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Las guardianas del Zerkausia

María Luisa, Pilar, María y Feli llevan todos los días sus verduras frescas al Zerkausia. Comparten tertulia y amistad, conscientes de que con ellas desaparecerá el mercado diario de los baserritarras en Tolosa.

Las guardianas del Zerkausia

Es tiempo de alubias, berza, coliflor, espinaca, calabaza o nueces, es el género que muestran estos días las baserritarras del Zerkausia. El otoño está siendo cálido, con temperaturas altas, muy agradecido para ellas, que madrugan para tener todos los días listos sus puestos. “Ya puede ser así todo el invierno, estamos encantadas”, se ríe Pilar Imaz, del caserío Maletxe de Hernialde, mientras desgrana alubias con la destreza que solo dan los años. Junto a ella, María Luisa Aginaga, María Arruti y Feli Alzaga mantienen vivo el mercado diario de los baserritarras en Tolosa.

María Arruti, del caserío Zume de Ibarra, consulta su libreta para comprobar cuántos años llevan vendiendo las verduras y hortalizas de sus huertas en el Zerkausia. “Sí, desde el 2006, el año que se reformó el Tinglado”, confirma. Hasta entonces los baserritarras acudían al mercado de Abastos, en la plaza Euskal Herria, un recinto que se había quedado abandonado y muy deteriorado. “Allí se fueron cerrando las carnicerías que había, solo se quedó Txapartegi, y nos fuimos quedando muy pocos baserritarras. Era un panorama desolador. Nos ofrecieron pasarnos al reformado Zerkausia y aquí llevamos nueve años”, explica Feli Alzaga, del caserío Txulone de Izaskun.

Ella es la más veterana en estas lides. Con apenas doce años empezó a vender verduras y leche todos los días. Las demás, con no más de catorce años. “Nos pusieron un burro pequeño para bajar con otros dos niños de caseríos cercanos, tenía doce años y yo era la mayor”, recuerda Feli Alzaga.

Ahora montan todos los días ellas mismas los puestos con las mesas que el Ayuntamiento pone a su disposición. La más madrugadora es María Luisa Aginaga, del caserío Etxetxo, que se planta en el Zerkausia a las siete o siete y media de la mañana. “Tengo esa costumbre y la mantengo”, reconoce.

Sin embargo, desde que se pasaron del edificio de Abastos al Zerkausia han cambiado mucho los tiempos. Prácticamente ha desaparecido el regateo, algo muy habitual hace algunas décadas en cualquier compra-venta. “Si te compraban mucho, como ocurría antes, se podía regatear, pero ahora la gente quiere comprar poco y, además, que se le baje el precio, y eso no es posible”, se queja María Arruti, del caserío Zume de Ibarra. Ahora quien se acerca al puesto mira, compara, pregunta el precio y, si le convence, compra. “Antes se hacían compras grandes, porque no había supermercados y la verdura solo la vendían los baserritarras”, explican.

El ‘tetra brik’ y las ensaladas de bolsa

En los tiempos de las prisas, las ofertas 3x2 de los supermercados y las compras por Internet, las baserritarras del Zerkausia venden verduras cortadas de la huerta apenas unas horas antes, conversación y trato cercano. A pesar de ello, insisten en que las ventas son muy flojas. “Cuando empezamos en el Zerkausia, quizá por la novedad, venía más gente que ahora. Los sábados se vende bien, pero entre semana se vende muy poco. Las amonas son las que más nos compran, y cada vez van quedando menos”, se ríe María Arruti.

Feli Alzaga es la única que vende leche. Recuerda que antes se solían llevar marmitas para llenar, algunos llevaban hasta cien litros, sin poder transportarlos casi. “No había leche de tetra brik, y la gente nos compraba a nosotras. Ahora traes dos litros de leche y te llevas los dos de vuelta. Si tienes suerte, alguna viene a comprarte leche para hacer algún postre”, explica la baserritarra de Izaskun. Y es que las costumbres han cambiado y el modo de vida también. “Ahora el médico lo primero que te quita es la leche; dicen que para el colesterol hay que beber leche desnatada, que la grasa es lo peor”, añade.

Sin embargo, las verduras que venden las baserritarras son frescas, libres de pesticidas, las que recomendaría cualquier médico. “La gente sí nos valora, pero a la hora de la verdad van a un supermercado y salen con el carro lleno. Las lechugas que vendemos nosotros hay que limpiar y es más cómodo abrir la bolsa de ensalada cortada y limpia, y comer. Además, nosotras solo tenemos producto de temporada, lo que nos da la huerta, y la gente te pide tomates o alubias en cualquier época del año”, declara María Luisa Aginaga, del caserío Etxetxo.

A pesar de las penas, el ambiente del mercado es un soplo de vida para las cuatro. Además, los días que no acuden, el lunes, tienen más trabajo en el caserío. “Va por temporadas, pero en el caserío hay mucho trabajo. En el mercado, pasamos el tiempo, charlamos, y también nos llevamos trabajo: aprovechamos para desgranar la alubia, por ejemplo”, cuenta Pilar Imaz.

Con los años han fraguado una bonita amistad, que está por encima de las ventas diarias. “Son muchos años los que llevamos trabajando juntas todos los días, primero en Abastos y ahora aquí, y la relación es muy estrecha”, reconoce Feli Alzaga.

Son conscientes de que al mercado diario en Tolosa le queda poco recorrido. “En mi casa ya está hablado, dicen que seguirán en el mercado de los sábados, pero que todos los días no piensan venir”, revela María Arruti. A todas les invade la nostalgia y cierta tristeza al imaginar el Zerkausia sin las baserritarras, aunque son conscientes de que con ellas desaparecerá el mercado diario.