irun - Pilar Toro se recuerda a sí misma "desde pequeña, con una cámara de fotos en la mano" y señala que "al no existir estudios universitarios de fotografía e imagen como tal", tuvo que optar en su día "por hacer Periodismo o Bellas Artes". La elección la tuvo clara porque no se veía a sí misma "haciendo esculturas", por lo que enfocó sus estudios de Periodismo "a cursar, en todo lo posible, asignaturas relacionadas con la fotografía y la imagen".
Usted ejerció el periodismo en varios medios (entre ellos, TVE) y ahora es fotógrafa a tiempo y dedicación completos. ¿Por qué decidió dar ese cambio?
-Siempre tuve claro que lo que me gustaba era la fotografía, y además de escribir, la ejercí en algunos medios de prensa escrita. Esto es lo que siempre me ha gustado, y tenía buen ojo y buena mano con la cámara. Empecé a hacer trabajos de fotografía por mi cuenta, me fueron saliendo clientes aquí y allá y al final, opté por establecerme como fotógrafa profesional y autónoma. Acabé abriendo también el estudio, aunque hago mucho más trabajo de calle o visitando a clientes, porque necesitaba separar mi lugar de trabajo, mi oficina, de mi casa.
Hace usted fotografía de bodas, bautizos, comuniones, nacimientos de bebés... ¿Qué es lo que más le gusta y lo más gratificante?
-Soy madre de dos niños y tengo debilidad por los pequeños. Disfruto mucho haciendo reportajes de niños recién nacidos, me resulta muy especial. Y en cuanto a lo gratificante, lo que de verdad me satisface es cuando entrego un trabajo, el que sea, y veo que al cliente le gusta y lo valora. Que valoren el esfuerzo, los conocimientos y la creatividad que hay detrás de lo que una hace es lo más gratificante. Aunque muchas veces no es fácil que eso ocurra, porque hay mucha gente que piensa que cualquiera, con una cámara en la mano, puede hacer fotos.
¿Cómo es su estilo?¿Le resulta complicado innovar o hacer cosas diferentes, cuando las temáticas no cambian tan a menudo?
-Tengo mi propio estilo, con predilección por el primer plano y el blanco y negro. Pero para un fotógrafo, es vital ver y ver fotos, observar lo que hacen otros compañeros, las tendencias que están en boga, en tu propio entorno y fuera de él. Mi fotografía de hace un par de años, por ejemplo, no es la de ahora, y qué decir si la comparamos con hace una década, cuando empecé en esto profesionalmente. Hay que seguir tendencias y tratar de adaptarlas al estilo propio. Y formarse. No pasa un año sin que haga un curso nuevo. Y también hay que renovar el material, que es muy costoso.
Se acercan las fiestas de Irun y usted, como otros profesionales de la ciudad, estará volcada durante días en ellas, especialmente haciendo fotos de las cantineras del Alarde. ¿Cómo es ese trabajo?
-Es largo y agotador, pero bonito y gratificante también, aunque no siempre. Yo no suelo hacer fotos de encargo, dedicándome a una cantinera, por ejemplo, sino que hago fotos de todas, y también de los mandos. Desde los ensayos hasta la presentación del día 28 de junio, la Revista de Armas del día 29 y el propio Alarde, el día 30. Al final de todo ese trabajo, puedo tener entre 25.000 y 30.000 fotos, que hay que clasificar, seleccionar y editar. De una cantinera pueden quedar unas 300. Luego, ofrezco esas fotos. Algunas se pasan por el estudio y las compran, otras puede que ni venga a verlas,. porque no están obligadas a ello, desde luego. El Alarde de Irun y el de Hondarribia son las fechas de más trabajo del año, pero una no puede vivir únicamente de eso. Hay gente que me tiene un poco encasillada como fotógrafa de cantineras. Me halaga por un parte, y no hay duda de que los alardes son un escaparate a raíz del cual me surgen clientes para otros trabajos. Pero no se vive de cantineras todo el año. Y que sepan que sé y puedo hacer otras muchas cosas.
¿Qué momento del Alarde es el más gratificante de retratar?
-Sin duda, la bajada de la calle Mayor. Es un momento de emoción para las cantineras, porque se acerca el final de su día, y la gente en las aceras enloquece. Pasados los meses, hay cantineras que vienen a ver esas fotos y todavía se emocionan.