oñati - Hace dos décadas que doce jóvenes enganchados a la música coral se embarcaron en la puesta en marcha de Oñatiko Ganbara abesbatza. Entre ellos se encontraba Oihana Díaz. Hoy 20 años más tarde aquella aventura se ha convertido en una consolidada formación que aglutina en sus filas a 32 coralistas de entre 18 y 40 años. En esta entrevista Díaz repasa diversos episodios que forman parte del presente y pasado del coro oñatiarra: una historia que en su todavía vigésimo aniversario atesora un provechoso recorrido empapado de ilusiones, proyectos, mucho trabajo y reconocimientos.

Los días 26 y 27 participareis en el Gran Premio Nacional de Canto Coral que se celebrará en el municipio zaragozano de Ejea de lo Caballeros. ¿Cómo afrontan este nuevo reto?

-Como siempre, con muchas ganas e ilusión. Un certamen de esta categoría supone mucho trabajo porque requiere estudiar un mayor número de obras que en otro tipo de concursos. Tomaremos parte cuatro agrupaciones, además de Ganbara, la Escolanía del Orfeón Pamplonés, el Coro de Cámara de Madrid y el Coro de Cámara Alterum Cor de Valladolid. Estamos trabajando para conseguir un buen resultado y, a poder ser, ganar una vez más el Gran Premio de Canto Coral.

Así que en su palmarés Ganbara abesbatza ya cuenta con este galardón.

-Sí. En 2004 participamos en este concurso y lo ganamos, tras el triunfo en 2003 en el Certamen Coral de Ejea de los Caballeros.

La cita se enmarca dentro del programa conmemorativo del 20º aniversario. ¿Qué otros actos tienen previsto llevar a cabo?

-En enero presentamos nuestro segundo disco, Amaraun, y en julio visitaremos tierras alicantinas para participar en el Certamen de Habaneras de Torrevieja. A finales de años llevaremos a escena el espectáculo Carmina Burana, la memorable pieza del compositor alemán Carl Orff.

¿Qué le caracteriza a Ganbara? ¿Cuál es la receta para mantener tanta ilusión?

-Siempre ha existido una gran amistad entre sus integrantes. A todos nos encanta cantar y nos lo pasamos muy bien haciéndolo. Nos une la música, por supuesto, pero hemos sabido hacer más cosas que cantar en grupo y eso ha caracterizado a Ganbara desde sus inicios.

Lleva en la coral desde que comenzó su rodaje. ¿En qué ha cambiado la formación, que sigue siendo joven, en estos 20 años?

-¡Qué complicado! (sonríe). El cambio más evidente ha sido su dirección. Los pocos que seguimos de aquellos doce jóvenes que empezamos con este proyecto hemos conocido a cuatro directores distintos. Comenzamos con Gorka Cueva, al que le cogió el testigo Esteban Urzelai. Después llevó la batuta Alaitz Urkia y en la actualidad, Aitor Biain. Como es lógico, en 20 años ha habido altibajos y el grupo ha variado en sus integrantes. Creo que el mayor cambio, en este sentido, se dio aproximadamente hace cinco años cuando tanto el director como un grupo de cantores decidieron abandonar la agrupación. Fuimos muy capaces de afrontarlo y al poco tiempo de que Aitor tomara las riendas del grupo obtuvimos el segundo puesto en el concurso de San Vicente de la Barquera.

Veo que les van los concursos...

- Creo que somos un grupo que necesitamos de la tensión y de los objetivos que te hace marcar la participación en un certamen, para estar alerta y no bajar la guardia. Nos crecemos cuando conseguimos un triunfo y esto nos motiva para seguir trabajando.

¿De qué salud goza el coro?

- En estos momentos, de muy buena salud. Es verdad que siempre flaquea un poquito el tema de los varones en este mundo, pero yo ya lo tengo asumido. Aunque, en nuestro caso, tampoco nos podemos quejar. Además, gracias a la cantera de Ganbara se han incorporado algunos integrantes y esperamos que este año también se nos unan nuevos amigos.

Tienen nutrida la cantera gracias al trabajo que Ganbara Kantu Eskola realiza para promover la música coral entre los niños. Fruto de ello son las formaciones infantiles que desde 2004 han ido viendo la luz: Ganbara Txiki, Txikitxoak, Gazte, los talleres de lenguaje musical y el proyecto Ikastetxeak kantari.

- En cuanto a cantidad, nos siguen muchos niños y niñas, pero es cierto, a su vez, que nunca se sabe qué va a pasar, porque de repente puede ofrecerse otra actividad en el municipio y contar con una gran aceptación. De todas formas hay gente que trabaja muy duro para dar continuidad a este proyecto. Así que no cabe la menor duda que se hará todo lo posible para como mínimo mantenerlo y seguro, para mejorarlo.

En su caso, ¿cómo empezó a cantar?

-En nuestra casa siempre se ha cantado mucho: mi abuela, mi madre, mi hermana (esta última también canta en Ganbara) y ahora mi hija, que ha comenzado este curso en kantu tailerra, no sé hasta dónde llegará pero le encanta (vuelve a sonreír). Yo comencé en el coro de Txantxiku ikastola con Loli Ordoki cuando apenas tenía nueve años. Una vez llegada la hora de salir de la ikastola para seguir mis estudios en otro centro, Loli me propuso incorporarme al coro Oñati abesbatza al que por aquel entonces acudíamos muchos jóvenes a cantar. Es allí donde nos unimos y Gorka Cueva inició aquel proyecto que hoy en día ha tomado semejante dimensión: Ganbara Kantu Eskola.

Si tuviera que destacar un momento vivido en estos 20 años, ¿con cuál se quedaría?

-Los días que vivimos en Maribor. Tomamos parte en el Certamen Coral Internacional, en Eslovenia. Fue impresionante, muy emocionante y muy bonito. En mi opinión es el mejor momento de Ganbara en su trayectoria, el de mayor auge. Pero tampoco se me olvidan los días que pasamos en el concurso coral de Berrioplano, en Navarra.

En pocas palabras, ¿qué le ha dado Ganbara?

-Ilusión, emoción, el llevar a cabo un trabajo que es agradecido y, sobre todo, amigos.