Alos polígonos industriales la gente suele ir de lunes a viernes y con ropa de faena. Pero en el polígono Salbatore de Beasain también hay actividad los domingos y, encima, los visitantes van con sus mejores galas. Son los feligreses de la Iglesia pentecostal rumana, que habilitaron uno de los pabellones como templo. Es una de las dos iglesias que tienen en Gipuzkoa y todos los domingos se congregan cientos de creyentes de todo el territorio e incluso de Iparralde.
Por fuera, la iglesia de los rumanos no se distingue del resto de los pabellones del polígono. Eso sí, donde en los demás locales pone el nombre de la empresa en cuestión, en este figura el nombre de su religión en euskera y castellano. En el interior, los devotos han convertido el frío edificio de carácter industrial en un templo espectacular. El local, que tratándose de una nave cuenta con una gran altura, dispone de 500 asientos individuales. También tiene baños, oficinas y aulas para los niños. Fedor Timsac y Nicolae Sambor han contado a NOTICIAS DE GIPUZKOA cuál es el origen de su religión y qué labor hacen en Goierri.
Los feligreses de la Iglesia pentecostal rumana que se reúnen en Beasain proceden de la zona de Rumania que limita con Ucrania. “El 85% de los seguidores de esta Iglesia tenemos como primer idioma el ucraniano. Somos rumanos de origen ucraniano. De todos modos, nuestras ceremonias suelen ser en rumano, para que las entiendan también el 15% de creyentes que no hablan ucraniano”.
La Iglesia pentecostal es la cuarta más importante de Rumania. “La que más seguidores tiene es la Iglesia ortodoxa y después están la católica y la luterana. Nosotros somos una rama de los evangélicos y tenemos más de 100 iglesias en España. En Gipuzkoa hay dos: esta de Salbatore y otra en Irun, a la que van gitanos. También estamos en Escocia, Canadá, Austria, Australia...”.
La Iglesia pentecostal rumana dio sus primeros pasos en Gipuzkoa hace diez años y en marzo inauguraron el templo de Salbatore. “Empezamos con quince personas y ahora somos más de 400. La iglesia está abierta a todos, pues queremos hacer llegar la palabra de Dios a todo el mundo. Para ello, tenemos traductores. Una chica vasca que está casada con un rumano ha aprendido nuestro idioma y puede traducir las misas al euskera”.
Objetivos Están constituidos como asociación sin ánimo de lucro y entre sus objetivos está ayudar a los más necesitados. “Nuestro primer objetivo es relacionarnos con Dios, pero también enviamos ayuda a países necesitados: Ucrania, Nicaragua, India... Además, ayudamos a los rumanos que tienen problemas, compartan o no nuestra religión. Por ejemplo, ayudamos a la familia de un chico rumano que falleció en el monte Txindoki”. Recuerdan que en la Rumania comunista fueron ellos los que tuvieron problemas. Su Iglesia estaba perseguida y ellos tenían problemas para conseguir trabajos bien remunerados.
Pero, ¿en qué se distinguen, por ejemplo, de los católicos? “Nuestra única base es la Biblia. No tenemos santos. Y las bebidas alcohólicas están prohibidas”, resume Timsac. Ejerce de pastor, pero para no ser una carga para su Iglesia, tiene otro empleo. “Soy laico. La diferencia entre laicos y clérigos es que estos últimos se dedican al 100% a Dios. Cuando hay algún problema acudo a la iglesia, donde cuento con la ayuda de un consejo”.
Son muy devotos. “Entre semana nos reunimos para orar. El domingo por la mañana rezamos durante una hora, cantamos canciones de alabanza a Dios y el pastor predica durante media hora. Por la tarde, tenemos otra ceremonia de dos horas. Además, una vez al mes bendecimos a los niños. El bautismo lo hacen cuando ya son mayores, con 16 o 17 años, y distinguen ya el bien del mal. Es su elección”, comenta Sambor.
Se sienten orgullosos de que su comunidad esté bien integrada en Gipuzkoa. “Nuestros hijos saben euskera tan bien como los hijos de los vascos. Tienen mucha facilidad para aprender idiomas. La mayoría de ellos saben cinco: ucraniano, rumano, euskera, castellano e inglés. Tenemos una mentalidad abierta y nos integramos bien allá donde vamos”.
Buena acogida No tienen queja de la acogida que les dispensaron en Euskadi, pero piden a los vascos que sepan apreciar la aportación de los rumanos. “Los rumanos somos gente trabajadora y aportamos mucho a esta sociedad. Pero tenemos una comunidad, la gitana, que nos da mala reputación: algunos de ellos no se comportan debidamente. Entre los rumanos, como entre el resto de las comunidades, hay gente buena y mala”.
Timsac vivió en Alemania y de dice sentirse mucho más a gusto en Euskadi. “Aquí el clima es más agradable. El nivel económico es parecido al de Alemania, pero la gente es más acogedora”. Los dos residen en Ordizia y tienen muchos amigos entre los ordiziarras. “Nos gusta Ordizia para vivir. Se parece al lugar de donde procedemos, pero los inviernos son más cálidos. Como no bebemos, no tenemos costumbre de andar por los bares. Nos gusta, por ejemplo, ir a Oiangu con la familia. En cuanto al trabajo, trabajamos en todo lo que se nos ofrece. Y sentimos que podemos prosperar”, concluyen.