Aunque oficialmente la Navidad llegará el miércoles con la llegada de Olentzero, en Tolosa ayer ya se sentía la proximidad de las fiestas. Los tolosarras pasan por alto la celebración de Santo Tomás, pero la feria de Navidad es una de las ferias más importantes del calendario anual. Ayer, un año más, la villa se convirtió en un gran mostrador para realizar las compras navideñas.
Los puestos se distribuyeron en seis espacios diferentes; a los habituales del Zerkausia, Berdura plaza y plaza Euskal Herria, se sumaron otros tres, en el Triángulo, la plaza Zaharra y San Francisco. Como reconocimiento, el restaurante Frontón repartió compota entre los vendedores de los tres recintos del mercado semanal.
La lluvia incomodó las compras, pero más de uno salió de casa con la lista hecha y eso facilitó las labores. La feria ofreció de todo; desde productos alimenticios como repostería, derivados del pato, quesos, miel, embutidos, conservas o frutas, hasta artículos de artesanía, como cestas de mimbre, juguetes de madera, bisutería o marionetas de trapo. Fueron muchos los que no pudieron resistirse a los dulces navideños. Los turrones y polvorones no fallaron a la cita, pero la pastelería Gozona-Ibañez, que todos los años acude a la feria extraordinaria, no paró de vender roscos de reyes.
La artesana Marian Mayo llegó desde Llodio para vender calcetines de lana, kaikus y toquillas. “Llevamos más de veinte años viniendo a Tolosa, pero las ventas no suelen ser muy buenas. La gente saca fotos y mira, pero no compra; cada vez se valoran menos los artículos artesanales”, se lamentaba.
La plaza Zaharra fue otro de los puntos calientes de la feria, sobre todo, para el público infantil. En ella se mostraron animales autóctonos, como una familia completa de la euskal txerria, varios asnos de las encartaciones, cabras azpi gorri, ocas y diferentes variedades de gallos. “Nos gusta traer a los niños aquí porque son animales que normalmente ellos no suelen ver de cerca”, manifestó Carlos Goikoetxea, que se acercó a la plaza Zaharra con sus dos hijos, Manex e Ibai.
Triunfo de Garikano
Con la colaboración de la sociedad San Blas, un año más se celebró el concurso de morcillas. El carnicero tolosarra Luis Mari Garikano venció este año -el año pasado también lo hizo- y en segundo lugar quedó Iñaki Zubeldia, de Beasain.
Paskual Urdanpilleta, de la sociedad Amaroz, formó parte del jurado, y aseguró que había algunas morcillas muy buenas y otras no tanto. “Había diferencias empezando por el aspecto, pero muchas veces eso no quiere decir nada. Ocurre que una morcilla no tenga muy buena pinta, pero una vez cocida tenga muy buen sabor. Eso es lo importante”, declaró.