"Estoy encantado de haber pasado del bullicio de la calle San Pedro a la tranquilidad de Meaka"
Después de diez años tras la barra del Gran Sol de Hondarribia, Txemi M. Artola ha cambiado de aires para abrir Amona Kattalin Txokoa, en el barrio irunés de Meaka
irun - Aunque solo tiene 39 años, Txemi M. Artola se ha curtido en cocinas y barras desde los quince años. "Mi madre me dio el ultimátum de o estudiar, o trabajar, y empecé en el Hogar del Transeúnte de Trintxerpe, con María Dolores y con Manuel Pasín, por mediación de Juanjo Arin Urkola, que fue como un padre para mí", explica Artola, que nació en Trintxerpe, ha vivido y trabajado mucho en Donostia ("desde el hotel Amara Plaza, el Tedone de Gros, el Robinson o La Bodega Donostiarra hasta el Goiz Argi de las brochetas de Juli y Agustín"). Y entre medias ha tenido tiempo de "trabajar vendiendo zapatos o limpiando pisos nuevos a final de obra, antes de su entrega". Pero su pasión y oficio es la hostelería y la cocina.
¿Por qué ha dado el salto de la barra de Gran Sol y el equipo de Bixente Muñoz a montar su propio negocio?
-Gran Sol ha sido un lugar en el que he trabajado y aprendido muchísimo durante más de diez años. Pero llegó un momento en que me vi estresado y saturado, necesitaba algo más de tranquilidad y calma. Uno siempre tiene la ilusión de montar un negocio propio y me puse a buscar locales hasta que di con este, en pleno corazón rural de Irun, en el barrio de Meaka. Aquí me he venido a vivir también. He cambiado el bullicio y las prisas de la calle San Pedro de Hondarribia por la tranquilidad de Meaka y estoy encantado.
¿Qué tipo de cocina ofrece en su local? ¿De dónde le viene el nombre, por cierto?
-El nombre de Amona Kattalin Txokoa es un homenaje a mi abuela materna, Catalina Fernández, a la que quiero con locura y que cumplirá 100 años el día 15 de marzo. Y además del nombre, está la filosofía del local. Hacer una cocina de toda la vida, tradicional, trabajando con un producto de la máxima calidad y con el cariño y el mimo que le ponían nuestras abuelas y madres. Eso es Amona Kattalin Txokoa. La gente también busca este tipo de cocina, que puede convivir perfectamente con la de autor.
¿Y qué tal le está yendo? ¿No es hasta casi temerario abrir un nuevo local en estos tiempos de crisis?
La verdad es que no puedo quejarme. Las cosas han ido bien en estos meses y la gente se acerca aquí a almorzar, a comer o a cenar. Está funcionando muy bien el boca a oreja. Y cómo no, hay mucha gente que me conoce y que siempre se anima al menos a venir y probar una vez. El reto está en hacer que repitan. Tengo a tres personas más en el equipo y estoy al día en los pagos de todo, lo que no es mal comienzo. Esto no es como tener un bar o un restaurante céntrico, en el que puedes tener muchas posibilidades de que te vaya bien, si trabajas con el rigor, seriedad y profesionalidad mínimamente necesarios. El reto es hacer venir a la gente hasta aquí, hasta Meaka, y que repitan. ¿Si es una locura abrir un negocio en estos momentos? Ciertamente, lo es. Pero he tenido la suerte de tener la ayuda y el apoyo de mi madre y mis hermanos, y de muchos amigos.
Su corpachón y su desparpajo no pasaban desapercibidos tras la barra de Gran Sol, y tampoco en el desfile de Carnaval de Hondarribia, donde participa desde hace años con la popular comparsa La 3. ¿Faltará a la cita este año o cerrará el local si hace falta?
-El Carnaval es algo casi sagrado para mí, no falto nunca. Siempre fui muy carnavalero. Empecé con cinco añitos en mi Trintxerpe natal, desfilando con la comparsa del grupo de tiempo libre Bóveda, después con la de Fama y ya cuando me vine a Hondarribia, en la de la academia de danza Ainhoa, de mi grandísima amiga Ainhoa Pardo. Lo de La 3 fue más casualidad, porque algunos de la comparsa eran clientes de Gran Sol. Un año me animaron a salir con ellos y hasta ahora. Es una gente estupenda, que juega siempre con el humor y la parodia. Me lo paso bárbaro y no podría faltar a la cita por nada del mundo, tampoco este año. Cerraremos el sábado entre la comida y la cena, y el domingo, aunque yo no estaré, Amona Kattalin Txokoa estará perfectamente atendido por mi equipo.
Su txoko guipuzcoano favorito: La zona de las Ventas de Orio, en Igeldo. Siempre que quiero un poco de tranquilidad, me escapo allí a relajarme.
Un monte: Aiako Harria, es como muy nuestro y tiene muchísimo encanto.
Un paisaje: Mirar al mar desde el faro de Higer, en Hondarribia. En verano suelo escaparme allí.
Una playa: Soy poco playero.
Una fiesta: Santo Tomás y el día de San Sebastian. Y espero disfrutar más de las de Hondarribia.