legazpi - El tiempo vuela. A los que vivieron los últimos años del franquismo y la llamada Transición les puede parecer que todo aquello sucedió ayer, pero a los jóvenes les suena a chino. La asociación Burdinola de Legazpi ha decidido grabar en vídeo el testimonio de los protagonistas de aquella época, para que todo lo que aconteció durante aquellos años en la localidad no caiga en el olvido. El proyecto ha contado con el apoyo del Ayuntamiento.

La iniciativa la han sacado adelante Aitor Ibáñez, encargado de conseguir los informantes y entrevistarlos, y Go-tzon Aranburu, quien se ha ocupado de grabar las entrevistas. Han entrevistado a un total de 26 legazpiarras de todos los ámbitos e ideologías: Rufino Portilla, Anastasio Mujika, Javier Arrieta, Ángel Murua, Juan Pedro Agirre, Mikel Untzilla, Luis Arrizabalaga, Conchi Garate, Pedro Gabiria, Julen Murua, José Ignacio Elorza, Agustín Beloki, Nekane Arin, Batis Maiz, Javier Azpiroz, Juan José Zubillaga, Luis Lizarraga, Jesús Gorrotxategi, Eloy Iartza, Josune Begiristain, Joaquín Balerdi, Xabier Barriola, Kepa Solana, José Miguel Leunda y el propio Ibáñez.

En las entrevistas se ha hablado de todo: la enseñanza, la cultura, la política, la Iglesia, el euskera, los medios de comunicación, la expedición al Aconcagua, el movimiento obrero...

Ibáñez y Aranburu han recopilado un buen número de anécdotas y sucesos, entre los que destacan dos: Legazpi fue la primera localidad de Gipuzkoa que colocó la ikurriña en el balcón de su ayuntamiento y el lehendakari Carlos Garaikoetxea se escondió en el barrio Telleriarte durante el golpe de Estado del 23-F.

En lo que respecta a la ikurriña, Ibáñez recuerda que se legalizó la víspera de San Sebastián de 1977. A partir de la medianoche ya era legal, pero los ayuntamientos que tomaron parte en el movimiento de alcaldes no querían que la imagen que quedara para la posteridad fuera la de la ikurriña en la tamborrada. No en vano, Donostia no participó en aquel movimiento que tuvo entre sus objetivos la legalización de la enseña vasca. Ibáñez cree que a causa de algún malentendido con la hora, el de Legazpi fue el primer Ayuntamiento que colocó la ikurriña.

Otra cosa que muy poca gente sabe es que Garaikoetxea pasó la noche del 23-F en un caserío de Telleriarte. El legazpiarra José Ramón Beloki era su jefe de prensa y fue él quien le trajo a la localidad de Urola Garaia. Lo hicieron a escondidas y, por miedo a tener infiltrados, incluso dieron esquinazo a los escoltas. Ibáñez cuenta que el propio Arzalluz no sabía dónde estaba Garaikoetxea. A la mañana siguiente, Beloki llamó a La Zarzuela desde una cabina de Legazpi. Le confirmaron que el golpe había fracasado y Garaikoetxea salió de su escondite.