Arama: una promesa del deporte por cada 30 habitantes
Arama es una pequeña localidad de Goierri con una asombrosa cantidad de jóvenes promesas del deporte. Son siete en un pueblo de tan solo 216 habitantes:los futbolistas Oier y Danel Calvillo, el golfista Xabier Gorospe, el pelotari Iker Irribarria, las atletas Maider y Olatz Unanue y el ciclista Asier Unanue.
Siete promesas del deporte en un pueblo de 216 habitantes, sale a una promesa del deporte por cada 30,85 habitantes. Es el promedio de figuras en ciernes existente en Arama, un pequeño pueblo situado entre Ordizia e Itsasondo. Los deportistas en cuestión son el golfista Xabier Gorospe, los futbolistas de la Real Sociedad Oier y Danel Calvillo, el pelotari Iker Irribarria, las atletas Maider y Olatz Unanue y el ciclista Asier Unanue.
Danel Calvillo tiene 16 años y juega en el segundo equipo juvenil de la Real Sociedad. También juega con la selección de Euskadi. Estudia Bachillerato en el instituto Txindoki de Beasain y, al igual que el resto de sus compañeros, es consciente de que es muy difícil llegar a ser una estrella del deporte. Y hay que sacrificarse. Cuatro tardes a la semana va a Zubieta a entrenar y a la vuelta tiene que hacer las tareas.
Su hermano Oier Calvillo tiene 18 años y también juega en la Real. A su vez, estudia primero de Psicología en la UPV/EHU. Jugó una temporada en el Ordizia y enseguida recibió la llamada del club txuri-urdin. Juega de extremo derecho.
Maider Unanue también vive a caballo entre Goierri y Donostia. Tiene 19 años y está estudiando tercero de Educación Infantil en Donostia. En lo que respecta al atletismo, es fondista. “Hasta ahora he tomado parte en cross y carreras de montaña. En pista he corrido muy poco”. Sobre el barro, se ha impuesto en las pruebas de Lazkao, Irun y Azpeitia.
En lo que respecta a su hermana Olatz, tiene 17 años y corre también con el club Txindoki. Además, el año pasado ganó prueba junior de la Zegama-Aizkorri, lo que le valió para ser seleccionada por el equipo Salomon Junior Team. Disputó carreras en Madrid y Catalunya.
Xabier Gorospe no solo compite a lo largo y ancho de la península, sino que ha tenido que trasladarse a Madrid. Entrena en el Centro de Alto Rendimiento del Consejo Superior de Deportes y se aloja en la residencia Blume. Estudia segundo de Bachillerato. Su caso es el más llamativo, pues el golf es un deporte mucho menos popular que la pelota, el fútbol, el atletismo y el ciclismo. “El aitona y el aita juegan también al golf y yo empecé a competir con cinco años”.
Con catorce años fue campeón de España en su categoría y este año ha ganado por vez primera el campeonato de Euskadi absoluto y el Internacional de España sub’18. Espera ser profesional en tres o cuatro años.
Asier Unanue practica un deporte mucho más popular en Goierri: el ciclismo. Tiene 21 años, estudia Ingeniería Mecánica en Mondragon Unibertsitatea y corre con el equipo Caja Rural. En juveniles fue campeón de Euskadi y este año ha ganado el Campeonato de Gipuzkoa.
Su corredor favorito es Mikel Nieve, pero el ciclismo no vive buenos tiempos y sabe que será muy difícil emularle. “Lo veo muy negro. De momento, voy a intentar seguir compaginando los estudios con la bicicleta. Si no surge ninguna oportunidad, intentaré trabajar de ingeniero”.
La pelota tampoco atraviesa su mejor momento, pero Irribarria ve algo más fácil pasar a profesionales. Tiene 18 años y también estudia Ingeniería Mecánica. Juega a pelota desde los tres años y también practicó el baloncesto. “Llegué a jugar con la selección de Euskadi, pero finalmente me decanté por la pelota. Vi más futuro en la pelota y creo que acerté. Eso sí, se me hace muy duro ver a los amigos jugar a baloncesto”.
Sacrificio Estos siete deportistas se conocen desde niños y algunos incluso son de la cuadrilla. Consideran que todos tienen el mismo mérito. “Estamos haciendo un gran esfuerzo. Algunos porque su deporte es muy duro y otros porque tienen que pasar mucho tiempo fuera de casa”, comenta el mayor de los Calvillo. “Hay que tener cualidades y desarrollarlas. Los amigos van al pintxo-pote y los sábados salen de juerga, mientras que nosotros tenemos que quedarnos en casa. Pero hacemos lo que nos gusta. Es un sacrificio que nos sale de dentro”, dice Gorospe.
Están orgullosos de que en Arama haya tantos deportistas, pero no saben cuál es el motivo. “¡Si hubiera un secreto, sería de tontos contarlo!”, bromea Irribarria. Todos siguen la trayectoria de sus compañeros y cuando alguno de ellos consigue una victoria, le felicitan vía Whatsapp. Y esperan que si alguno se hace millonario, se acuerde de los amigos. “¡Por lo menos que pague una cena a todo el pueblo!”, concluye Irribarria.
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