Majestuosos edificios embellecen el casco urbano de Bergara. El Real Seminario, el palacio de Eguino Mallea, el de Errotalde, la Torre Ondartza, Aroztegi..., comparten sede y protagonismo con amplios espacios verdes que son parte de las señas de identidad de la villa. Los jardines han jugado un papel importante en la historia de este municipio guipuzcoano. Y lo siguen desempeñando en su actual urbanismo. Algunos se conservan en buenas condiciones, mientras que otros sucumbieron a las transformaciones originadas por los desarrollos urbanísticos del siglo XX. Pero, no cabe duda, que todos ellos siguen siendo un valioso y original patrimonio.

Así que no es de extrañar que el Consistorio se haya embarcado en la misión de hacer que bergararras y visitantes disfruten de estas auténticas joyas verdes que se suman a la oferta turística monumental. La iniciativa se estrenará este fin de semana en el marco de la celebración de las jornadas europeas dedicadas al patrimonio y, con esta excusa, se ofrecerán visitas guiadas el sábado y domingo, a partir de las 12.00 horas.

Estas dos primeras citas (gratuitas) serán la antesala de un programa de recorridos que se incorporan al menú turístico de Bergara y que tendrán como principal reclamo los bellos jardines que visten su trama urbana. Las visitas guiadas se gestionarán desde la oficina de turismo, efectuando la correspondiente reserva.

El marcado carácter industrial de la villa y su actual fisonomía motivada por los cambios urbanísticos no han logrado ocultar la presencia de estos hermosos y holgados espacios verdes que hacen singular a Bergara.

El jardín histórico del palacio de Errekalde, donde darán comienzo las visitas organizadas para este fin de semana, es quizás el más valioso. De estilo inglés y de la segunda mitad del siglo XIX, destaca por sus especies vegetales, el bosque y la zona de terrazas (en ellas se observan todavía parterres bien conservados, restos del invernadero, y un complejo y curioso sistema de captación y distribución del agua del manantial propio). A los ojos de quien se sumerge en sus entrañas, no pasa por alto el variopinto elenco arbóreo que puebla Errekalde. Y es que aunque mucho del sustrato arbustivo y tapizante original ya no existe, están representadas un buen número de las especies vegetales más utilizadas en jardinería en el último tercio del siglo XIX. Hay un centenar de árboles de 23 especies diferentes (cedros, secuoyas, hayas...) y más de 60 arbustos de una docena de especies, en su mayoría japonesas.

En la legislatura anterior el Ayuntamiento encargó a la empresa madrileña Citerea la redacción de un proyecto que recoge las posibles mejoras para la restauración de este jardín; un claro ejemplo del arte decimonónico de la nobleza vasca del siglo XIX, que a pesar del inexorable paso del tiempo, guarda elementos en su estructura de la época. “El Consistorio no tiene aparcado este proyecto y en el momento en el que sea posible, se irá ejecutando poco a poco”, explicaron desde el departamento municipal de Patrimonio y Turismo.

Errekalde es visitable para todos aquellos que quieran perderse entre frondosos árboles. Pero lo será más aún cuando el museo de la ciencia Laboratorium, el que pondrá en valor la colección del Real Seminario su futura ubicación, inaugure su sede en el palacio del mismo nombre, que ya acoge a la oficina de turismo.

ornamental Y desde Errekalde a Irizar, en apariencia modesto pero de importancia considerable. No en vano se encuentra inscrito como Bien Cultural con la categoría de Monumento en el Inventario General del Patrimonio Cultural Vasco. Como peculiaridad se puede citar que se trata de la primera huerta urbana convertida en jardín ornamental de un palacio en el siglo XVII y que, además, fue diseñado a imitación renacentista.

La visita reparará también en el palacio Untzeta-Arrizuriaga del siglo XIX. Las dos hectáreas que esta zona ajardinada ocupaba antaño han pasado a la historia desde que hace ya unos años se construyera el vial que la parte en dos. Sin embargo, mantiene árboles de magnífico porte como un espectacular cedro del Himalaya (Cedrus deodara).

El parque de Usondo (creado a principios del siglo XX como jardín del palacio Laureaga y público desde la década de los 80); el del palacio de Errotalde (del XIX con su espléndido tejo -Taxus baccata- y el puente sobre la regata de Aranerreka); el actual jardín del Seminario, el paseo del Espolón o el jardín de la Torre Olaso con su majestuoso magnolio declarado Árbol Singular (gracias al acuerdo con la Fundación Torre Olaso este recinto ajardinado, en el que se están afrontando una serie de trabajos para proteger algunos de sus elementos, se abrirá al publico)... son exponente de este magnífico patrimonio.

Para descubrir todos estos placeres naturales y sus múltiples curiosidades, el Ayuntamiento ha lanzado una aplicación gratuita para móviles Android que permite realizar la visita por cuenta propia.

Verde en su trama urbana y verde en sus alrededores. Así es Bergara entre otras muchas cosas.