donostia - No hace ni una semana que abrió sus puertas, y ya está dando mucho que hablar. Es nuevo, bonito, diferente, divertido y su nombre invita a entrar. Hablamos de Khaki Campbell, el nuevo bistró de Gros, que nace con la ambición de ser conocido “no por tener el mejor tartar, sino el mejor ambiente de la ciudad”.

Así lo explica a este periódico Adrián Miranda, copropietario del establecimiento, que tras estudiar un master en Innovación y Gestión de Restaurantes en el Basque Culinary Center, y de editar una revista de gastronomía, entre otras iniciativas, decidió, junto a su socia, lanzarse con este proyecto en su propia ciudad. Mejor dicho, en su propio barrio, Gros.

De ahí que este local, situado en la calle Ramon y Cajal 3, sea de todo, menos pretencioso. “Sano, sencillo y sabroso”, así lo describe. Y añade: “Un sitio al que puedas venir todos los días a desayunar, tomarte un pintxo o una ensalada con un vino, pero en el que también puedas cenar un menú de seis platos con tus amigos y abrir una botella de champagne francés si os apetece”.

Para ello, han optado por ofrecer todo lo que les gustaría encontrar en un restaurante donostiarra: desayunos, pintxos, meriendas, bocatas, ensaladas, una carta variada, buen vino y cocktails. Pero vayamos por partes.

Dentro de toda esa variedad, merece una mención especial el buffet de ensaladas, compuesto por productos de aquí, kilómetro cero. “Trabajamos con caseros locales, de la zona, y con verduras ecológicas”, explica Miranda.

También destacan sus desayunos, que van desde el clásico café con leche y croissant, a los elaborados huevos revueltos, pasando por el Açaia Bowl, el de yogurt con muesli y frutas, “ideal para los surfistas de la zona”, apunta. Los bocadillos y sándwiches, algunos de sabores tan poco tradicionales como el de roast beef, también merecen una oportunidad. El pan, por supuesto, de Galparsoro.

La carta, en la que no faltan sabores tan conocidos como el del salmorejo, las croquetas, los txipis en su tinta, o las carrilleras al vino tinto, invita también a probar cosas nuevas, como la moussaka, el tartar de salmón ahumado artesano, o por qué no, un pollo al mole o una tinga de ternera de su apartado mexicano. Las tablas de quesos artesanos y, sobre todo, la Khaki, de pato, son, sin duda, otras de sus apuestas más acertadas. Los postres, capitaneados por una tarta de queso quemadita y la tradicional y olvidada leche frita, son también caseros.

Para acompañar, vinos con nombres y apellidos propios, de pequeñas bodegas y denominaciones originales. “Me encantan los vinos con historia, que cuentan cosas, y por eso nuestra carta se sale de lo común”, reconoce Adrián.

El precio, ajustado y sin abusos, es otra de las claves que, sin duda, llevarán al Khaki Campbell a alcanzar el éxito. - Ane Muñoz