkue. Además, niños disfrazados de abetos de Navidad y de regalos ocuparon el espacio desde el que se dio al interruptor para iluminar todos los barrios de la ciudad. El coro Kandakidetza, compuesto por trabajadores de Osakidetza, puso la nota musical al acto, que estuvo muy concurrido a pesar de la baja temperatura.
Este año, los adornos navideños instalados en la ciudad son un total de 444, un 14%, y 14 nuevas calles se suman a la decoración, que funcionará hasta el 7 de enero. Además, dos grandes árboles de 20 metros de altura han sido colocados en la plaza del Buen Pastor y en los jardines del Palacio de Miramar. Este último elemento se puede contemplar desde toda la bahía y pretende servir de atractivo para los paseantes.