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Con ese apellido, tenía que ser artista

EL PINTOR LEGAZPIARRA | Carlos Ausserladscheider ha abierto una exposición en su localidad natal

Con ese apellido, tenía que ser artista

Al artista no le basta con ser un genio, también tiene que parecerlo. Para eso, debe cultivar su imagen. Y no le vale cualquier nombre. Tiene que tener uno adecuado a su actividad. Algunos no tienen la suerte de nacer con apellido de artista y han de inventar un nombre artístico. Otros, en cambio, han tenido la suerte de nacer con nombre de artista. Por ejemplo, el legazpiarra Carlos Ausserladscheider. Con ese apellido, estaba claro que no podía trabajar en la fundición.

Ausserladscheider (gracias a Dios este programa permite copiar y pegar palabras) es descendiente de un alemán que vino a trabajar a Legazpi. Siempre le ha gustado pintar, “para sacar lo que llevo dentro”, pero fue Jose Mari Urcelay el que le empujó a exponer sus obras. Después, junto con el fotógrafo Gorka Salmerón, creó el colectivo Txo. Este grupo artístico nació en Legazpi, pero en la actualidad aglutina a creadores de los siete territorios de Euskal Herria que se dedican a todo tipo de disciplinas artísticas.

Ausserladscheider es pintor y su estilo es el constructivismo. “Como todo el mundo, empecé haciendo paisajes y retratos. Después leí lo que se había hecho a partir de los años 20 en Holanda y en la Unión Soviética y descubrí el constructivismo. Me encantó. Es una estética con la que me siento cómodo y tranquilo. Se adapta a mi ritmo”.

En sus obras, el artista de Legazpi aúna pintura y música. “El arco iris tiene siete colores y la escala siete notas. A veces, he traducido una partitura a pintura. Además, la música siempre me ha hecho pintar y cuando pinto veo música”, explica.

Acerca de su apellido Está claro que tiene alma de artista. Y apellido. Cuenta con humor que sus antepasados fueron de los primeros en llegar al reparto de letras y se pudieron llevar un montón de ellas. “Jorge Oteiza me llamaba Ausserfindl y, curiosamente, mi segundo apellido por parte de padre es Findl. Vamos, que acertó sin querer”.

También recuerda que todas las cartas en las que el apellido del destinatario era poco común acababan en el buzón de los Ausserladscheider. “El cartero, cada vez que le llegaba una carta con un apellido raro, la echaba a nuestro buzón. La gente me suele preguntar cómo se pronuncia mi apellido y yo les respondo que lo pronuncien como puedan. Este apellido hace que todo el mundo se acuerde de ti”.

Su obra tampoco pasa desapercibida. Sus trabajos estarán expuestos en la casa de cultura de Legazpi hasta el 9 de octubre, junto con los de la pintora canaria Inma Rodríguez. “Nuestros estilos son totalmente diferentes, pero resulta muy interesante ver la conjunción de los mismos”. Dos estilos y dos apellidos muy diferentes, en una sola exposición.